
Los pingüinos emperadores podrían desaparecer.

Hace algunos años, las postales de la Antártida se inundaban de la imponente presencia del pingüino emperador, el más grande de todos los pingüinos. Pero los registros actuales dan cuenta de su ausencia: la población de esta especie está disminuyendo más rápido de lo que se pensaba, según un nuevo análisis de imágenes satelitales publicado el mes pasado.
Los pingüinos emperadores son bastante exclusivos, ya que habitan solo en la Antártida. Son emblemáticos de aquella región, pero en la actualidad no pueden hacerle frente a la batalla más dura por la supervivencia: el calentamiento global. Nuevos datos obtenidos por el British Antarctic Survey (BAS) reveló el panorama inquietante a través de los registros: la población de estos pingüinos cayó un 22%.
Una tendencia insólita y alarmante
Para el 2018, se estimaba un descenso del 9,5% en todo el continente hasta 2018, pero esa tendencia fue superada dramáticamente por esta nueva investigación. Este estudio se centra en un área más acotada pero fundamental, donde habita cerca del 30% de la población mundial de pingüinos emperador. Se trata de la región clave del continente que abarca la Península Antártica, el Mar de Weddell y el Mar de Bellingshausen.
"Y lo que se encontró allí no puede calificarse de otra forma que alarmante", señaló National Geographic. La reducción equivale a una pérdida media del 1,6% por año en este sector de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, un territorio que duplica en tamaño a varios países europeos juntos.
"La proyección más pesimista de este siglo"
Peter Fretwell, especialista en observación de fauna desde el espacio, es consciente de la incertidumbre inherente al análisis satelital, pero también advierte que, si esta tendencia se replica en el resto del continente, estaríamos frente a una tragedia ecológica sin precedentes.
“Lo que estamos viendo supera incluso nuestras proyecciones más pesimistas para este siglo”, afirma con gravedad. Si las condiciones actuales de calentamiento global se mantienen, los modelos computarizados ya apuntaban a una posible extinción de la especie hacia el año 2100. Que la realidad se esté adelantando a la ficción científica es un signo inequívoco de que algo va muy mal.
Para los pingüinos emperadores es cada vez más difícil sobrevivir
El pingüino emperador depende de una estructura efímera pero vital: el hielo marino estacional. Es allí donde se aparean, incuban sus huevos y crían a sus polluelos. Esta plataforma helada necesita mantenerse estable por al menos ocho meses al año, pero en las últimas décadas su presencia ha sido cada vez más errática e inconstante. Las quiebras prematuras del hielo impiden la reproducción exitosa y dejan a los polluelos expuestos a las aguas heladas antes de tiempo. Esta inestabilidad compromete directamente el futuro de cada nueva generación.
Además del derretimiento del hielo, la investigación subraya que los pingüinos están siendo afectados por una confluencia de factores ambientales. Los patrones de tormentas, nieve y lluvias han cambiado, alterando el delicado equilibrio climático que sostiene sus hábitats.
A esto se suma una mayor competencia por el alimento, ya que otras especies migran o cambian sus zonas de caza debido al calentamiento del océano. Asimismo, depredadores como los petreles, las orcas y las focas leopardo están ampliando su presencia gracias a un mar más accesible y menos cubierto por hielo.








