Andrés Malamud: “Hoy las organizaciones políticas valen menos y los líderes valen más”

Andrés Malamud: “Hoy las organizaciones políticas valen menos y los líderes valen más”

El destacado politólogo de la Universidad de Lisboa analiza la crisis de los partidos, las perspectivas de las próximas elecciones argentinas, la caída de la participación ciudadana y la crisis de Medio Oriente. “Algunos pensaron que podíamos estar en manos de locos pero no lo estamos”, plantea.

06 Julio 2025

Por José Antonio Romero Feris para LA GACETA

- ¿Cómo ves la situación de Medio Oriente?

- Muchos temieron que la guerra entre Israel e Irán fuera el prolegómeno de la Tercera Guerra Mundial. Nunca estuvo cerca de pasar porque una guerra mundial se produce cuando potencias mundiales se enfrentan. Ni Israel o Irán lo son. China y Rusia no estaban dispuestos a jugarse la piel por Irán. Sí, Estados Unidos por Israel pero en su momento planteó “hasta acá está bien”. Hay riesgo para los civiles y los mercados. De haberse prolongado, el aumento del precio del petróleo hubiera generado una disparada de la inflación y las tasas, con un impacto económico global.

- Esto nos muestra lo delicado que es preservar los equilibrios y los riesgos de las decisiones apresuradas.

- Algunos pensaron que podíamos estar en manos de locos. No lo estamos, ninguno de los actores es irracional. Algún puede ser menos inteligente o errar el cálculo pero Trump, Netanhayu y Khamenei tienen un mismo objetivo: permanecer en el poder. Por lo tanto ninguno hará nada que atente contra ese objetivo. Lo que se negoció indirectamente fue cómo “salvar la cara” para que cada uno pudiera decir que había ganado. Destruir al enemigo es secundario para los tres respecto de la propia supervivencia política.

- Independientemente de este conflicto, el mundo está con muchos problemas.

- El mundo tiene otras guerras. Tenemos la guerra en Gaza. Conocemos bien la guerra provocada por la invasión rusa a Ucrania. Conocemos mucho menos las guerras que tienen lugar en África (en la República Centroafricana, en Sudán, en el Congo). En América latina no hay guerras y por eso nos llaman tanto la atención en los otros continentes. Nosotros naturalizamos la paz pero el conflicto es la condición natural de la humanidad. Construimos una inesperada zona de paz en América latina que se basa en casos como el de Argentina y Brasil que desistieron de producir armas nucleares y que establecieron un control recíproco. Argentina, Brasil y México tienen tecnología nuclear y en los tres casos se usan con fines civiles. En este aspecto somos un ejemplo para el mundo.

- ¿Cómo ves el panorama electoral argentino?

- Destaquemos que son elecciones intermedias para elegir legisladores, salvo en Corrientes y Santiago del Estero donde también se elegirán gobernadores. Entre las rarezas argentinas tenemos el desdoblamiento electoral (en México, Brasil y Estados Unidos, con sistemas presidencialistas como el nuestro, se vota todo al mismo tiempo). Otra rareza es la de los partidos provinciales (en México, Brasil y Estados Unidos no existen). Tercera rareza: Argentina es el único país del mundo en el que su cámara de diputados se elige por mitades. La foto de la cámara de diputados refleja las dos últimas elecciones y por lo tanto los cambios son más suaves.

- ¿Cómo ves la baja participación en las elecciones?

- En todas las elecciones provinciales hubo una reducción de la participación pero eso no debe llevarnos al catastrofismo. En ningún caso la reducción llegó a la mitad. Oscilaron entre un 55 y un 65% de participación. Desde la recuperación de la democracia, los argentinos estamos habituados a niveles de un 80%. Hay elementos que influyen, además de la decepción, como el envejecimiento de la población –hay más electores mayores que están en el padrón pero que no está obligada o tiene más dificultades para trasladarse a votar- o el nuevo segmento de jóvenes de 16 a 18 años –amplían el padrón pero no están obligados-. La baja participación es una señal de alerta pero no significa que la democracia sea repudiada por los ciudadanos. Por el contrario, vemos cierto proceso de removilización incentivado por liderazgos nacionales de la Libertad Avanza o provinciales –donde ganan los oficialismos-.

- Es posible que la baja participación en elecciones intermedias también se deba a la falta de actividad que se traduce en leyes pendientes como la de coparticipación.

- El Congreso está en mora, en falta con ciertas leyes requeridas por la Constitución reformada en 1994, entre ellas la de coparticipación, que es muy complicada porque requiere el consentimiento de todas las provincias. La gente cuando vota, en general aprecia los ejecutivos, y en las legislativas vota a favor o en contra de los ejecutivos en el cargo. Por eso es probable que si la inflación sigue un camino descendente, el oficialismo nacional tenga un éxito legislativo en octubre. Ese éxito puede conformarse con un 40% porque la oposición está disgregada. El Presidente es el sol alrededor del cual gira la política en un país presidencialista. No significa que sea todopoderoso sino que si el Presidente está perdido o disperso, el sistema se desorganiza. Este Presidente, como hace 80 años hizo Perón, está constituyendo un partido desde el poder. El futuro político argentino depende de la forma en que se reestructuren los partidos de la oposición. Hasta ahora vemos que lo hacen alrededor de los gobernadores. El país sigue siendo en el siglo XXI lo que era en el siglo XIX. Un conjunto de provincias, que se pueden coordinar mejor o peor. Cuando se coordinan mejor, tenemos un país próspero.

- ¿Qué perspectivas tienen los partidos?

- En este momento los partidos están en baja en todo el mundo; se ha diluido su función representativa. Mantienen su utilidad como instrumento de gobierno pero ya no son necesarios para ganar una elección, como probó Javier Milei. Ya no son necesarias las alianzas entre partidos políticos sino la buena relación personal entre dirigentes clave. La boleta única de papel lo promueve porque diluye todavía más la entidad de los partidos y resalta la figura de los dirigentes. Esto implica que se necesitan más cafés, asados, más contacto entre las personas que gobiernas. Hoy las organizaciones políticas valen menos y los líderes valen más.

*Este es un fragmento de la entrevista transmitida originalmente en Corrientes de pensamiento, en el Canal Metro.

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