Prensa CAT.
LA GACETA en Buenos Aires
Los amistosos de pretemporada siempre sirven para recabar información. Son, como pocas veces, duelos de análisis, de pruebas y de búsqueda de alternativas a futuro, en los que el resultado queda en segundo plano. Funcionan como programas piloto antes del inicio del gran show. Atlético planificó su gira por Buenos Aires con ese objetivo: comprobar si el trabajo de las tres primeras semanas comenzaba a dar frutos. Ayer se disputó el segundo amistoso, frente a Lanús. Esta vez fue un partido de 90 minutos, y durante el entretiempo tanto Lucas Pusineri como Mauricio Pellegrino renovaron por completo sus equipos.
¿Cuáles son las primeras impresiones que deja el “Decano” pensando en el Clausura? A priori, la respuesta se puede dividir en dos ejes: novedades tácticas y puntos a mejorar.
Lo primero a considerar es que Pusineri no modificó su esquema: en ambos tiempos mantuvo el 4-4-2, con dos delanteros definidos. El primer tiempo, sin embargo, dejó una imagen más prometedora que en el complemento. El más relevante: la postura directa en ataque. El “Decano” se destacó por la velocidad y precisión en los pases ofensivos. No enlazó largas secuencias de toques horizontales, sino que apostó a verticalizar el juego.
El DT buscó explotar la velocidad de Franco Nicola y Carlos Auzqui por los extremos, con Leandro Díaz como referencia fija en el área y Mateo Bajamich moviéndose a espaldas de los volantes rivales. La ecuación fue clara: Nicola como creativo por izquierda, Bajamich como delantero flotante y “Loco” Díaz como poste, luchando contra la zaga central del “Granate”. Esa estrategia asoma como una de las cartas que Pusineri podría utilizar durante el campeonato.
Vale mencionar que Nicolás Laméndola, una de las opciones en ese puesto, no sumó minutos debido a un traumatismo en el pie que sufrió en la práctica del martes. Por eso Pusineri decidió preservarlo para el partido del sábado frente a Huracán.
En el segundo tiempo, con los ingresos de Mateo Coronel y Lisandro Cabrera, el equipo perdió dinámica ofensiva. Ninguno de los dos fue bien acompañado por sus compañeros para generar espacios, y casi no tuvieron chances frente al arco de Lautaro Morales. Luis Miguel Rodríguez, por su parte, no manejó la misma intensidad que Nicola, ubicado por el sector izquierdo.
Otro de los puntos bajo análisis es la defensa. La primera zaga, compuesta por Marcelo Ortiz y Clever Ferreira, se mostró firme y segura. El paraguayo, uno de los refuerzos, exhibió virtudes en el anticipo e intentó leer el desarrollo de varias jugadas. Ortiz, por su parte, fue implacable en el juego aéreo y prolijo en la salida desde el fondo.
Los laterales, en cambio, siguen siendo una cuenta pendiente para el “Decano”. Damián Martínez e Ignacio Galván mostraron serias complicaciones en el retroceso frente a Alexis Segovia y Eduardo Salvio. En la segunda parte, Moisés Brandán y Miguel Brizuela tampoco lograron repuntar.
La mitad del campo también presentó algunas novedades. Ante las ausencias de Adrián Sánchez -desgarrado en el sóleo-, Guillermo Acosta y Kevin Ortiz (en proceso de reacondicionamiento físico), Pusineri optó por conformar un doble “5” joven y dinámico en la primera mitad: Leonel Vega y Lautaro Godoy. El juvenil intentó ser el armador del equipo, aunque sufrió con la verticalidad de Salvio; mientras que Godoy se destacó por la precisión y firmeza en los pases, aunque no se proyectó con peligro al área rival.
Kevin López y Ezequiel Godoy tampoco pudieron modificar la historia. Incluso se vieron superados por los volantes del “Granate”.
En definitiva, el amistoso frente a Lanús dejó señales diferentes para Atlético. Si bien el equipo mostró pasajes de buen juego en la primera mitad, con sociedades ofensivas prometedoras y una idea clara de verticalidad, también quedó expuesto en retroceso y en la falta de respuesta colectiva cuando el “11” se renovó. Todavía quedan ensayos por delante y jugadores por recuperar, pero este segundo examen sirvió para reafirmar que hay piezas que comienzan a encajar y otras que aún necesitan ajuste. El “Decano”, de este modo, sigue afinando las piezas de cara a la gran función.







