Este 5 de julio, el santoral católico celebra la memoria de varios santos que dejaron su huella en la historia de la fe. Entre los principales se encuentra Santa Zoe de Roma, mártir del siglo III. Según la tradición, Zoe fue perseguida y ejecutada por su fe durante el reinado del emperador Diocleciano, y es considerada protectora de las familias cristianas.
Santa Zoé de Roma: la mártir que desafió a sus perseguidores hasta el final
Cada 5 de julio, el santoral católico recuerda a Santa Zoé de Roma, mártir del siglo III que murió por su fe durante las crueles persecuciones del emperador Diocleciano. La historia de su martirio refleja la valentía de los primeros cristianos frente a la opresión.
Zoé y su esposo, Nicostrato, habían decidido dedicar su vida a la oración y a ayudar a los cristianos encarcelados por motivos religiosos. Ambos apoyaron al soldado cristiano San Sebastián cuando este fue detenido y juzgado por su fe. Tras la muerte de su esposo, también mártir, Zoé continuó auxiliando a los necesitados y a los seguidores de Cristo perseguidos en Roma.
Una noche, mientras rezaba ante la tumba de San Pedro, fue denunciada como cristiana. Las autoridades la arrestaron y la obligaron a sacrificar incienso ante una estatua del dios Marte. Zoé se negó con firmeza y, en sus palabras, desafió a sus captores: “Obligaréis a una mujer a sacrificarse a la estatua de Marte para mostrar que vuestro Marte se deleita y complace en las mujeres, y sin embargo puede hacer su voluntad de la vergonzosa Venus; sin embargo, no obtendrá la victoria de mí, porque llevo mi victoria en la frente”.
Por su negativa, fue encerrada durante cinco días en una celda oscura, sin agua ni alimento. Al sexto día, el gobernador Flaviano la sometió nuevamente a presiones para que renunciara a su fe, pero Zoé se mantuvo firme. Entonces, fue condenada a una muerte brutal: la colgaron de un árbol por los cabellos y encendieron una hoguera bajo ella. Según los relatos, el fuego fue alimentado con excrementos, lo que provocó gases letales que la asfixiaron antes de que las llamas llegaran a su cuerpo.
Su ejecución tuvo lugar el 5 de julio del año 286. Para evitar que los cristianos recuperaran su cuerpo y lo veneraran, los verdugos ataron una gran piedra a su cuello y arrojaron sus restos al río Tíber.
Hoy, Santa Zoé es recordada como símbolo de fe inquebrantable y de coraje frente a la injusticia, especialmente para quienes sufren persecución por sus creencias.
Otros santos
También se recuerda a San Antonio María Zaccaría, sacerdote italiano fundador de los Clérigos Regulares de San Pablo, conocidos como barnabitas. Nacido en 1502, impulsó la renovación espiritual y la reforma de la Iglesia en el siglo XVI, y es venerado como patrono de los médicos.
El 5 de julio se conmemora además a San Cipriano de Cartago, obispo y mártir; a San Esteban de Rieti, abad italiano del siglo XIII; y a San Agatón de Alejandría, monje egipcio conocido por su vida austera y su entrega a la oración.
Estas celebraciones del santoral invitan a reflexionar sobre el compromiso y la entrega de estos hombres y mujeres que, en distintos contextos históricos, defendieron su fe y dedicaron su vida al servicio de Dios y del prójimo.