
Hay territorios de la ciudad en los que manda la anomia. No es una metáfora. En el caso del Camino del Perú, esa aseveración se puede verificar transitando su calzada deteriorada en horarios pico: entre las 7 y las 8 y entre las 17 y las 20 de lunes a sábado. El paisaje es deplorable: caos vehicular, pavimento en mal estado, iluminación deficiente y una gran presión urbana que comprime un camino en el que convive el tránsito habitual de una ciudad con el de las rutas.
Todo este panorama fue detallado con mucha claridad por el lector Jorge Bernabé Lobo Aragón en la carta que publicó en LA GACETA de este jueves. “Por su calzada colapsada circulan camiones pesados, colectivos, autos, motos, bicicletas, peatones y hasta animales sueltos. Todo esto, en una infraestructura que no ha sido capaz de adaptarse al crecimiento poblacional y urbano. Cada cruce se transforma en una apuesta a la suerte”, expresó.
La ruta provincial 315 se extiende desde la intersección del Canal Sur con la avenida Jujuy y concluye en el cruce de la avenida Constitución con la ruta 9. Es decir, recorre San Miguel de Tucumán, un sector de Yerba Buena, de Villa Carmela y de Tafí Viejo. Pero, sin dudas, el tramo más complejo es el que va hacia el norte a partir del cruce con la Belgrano-Perón. A la altura del complejo Natalio Mirkin la calzada se enangosta drásticamente y empieza a mostrar el deterioro típico de las calles que reciben un tránsito excesivo y lento. Así, aparecen baches alimentados por numerosas pérdidas de agua potable y deformaciones en el pavimento.
Entre este sector y hasta lo que se conoce como la Curva de los Vega la presión urbana es altísima. Barrios populosos, como San José y el Oeste II, aportan un flujo vehicular y peatonal intenso. Además, en sus inmediaciones han ido apareciendo barrios cerrados que también aportan un flujo vehicular importante a una calzada ya colapsada.
A eso hay que sumar que el Camino del Perú no deja de ser una ruta en la que convive el tránsito liviano de la ciudad con el pesado. Como enumera Lobo Aragón en su carta, es posible ver camiones enormes cargados con ladrillos, colectivos, camionetas, autos, motos, bicicletas, carros tirados por caballos, chicos que van a la escuela y vecinos que se mueven a pie. Por estos días, la zafra del limón se hace sentir con el lento tránsito de enormes camiones que viajan desde las fincas hacia los packings. Esto refleja otro problema: se trata de una zona en la que la ciudad y el campo todavía conviven. Entonces, a las dinámicas urbanas se suman algunas rurales que le suman tensión al tránsito.
Una alternativa que muchos conductores esperan con ansias es la posible apertura de una calle que comunique el Camino del Perú con la calle Fanzolato, en Yerba Buena. De acuerdo con los planos, esta calzada desembocaría a la altura del loteo Alto del Cevil 3 y permitiría conectar de manera directa con la avenida Perón y con barrios como El Bernel y los tres Alto Verde. Es decir, ayudaría a descomprimir de un modo radical el tramo más complicado del Camino del Perú. Creemos que es necesario apurar las gestiones para concretar esta u otra alternativa que ayude a mejorar la calidad de vida de los vecinos de una zona que parece degradarse día tras día.