“Que el blanco sea blanco. Que el negro sea negro. Que uno y uno sean dos, como exactos son los números. Depende…”. En el peronismo tucumano, como en las estrofas del tema de Jarabe de Palo, las certezas son relativas. Y todo depende tanto de las perspectivas, que una reunión entre Osvaldo Jaldo y Juan Manzur no implica precisamente un acuerdo electoral.
“Depende” es la palabra que más corea la dirigencia tanto del gobernador como del senador para definir el significado de la foto del miércoles 9 de Julio.
En las cúpulas de los dos sectores del justicialismo, del oficialismo y del antimileísta, coinciden en que el encuentro entre ambos es hasta aquí sólo un gesto institucional.
Los amagues para un primer acercamiento público venían desde hace tiempo. Hubo un desencadenante: las expectativas sobre un buen rendimiento electoral de La Libertad Avanza (LLA), principal rival del PJ en octubre. Palabras más, palabras menos, hay quienes en el justicialismo dicen que, si las dos vertientes compiten por separado en las urnas, corren el riesgo de perder.
Cerca del ex gobernador consignan que tenía la intención de reaparecer en el plano local para dar un mensaje de búsqueda de unidad. La escena se decidió ese lunes anterior, en una cena en su casa con dirigentes del Oeste, más precisamente de Famaillá. Manzur y la famaillense Sandra Mendoza avisaron al entorno de Jaldo y se pactó la cita en el despacho y la participación en los actos oficiales. El contacto habría sido mediante el vice Miguel Acevedo y luego, personal.
Los protagonistas no hablaron explícitamente de las elecciones porque había demasiada gente alrededor, pero quedó abierta la puerta para hacerlo. Porque el primer paso se dio y los gestos, en política, valen. Que Manzur haya ido al despacho de su némesis, que haya salido a la explanada en el lugar que el protocolo estipula para los senadores de la Nación y que haya estado en el Tedeum fue especialmente subrayado por el jaldismo como promisorio.
A la novedad de la aproximación Jaldo-Manzur se sumó a las pocas horas otro hecho político trascendente: la formalización del frente “Fuerza Patria”, que integran dirigentes afines a Manzur.
La rapidez con la que se dieron los dos acontecimientos generó confusión en la dirigencia y en el ambiente político en general. Apenas estaban interpretando la foto del gobernador y su antecesor como un indicio de unidad cuando los disidentes lanzaron la propuesta electoral propia.
Aunque hubo un detalle fundamental que no escapó a los análisis y en el que ahondaremos más adelante: Manzur no figuró en las invitaciones que se distribuyeron ni estuvo en el acto. Salvo la senadora Mendoza, el resto de los referentes díscolos tampoco había estado acompañándolo en los actos patrios.
¿De qué depende? Versión jaldismo
La alianza tiene alguna chance, porque en la político todo es posible. Que llegue a concretarse está atado, sin embargo, a una serie de condiciones, por parte de los dos sectores.
En el entorno de Jaldo, que lidera el frente “Primero Tucumán”, afirman que se subió sólo un peldaño en una escalera larga. Subrayan, de todas maneras, que al menos hubo un avance. Analizan varios factores que son condicionantes y estos son los principales:
1-Escenario electoral. Tendrá especial protagonismo el análisis de cómo está el panorama al momento de las definiciones. En cuanto al ámbito nacional, seguirán de cerca el camino hacia las elecciones en Buenos Aires (son en septiembre) y cómo será la performance en la campaña del frente del PJ nacional. Sobre todo, por las consecuencias positivas o negativas que eso puede generar en el armado tucumano.
En la Casa de Gobierno también observan el tránsito de LLA hacia octubre. Estiman que podría producirse un descenso en las adhesiones que tuvo en Tucumán en las últimas elecciones nacionales por la situación económica y por ajustes a determinados sectores, como el universitario o en reparticiones y programas nacionales.
En cuanto al plano local, hay tres aspectos. El primero tiene que ver con las mediciones: para tomar las decisiones políticas, el conductor del oficialismo se toma muy en serio los números. La idea es tener datos específicos sobre qué potencialidad pueden tener sus disidentes y cuánto puede sumarle o restarle ir en unidad.
El segundo es la oposición. En el Ejecutivo celebran que los sectores que pueden ser relativamente afines ideológicamente a Milei estén haciendo todo lo que puede beneficiar al PJ, según consideran. La dispersión es una gema para el sector gobernante. Entienden que si LLA, los ex Juntos por el Cambio (radicalismo más ex alfaristas), Fuerza Republicana y CREO van por separado, se dividen los votos del antiperonismo.
2- Los candidatos. El peronismo de Jaldo no tiene aún una definición y es un asunto pendiente de relevancia. Por la cabeza del mandatario dan vueltas varios nombres, pero no termina de cerrarle una combinación que considere competitiva. Ir a la cabeza de la nómina sigue siendo una opción más que interesante para aspirar a un triunfo, según la imagen de la gestión y de él mismo. Sabe que la competencia es contra Milei y el sello de LLA.
Si Jaldo es el candidato, la estrategia y las previsiones serán unas y si opta por otras figuras, tendrá que cambiarlas.
¿Cuántos lugares estarían dispuestos a ceder? El 50% y 50% está totalmente descartado por esta facción. Entienden que el oficialismo aporta más votos y la gestión y que no correspondería otra proporción. El número de lugares sería uno con chances de salir (entre los primeros tres), si se llega a la instancia de discutir el tema.
3-La campaña. La tónica es algo que preocupa a la Casa de Gobierno ¿Cómo conciliar un discurso de centro derecha con uno más progresista? Jaldo necesita confrontar con LLA, pero de manera controlada. La razón es que tiene como mínimo dos años más de convivencia de gestiones por delante. El kirchnerismo lógicamente lleva como banderas las críticas durísimas a la Rosada y al Presidente.
Versión antimileísmo
En el armado de “Fuerza Patria” también remarcan que el gesto de Manzur fue netamente institucional y para sentar más presencia en la provincia. Aseveran que la imagen del 9 no cambia el rumbo del proyecto político por ahora. Si bien consideran que la unidad es una meta siempre en el movimiento, también ponen en la balanza una serie de reparos.
Están convencidos de que acordar no significa deponer todo el trayecto transcurrido hasta aquí.
No se trata, sostienen, sólo de obtener un lugar “salible” entre los postulantes del oficialismo. Asumen que las conversaciones tienen que ser por la mitad de los lugares. También necesitan que se charle respecto de qué actitud tendrán los diputados que resulten electos en relación a las propuestas de los libertarios en la Cámara. En el mismo paquete querrían incluir cuestiones comarcanas no menores: la situación de Tafí Viejo, el trato hacia los dirigentes manzuristas que quedaron fuera del “sistema”, sin contratos ni espacios en el Gobierno, o la conformación de la mesa de la Legislatura. “Acordar, es acordar todo”, insisten. Son tajantes: las herramientas para la unidad están netamente en poder de Jaldo.
En el acto de presentación estuvieron las cabezas del armado, Pablo Yedlin y Javier Noguera, que ratificó su intención de postularse; Cristian Rodriguez, Sandra Mendoza, Alejandra Rodríguez y Gabriel Yedlin, entre otros.
La conformación del frente, de ocho partidos nacionales afines al kirchnerismo, quedó sellada porque se firmó en el momento del acontecimiento. El 26 harán un acto, 10 días antes del plazo límite del cronograma para registrar los candidatos (es el 16 de agosto). Preparan la visita de figuras nacionales para la ocasión
¿Por qué no fue Manzur? Este es el gran elefante en la sala, que es notorio, pero del que nadie habla. Sucede que el rol de Manzur es cuanto menos vidrioso. El senador adujo que tenía compromisos en Buenos Aires y viajó. Tanto en el antimileísmo como en el oficialismo aseguran que no habría estado entusiasmado con participar. De hecho, aseguran que consideró que se estaba precipitando la presentación y habría pedido que fuese más adelante. En la Provincia perciben que el médico tiene más ganas de acordar que sus representados. Y la sensación no es equivocada.
Muy cerca de Manzur aseguran que quiere la unidad, pero con aspiraciones más “simples” que las de la dirigencia. Argumenta que la unidad del peronismo se tiene que dar para competir juntos y que el PJ no pierda frente a LLA. El resto de los miembros de la línea sostiene que si se concreta, tiene que ser mediante planteos específicos para disputar parte del poder a la otra rama justicialista. Porque argumentan que trabajaron para que Jaldo sea gobernador, pero luego fueron apartados.
Afirman que la preocupación del senador pasaría por cumplir un compromiso con Cristina Fernández y la mesa nacional partidaria como presidente de la organización en Tucumán. No será él, dicen que dice, quien tense la relación con Jaldo o lleve a un quiebre total al peronismo. Su expectativa es establecerse como un garante de la unidad y lograr un acuerdo a último momento. Y que, si no pasa, no quedaría él como responsable de la ruptura.
En el peronismo tucumano las certezas son relativas por estos días. Uno más uno no es dos. Y la unidad depende de muchos factores, anotados en letra chica. Todo depende.








