“Acompañar es sostener”: una campaña que interpela el castigo con cuidado en la lucha contra las adicciones en Tucumán
El mundo conmemora mañana el Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y el Uso Indebido de Drogas, fecha establecida por Naciones Unidas con una fuerte impronta punitivista. Sin embargo, desde hace más de una década, cientos de organizaciones de derechos humanos, salud mental y políticas públicas se unen para resignificar esa jornada bajo otro lema: “Apoye. No castigue” (Support. Don’t punish). Este 2025, la consigna que guía la acción global es clara y contundente: “Acompañar es sostener”.
En Tucumán, la iniciativa tiene como protagonista al Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones (PUNA), dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán. Su directora, Carolina Schargorodsky, conversó LA GACETA sobre los sentidos de la campaña y las urgencias actuales en torno a los consumos problemáticos, con una premisa clave: “las personas que usan drogas tienen derechos, y su situación debe ser abordada desde la salud, no desde el castigo”.
“Esta campaña nace como una contra-cumbre a la propuesta de Naciones Unidas, que tiene una mirada muy centrada en la represión. La nuestra propone cambiar ese eje por uno basado en los derechos humanos, en la reducción de riesgos y daños, y en acompañar desde el cuidado”, explicó Schargorodsky.
Un cambio de paradigma que crece
La directora del PUNA celebró que, a nivel internacional, se están dando pasos importantes para transformar las políticas de drogas. “En marzo de este año, por primera vez, las Naciones Unidas incluyeron en una resolución la necesidad de avanzar hacia políticas de reducción de riesgos y daños. Es un paso muy grande”, valoró.
Este enfoque, explicó, no promueve el consumo, como suelen afirmar los sectores más conservadores, sino que asume su existencia y busca disminuir los riesgos asociados. “Cuando una campaña dice ‘si tomás, no manejes’, eso es reducción de daños. No niega que alguien consuma, sino que intenta que lo haga con el menor riesgo posible. Lo mismo vale para cualquier sustancia”, ejemplificó.
El problema no es la sustancia, sino el vínculo
Schargorodsky insistió en la necesidad de correr el foco del objeto consumido y mirar qué le pasa a la persona que lo consume. “Hay vínculos problemáticos con las sustancias, y otros que no lo son. No todo uso es abuso, y no todo consumo es un delito”, remarcó.
Esta mirada también incluye un fuerte componente antiesigmatizante. “Todavía cuesta hablar de salud mental. Hay vergüenza, hay silencios. Nadie pone en duda a quien pide una licencia por fiebre, pero sí cuando es por un padecimiento subjetivo. Eso hay que cambiarlo”, planteó.
Juventudes que saben, cuidan y no son escuchadas
Una parte central de la campaña de este año está dirigida a las adolescencias, muchas veces señaladas por el mundo adulto desde la desconfianza o la alarma. Pero la experiencia del PUNA en las escuelas preuniversitarias de la UNT demuestra otra realidad.
“Suponemos que los adolescentes son irresponsables, que no tienen nada para decir. Pero lo que vemos es todo lo contrario: conocen prácticas de cuidado, las ejercen en sus grupos y tienen mucha más información que la que teníamos nosotros. El problema es que nadie los escucha”, sostuvo.
Además, propuso que los adultos se hagan cargo de qué mundo les están ofreciendo a las juventudes. “Nos quejamos de que están todo el día con el celular, pero no pensamos qué modelo de juego o de vínculo les damos nosotros. Si no nos ven leer, compartir tiempo en el parque o tener charlas reales, difícilmente podamos enseñarles eso”.
El acceso a la salud como derecho
Uno de los principales obstáculos en el abordaje de los consumos problemáticos es el acceso a tratamientos. “Hay muchos prejuicios, y también hay costos. Pero la ley de salud mental y la ley Jacob garantizan que las obras sociales deben cubrir los tratamientos”, recordó Schargorodsky.
En ese sentido, destacó el rol de la universidad pública. “Desde PUNA ofrecemos un servicio gratuito y confidencial de orientación y primera escucha. Está abierto a la comunidad en Jujuy 463, de lunes a viernes, y también se puede pedir turno por WhatsApp al 3815-98-7878”.
Finalmente, Schargorodsky fue categórica respecto al enfoque represivo que aún predomina en muchas partes del mundo -y también en el país-. “Las políticas prohibicionistas no están basadas en el peligro real de las sustancias, sino en el control de ciertos cuerpos y sectores sociales. Nadie plantea meter preso a quien toma alcohol, aunque el alcohol sea responsable de millones de muertes al año”, sentenció.
Y cerró con una distinción clave: “Trafico y consumo no son lo mismo. Un delito debe ser penalizado. Una persona con un consumo problemático tiene un problema de salud, y necesita ser cuidada, no castigada”.
Actividades por la campaña “Acompañar es sostener”
Centro Cultural Virla, martes 25 de junio: charla del Dr. Carlos Damín (Hospital Fernández), stands interactivos y actividades de concientización.
Plaza Urquiza, miércoles 26 de junio: jornada organizada junto al Sistema Provincial de Salud, con participación del PUNA y otras instituciones.







