30 Junio 2025
La elevación del mar impacta de lleno contra las regiones más bajas del país.
El incesante avance del cambio climático proyecta un futuro sombrío y húmedo para las extensas costas de la Argentina. Prestigiosas investigaciones a nivel mundial han puesto el foco en la vulnerabilidad del territorio nacional frente al aumento del nivel del mar, un fenómeno que amenaza con redibujar nuestros mapas y dejar bajo el agua a numerosas ciudades para finales de siglo. Los pronósticos, lejos de ser una fantasía distópica, se basan en rigurosos modelos científicos que urgen a tomar acciones inmediatas para mitigar un impacto que se avizora catastrófico.
Dos de los análisis más contundentes provienen de instituciones de renombre global. Por un lado, la organización científica Climate Central, con sede en Estados Unidos, señaló de manera consistente los riesgos asociados a un incremento de la temperatura global. Sus proyecciones indican que un aumento sostenido de la temperatura acelerará el derretimiento de los polos y glaciares, un factor determinante en la crecida de los océanos. Por otro lado, un estudio de gran repercusión de la Universidad Tecnológica de Nanyang (UTN) de Singapur, una de las principales casas de altos estudios de Asia, cuantifica la amenaza: un posible aumento del nivel del mar de hasta 1.9 metros hacia el año 2100. Esta elevación, que puede parecer menor a simple vista, tendría consecuencias devastadoras para la topografía de un país con miles de kilómetros de costa.
Ciudades argentinas que quedarían bajo el agua para 2100
Los análisis de Climate Central fueron particularmente enfáticos al señalar la delicada situación de las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos. La organización sin fines de lucro, compuesta por destacados científicos y periodistas especializados, utiliza herramientas de mapeo interactivo que permiten visualizar las áreas que quedarían inundadas bajo diferentes escenarios de calentamiento global. En sus modelos, un aumento de la temperatura promedio de 3°C respecto a los niveles preindustriales desataría un derretimiento de masas de hielo a una escala tal que las aguas del Atlántico avanzarían de manera implacable sobre la costa bonaerense.
Imagen ilustrativa. Producción realizada por la organización World Under Water para concientizar sobre las problemáticas del cambio climático.
En este oscuro panorama, destinos turísticos emblemáticos como Mar del Plata, Pinamar y Villa Gesell enfrentarían la pérdida sistemática de sus playas y la inundación de sus zonas más bajas. La amenaza no se limita a la costa marítima. Las áreas ribereñas, especialmente las vinculadas a la cuenca del Plata y los ríos Paraná y Uruguay, también figuran en la zona de alto riesgo. Localidades del conurbano bonaerense como Quilmes, Berazategui, Ensenada, Lanús y Tigre, así como importantes ciudades entrerrianas como Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Gualeguay y Diamante, verían sus geografías alteradas para siempre. El Delta del Paraná, un ecosistema vital y único, quedaría profundamente afectado.
La proyección de la Universidad Tecnológica de Nanyang y su alcance patagónico
Ampliando la perspectiva, la investigación de la Universidad Tecnológica de Nanyang confirma y expande las zonas de riesgo hacia el sur del país. Sus científicos, utilizando una metodología que combina proyecciones climáticas con la opinión de expertos para refinar los resultados, ofrecen un pronóstico detallado que subraya la urgencia de una planificación a largo plazo. Benjamin Grandey, uno de los autores principales del estudio, remarcó la necesidad de que los gobiernos y planificadores urbanos tomen nota de estas proyecciones para proteger la infraestructura crítica y, fundamentalmente, a las poblaciones que residen en estas áreas vulnerables.
El estudio de la UTN incluye en su listado de zonas amenazadas a importantes centros urbanos de la Patagonia. En Chubut, ciudades como Comodoro Rivadavia, Rawson y Rada Tilly podrían sufrir el avance de las aguas. En Santa Cruz, el impacto se sentiría en las áreas linderas a los ríos Chico, Santa Cruz y Gallegos, además de las Islas Cormorán. Viedma, la capital de Río Negro, también se encuentra en la lista de riesgo. Incluso en Tierra del Fuego, el extremo sur del continente, se identifican áreas vulnerables en la zona del río Grande. Estas proyecciones de la entidad académica singapurense no hacen más que ratificar la magnitud de un desafío que abarca a toda la fachada atlántica argentina, desde el Río de la Plata hasta el Canal Beagle, instando a una acción climática decidida para evitar que el presagio se convierta en una trágica realidad.
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