Lo más probable es que tu conocimiento sobre el chocolate Dubái se circunscriba al último año y no mucho más allá de eso. Es que en los últimos meses, esta receta con pistacho se difundió como un contagio por todo el mundo y miles de bares, restaurantes, pastelerías, panaderías y chocolaterías intentaron imitarlo. Lo que pocos saben es cuál es el origen de la famosa receta.
El chocolate Dubái empezó como una barra de chocolate, más o menos simple, que los influencers buscaron hacer en casa rápidamente. Los resultados fueron increíbles. El chocolate Dubái no solo pasó a hacerse en cada cocina, sino que además se transformó en bombones, helados, churros, alfajores, brownies, paletas y un sinfín de variantes más.
Qué es el chocolate Dubái
Desde sus inicios como fenómeno, la barra de chocolate tuvo como principal característica su relleno de pistacho. Se trata de un lingote de chocolate de leche con foil de colores –generalmente dorado– comestible. En el interior, se mezclan la crema de pistacho, la pasta de semillas de sésamo o tahini y trozos de masa kataifi hecha a base de trigo y agua.
En reemplazo de esta última y para darle su toque crujiente, se suelen utilizar fideos de arroz o fideos ultra finos como capellini –cabello de ángel– o vermicelli. Con más o menos ingredientes, el chocolate Dubái se trasladó a todos los platos dulces posible, ocasionando un faltante de pistacho en el mundo entero.
Cómo surgió el chocolate Dubái
El fenómeno surgió, como su nombre lo indica, en Dubai; precisamente, como creación de la marca Fix Dessert Chocolatier que tuvo su apertura en 2021. El chocolate Dubái apareció hace aproximadamente tres años en las manos de Yezen Alani y su esposa Sarah Hamouda.
Las imitaciones, recreaciones y reelaboraciones no demoraron en explotar cuando las barras de chocolate llegaron a Europa con la cadena de supermercados alemana Lidl. De repente todos los influencers querían probar la famosa barra y desde allí el producto no demoró en llegar y empezar a producirse en Argentina.
Hoy en nuestro país, Mendoza y San Juan se encuentran entre los principales productores de pistacho, pero se comercia sobre todo con el exterior. Ante este escenario y la escasa importación de pistacho, es habitual que haya un faltante de stock que pause y retrase las producciones.








