Hay que pasar el invierno y llegar hasta octubre

Hay una parálisis en el sector citrícola. Hay una parálisis en el sector citrícola. ARCHIVO

La distancia es abrumadora. Mucho más que los 1.400 kilómetros que separan a Tucumán desde el corazón del poder, desde el histórico lugar donde se toman las decisiones. El derrame de una macroeconomía pujante no llega a este castigado norte argentino. En el juego de los promedios, la marginalidad de las economías regionales no suman tanto como los datos de la Pampa Húmeda o del comportamiento de Vaca Muerta.

La heterogeneidad argentina es evidente. Tres zonas en un mismo territorio. Tres realidades que distan entre sí. La apertura comercial causa incertidumbre. La industria nacional, en general, y regional, en particular, tiembla. No cierran los costos; se pierde competitividad y la carga tributaria sigue siendo pesada. Las regulaciones continúan y no se vislumbra aún las reformas impositiva, laboral y previsional.

Parate en la citricultura

Por si todo esto fuera poco, ahora se sumó la interrupción de la provisión de gas a la industria y del Gas Natural Comprimido (GNC). El frío polar impactó con fuerza. El daño en los cultivos por ahora no se puede calcular, pero sí ha causado un parate en la citricultura. Cuanto menos, se perderán de 20.000 a 25.000 jornales hasta tanto se normalice el abastecimiento.

Las tarifas de gas natural acumulan un aumento del 1.482% en lo que va del gobierno del presidente Javier Milei, según lo difundió el Observatorio de Tarifas y Subsidios IIEO de UBA-Conicet; pero parece no ser suficiente para corregir el atraso heredado, invertir en el sistema y evitar cortes en plena ola polar. Las debilidades del sistema energético en Argentina quedan expuestas en cada ocasión que el consumo se dispara por altas o bajas temperaturas, teniendo que recurrir a cortes en el suministro y medidas de emergencia para lograr el menor impacto posible. “No tenemos cómo resolver este tipo de cuestiones. Son decisiones que se adoptan a nivel nacional”, comenta a LA GACETA un funcionario del gabinete del gobernador Osvaldo Jaldo. Los textiles van en procesión hasta el primer piso del Palacio de Gobierno. Otro tanto sucede con los gremialistas del sector privado que buscan la reactivación, pero no la encuentran.

El Estado, mientras tanto, trata de sostener el consumo. Las preocupaciones actuales pasan por cerrar, lo mejor que se pueda y en un clima de paz social, las paritarias. El ofrecimiento es claro: recuperar parte del terreno perdido por la inflación en el primer tramo del año y continuar los reajustes salariales a los casi 120.000 agentes públicos de acuerdo con la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Hoy por hoy, esa propuesta tendría un costo fiscal cercano a los $ 8.200 millones. Casi aceleradamente, se consume el ahorro acumulado como Fondo Anticíclico desde que Jaldo llegó a la gobernación. Eso es lo que le preocupa al ministro de Economía, Daniel Abad. La otra cuestión pasa por los ingresos. El mes pasado se observó una caída estimada en unos $ 8.500 millones (casi coincidente con el costo del aumento salarial) por el menor ingreso de la coparticipación neta. En el Gobierno nacional se aferran al incremento nominal de esos ingresos. Sin embargo, en junio, supuestamente otro mes de altos giros coparticipables, las provincias recibieron de menos por efecto del uso de los saldos a favor para pagar Ganancias. La motosierra funciona en todo sentido. Por eso, en Tucumán, los industriales indican que hay que pasar el invierno, mientras que los funcionarios sostienen que hay que llegar hasta las elecciones de octubre, con el menor impacto de crisis posible.

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