Sin novedad en el frente opositor a Jaldo... por ahora

Sin novedad en el frente opositor a Jaldo... por ahora

“Este libro no representa ni una denuncia ni una confesión. Pretende únicamente mostrar una generación que fue destruida por la guerra, aunque escapara a las granadas.”

En la primera página de su novela “Sin novedad en el frente”, escrita en 1929 y situada en la Primera Guerra Mundial, su autor, Erich Maria Remarque, hace una advertencia y una declaración de intenciones. La remake de la película original, de 2022, recibió cuatro premios Oscar y muestra la historia de un joven -Paul- quien, junto a sus amigos, sufre y reniega de un enfrentamiento que había comenzado con euforia, que luego los automatiza en el frente de ataque (donde aparentemente no pasa “nada”) y que los embrutece. El final -alerta de spoiler para los que aún no vieron/leyeron la obra- es trágico.

Algo así sucede en Tucumán entre los líderes de los distintos espacios opositores a Osvaldo Jaldo: parecen sumidos en una eterna espera de definiciones, con la muletilla de que “ahora no es momento” y el orejeo de cartas rogando que aparezca el uno de espada. De todo esto hay bastante, pero en realidad, detrás de las respuestas evasivas a las preguntas sobre qué hay de nuevo en las negociaciones entre los diversos sectores, o sobre quiénes serán los candidatos, sí pasan cosas.

Por estos días, priman el silencio, la desconfianza y la falta de diálogo. Ello favorece la atomización de las distintas fuerzas opositoras y al jaldismo, que también demora definiciones, sacando ventaja de los errores no forzados de sus contrincantes.

Guardia en alto

Con ese panorama, lo que se instala en las primeras líneas son la desconfianza y el egoísmo: pocos están dispuestos a deponer armas para romper la monotonía y muchos se escudan en la certeza de que recibirán una puñalada por la espalda.

En la UCR, por caso, la figura y los muy buenos números de imagen positiva de Roberto Sánchez comenzaron a aglutinar a una mayoría interesante detrás suyo. Sin embargo, algunos sectores internos aún meten ruido, sin contar que Mariano Campero y los suyos ya están fuera, y por ahora otean las elecciones desde afuera. Fuerza Republicana se encamina a seguir en soledad con su sello, luego de prestarlo a los libertarios. Se desconocieron y ahora son como esos vecinos que solían comer asado juntos y que ahora se tiran basura de una tapia a la otra. El PRO, en Tucumán, ni siquiera pasa el corte mínimo como para que su partido gravite en la ecuación, mientras que CREO es más una expresión de deseo que la certeza de que solos pueden conseguir algo, aunque pocos creen que no culminen cerca de los hombres del Presidente. La diputada Paula Omodeo mantiene una excelente relación con los ministros Luis Caputo y Federico Sturzenegger, entre otros, y se especula con que podrían “pedirle” a Lisandro Catalán que sea quien lo secunde.

La Libertad Avanza Tucumán es todo otro caso aparte: poco diálogo con sus posibles aliados y mucho de confianza ciega a la marca Milei. En medio de ello, las disputas internas, los desplazamientos y alejamientos de dirigentes que supieron estar desde los comienzos con LLAT generan resquemores entre los que continúan dentro y entre quienes pretenden sumarse -o aliarse-. Catalán pregona que su interés no es amontonarse con nadie por un par de votos y repite que hablará con todos, siempre y cuando respeten los valores que encarnan los libertarios. Así podría explicarse parte de su pedido para que varios de sus otrora más cercanos dirigentes se alejaran de LLAT. ¿Cuál es el norte del vicejefe de Gabinete del Interior de la Nación? Ese interrogante se abre entre los posibles aliados. Algunos tienen en claro que, como supo proponer Mariano Campero, lo mejor sería forjar una gran alianza opositora que doblegue al peronismo en votos y les dé las bases para arrebatarles el gobierno provincial dentro de dos años. Sin embargo, afirman que la posibilidad de diálogo con los libertarios es escasa, más por la falta de interés de los partidarios del Presidente que por la de ellos. Eso dicen. Y la paciencia se agota.

Del lado de LLAT, la convicción de su plan ganador de cara a los comicios de medio término parece ser la de los líderes del partido a nivel nacional: confiar en que, más allá del nombre del candidato, la figura del “León” traccione los votos suficientes para cantar victoria. Catalán mejora sus niveles de conocimiento en Tucumán, de la mano de acciones directas que viene llevando adelante (la semana pasada dialogó con los transeúntes en la peatonal) y de viajes continuos a su provincia natal.

Igual, hasta ahora, la concreción de un triunfo no se traduce en certeza en este distrito subtropical eternamente peronista y con un gobernador con imagen positiva elevada.

Tampoco está claro si el propio Catalán será postulante porque, como dijo públicamente, depende de lo que el Presidente le pida y del lugar donde el proyecto libertario lo considere más importante.

Su reemplazo sería Manuel Guisone, la joven promesa de la Fundación Federalismo y Libertad, con buena llegada a Milei, pero bajo reconocimiento entre la ciudadanía. Sea uno u otro, de no llegar Omodeo a la segunda línea de la lista, ese casillero podría ser para otra joven dirigente de LLAT, Monserrat Acosta. La politóloga defiende fervientemente los “ideales de la libertad” en sus redes y acompaña el proyecto libertario desde sus inicios.

Números y dudas

Hasta aquí, el frente parece estar sin novedades… pero… todavía mucho puede pasar.

Hay quienes aventuran que podría haber alguna posibilidad de unidad entre radicales, camperistas y libertarios. Hay pocas chances, pero aún existen posibilidades de que ello suceda. De no darse esa unión, al menos dos de esos tres espacios podrían terminar juntos. ¿Por el cambio?

Una encuesta de la consultora tucumana Nyborg, realizada entre el 7 y el 9 de este mes, muestra un escenario de polarización entre LLAT y el peronismo de Jaldo. En “Inclinación política de los habitantes de grandes conglomerados urbanos de Tucumán”, la muestra sostiene que un 35,7% se inclina por LLA y un 31,1% por el PJ de Jaldo. Ninguno de los otros espacios llega ni a un 9%. La cuestión se modifica teniendo en cuenta la intención de voto cuando se pregunta por candidatos y por distritos electorales. Ya algo similar había develado otro trabajo de Isasis/Burdman.

La duda que carcome a los dirigentes es de qué lado les conviene -o no- pararse. ¿Del lado de los “nombres” o de las “marcas”? En criollo: ¿tracciona un “Jaldo” más que un PJ; un LLA más que un “Catalán”; un “Sánchez” más que la UCR? La ideología, bien, gracias.

Comentarios