
¿La detenida es realmente la autora del ilícito? ¿Por qué una mujer, actuando casi de manera “profesional”, decidió hurtarle el celular al gobernador Osvaldo Jaldo en un acto donde había más de 100 potenciales víctimas? ¿Este hecho tiene vínculos con la intervención de Alberdi? ¿En 50 minutos se puede conseguir la información almacenada en el dispositivo? ¿Quién tiene la capacidad tecnológica para extraer los datos guardados en el móvil? ¿Fue un hecho de inseguridad más o un ataque en tiempos electorales? ¿Es casualidad que en menos de seis meses el titular del Poder Ejecutivo tucumano haya sufrido tres ataques que dejan al descubierto la vulnerabilidad de su seguridad? Son demasiadas preguntas que hasta el momento no tienen respuestas, pero sí una certeza: a partir de ahora al dirigente tranqueño lo protegerán de otra manera; no sólo tendrá más custodia, sino que lo blindarán con más tecnología e inteligencia, como lo indican todos los protocolos de cuidados de funcionarios.
Vale la pena repasar el contexto de lo ocurrido para tener un mejor panorama del insólito episodio:
1- El jueves, Jaldo participó en La Cocha de un acto en el que se dejaba inaugurada una oficina del Ministerio Pupilar de la Defensa para que los habitantes de esa localidad tuvieran asistencia legal gratuita.
2- Luego de ese acto, la comitiva se dirigió al salón Rocío para participar de un almuerzo organizado por la intendenta Gabriela Susana Rodríguez y los comisionados de ocho comunas de la zona.
3- Después de haber finalizado la comida, comenzaron los discursos. Al finalizar el acto, cerca de las 17, Jaldo aceptó tomarse fotos con los asistentes.
4- Cinco hombres y dos mujeres le pidieron tomarse una foto con él. En ese momento, Liliana “Pampita” Carrizo colocó la chalina que tenía puesta sobre el hombro del gobernador y supuestamente le extrajo el móvil que el mandatario tenía en el bolsillo interno de su saco.
5- La acusada de hurto se subió a la moto de una vecina y se dirigió hacia su casa de Los Pizarro, ubicada a unos siete kilómetros del salón de fiestas. En el trayecto no intercambiaron palabras porque ella venía consumiendo un helado.
6- Jaldo descubrió que no tenía el móvil cuando se disponía regresar a la capital tucumana. Inmediatamente pidieron la baja de la línea y comenzaron a averiguar quién había cometido el hurto. Uno de los asistentes identificó a Carrizo.
7- Funcionarios y policías se dirigieron hasta la sede de esa comuna donde aportaron todos los datos para dar con la mujer. “A mí me lo dieron”, habría dicho “Pampita” cuando lo entregó. Inmediatamente quedó aprehendida.
La investigación
El fiscal Héctor Fabián Assad inició rápidamente la investigación. Al sospechar que el caso podría haber sido mucho más que un hecho de inseguridad, tomó una serie de medidas extras. Esa misma noche consiguió una autorización para que se allanara la casa de la mujer. De allí se secuestraron tres pendrives, una computadora del programa Conectar Igualdad y un celular. Esos dispositivos fueron analizados el sábado y, en un informe preliminar, en principio no habrían sido utilizados para extraer información.
También hizo un perfil sobre Carrizo. La mujer, en pareja y madre de tres hijos, pese a que actuó como si fuera una experimentada en este delito, no cuenta con antecedentes penales y mucho menos una denuncia en su contra. También estableció que tiene al menos una relación especial con el comisionado de la zona, Héctor Farfor. Las versiones coinciden en que “Pampita”, que trabajó para el manzurismo, habría recibido beneficios adicionales que a otras personas de Los Pizarro no les dieron.
Ahora surgió un indicio clave: habrían utilizado el celular de Jaldo para tomar imágenes donde Carrizo aparece, por lo que el celular podría haber sido sustraído por otra persona y su versión exculpatoria de que a ella se lo habían entregado cobró fuerza y generó más dudas. ¿Quién lo tomó, entonces? ¿Por qué prefirió mantenerse en silencio y no decir todo lo que sabía para evitar ser alojada en un frío pabellón de la Alcaldía de Delfín Gallo? Ahora cambió de defensor y posiblemente decida ampliar su declaración.
Más misterio
Assad ordenó a los efectivos de la Brigada de Investigaciones Sur identificar y entrevistar a la mayoría de los asistentes al encuentro. Durante el fin de semana hubo un desfile de testigos por la comisaría de La Cocha. En esa lista aparecen, entre otras, la mujer que llevó a Carrizo desde el salón de fiestas hasta su casa. Habría indicado que el viaje de regreso había sido normal, que nunca le había realizado comentario alguno sobre el celular, que no la notó angustiada y que no se detuvieron en todo el trayecto.
También fueron identificados dos hombres que habían levantado sospechas. Uno de ellos era un desconocido que nadie podía sabía su nombre y terminó siendo un ex comisionado rural de Santa Lucía que no aportó ningún dato de importancia. El otro es el hermano de José Roldán, el ex secretario de Hacienda del municipio de Alberdi que está siendo investigado por la Justicia Federal, que presta servicios en la comuna de Los Pizarro y que negó cualquier participación en el hecho.
El fiscal también ordenó a la Policía que hiciera un relevamiento de las cámaras de seguridad públicas y privadas para determinar si la detenida pudo haber tenido contacto con otra persona después de haber cometido el hurto. Una que sería clave en la pesquisa deberá ser analizada por los peritos a través de un estudio especial, puesto que el dueño no recuerda la contraseña para ingresar al banco de imágenes que registró.
En el ámbito de la seguridad, los especialistas consideran que 50 minutos es una eternidad para aquellos que buscan obtener información por izquierda de alguien. Recalcaron que el Gobierno debería adquirir tecnología para proteger al dirigente tranqueño.
El fiscal Assad y la querellante Paula Morales, abogada particular que fue designada por Jaldo para acompañar el proceso, piensan lo mismo. En la audiencia de formulación de cargos, ambos hicieron hincapié en que estaban investigando algo mucho más grave que un hurto. El juez Cristian Velázquez les dio la razón a los acusadores y le dictó la prisión preventiva por 30 días a Carrizo, no por el robo, sino para asegurar que no entorpeciera la investigación.
¿Hay motivos?
Muchos tucumanos y los investigadores se hacen la misma pregunta: ¿se trató de un caso de inseguridad o hay algo detrás de este hurto? Eso es lo que se está tratando de establecer. Hasta el gobernador Jaldo desconfía de todo. Sabe que el hecho de haber sido víctima de una primeriza en el delito es una situación vergonzante que pone en duda la seguridad en Tucumán, justamente, justamente, uno de los puntos de la gestión al que más atención le dedica. Pero también reconoce que por tercera vez en menos de un año quedó expuesta su vulnerabilidad.
En marzo, Miguel “Miguelón” Figueroa, el supuesto narco condenado por tres homicidios, logró burlar los controles de un penal federal de máxima seguridad para hacer llegar una amenaza. En abril, tomó estado público que la influencer y cantante santiagueña Valentina Olguín le sustrajo sus datos personales para importar ropa ilegalmente desde Miami, Estados Unidos. Ahora sufrió el hurto de su celular. Demasiados episodios para no contar con mayor protección.