Un ejemplo positivo de educación transformadora

Un ejemplo positivo de educación transformadora

24 Junio 2025

En el pequeño pueblo de Piedrabuena, a 75 kilómetros de San Miguel de Tucumán, una escuela pública secundaria logró ser reconocida como una de las mejores del mundo. La Escuela de Educación Media Gobernador Juan Bautista Piedrabuena fue seleccionada entre las 10 instituciones educativas destacadas por el prestigioso certamen internacional World’s Best School Prizes 2025, en la categoría Colaboración con la comunidad. Esta distinción no se basa en infraestructura, tecnología de punta ni grandes presupuestos, sino en un modelo pedagógico innovador, el compromiso de su equipo docente y el fuerte vínculo con su entorno.

La directora de la institución, Nancy Gómez, lidera desde hace 14 años una transformación educativa que pone en el centro a los estudiantes y al aprendizaje significativo. En Piedrabuena, aprender no se reduce a tomar apuntes. Se construye colectivamente, se exhibe en los pasillos y se convierte en huella. Cada rincón de la escuela está lleno de proyectos: desde una radio escolar hasta un domo planetario construido por los alumnos, pasando por cortos bilingües, un museo de árboles, un lago artificial y hasta un monumento a Malvinas hecho con materiales reciclados.

El enfoque de enseñanza está basado en el trabajo por proyectos, una metodología que fomenta la integración de disciplinas, el pensamiento crítico, la creatividad y el trabajo en equipo. Así, las materias dejan de estar compartimentadas y se conectan con la realidad del alumnado. No es raro ver a los estudiantes diseñando un árbol líquido con microalgas, armando un tren de madera en clase de Física o remodelando un quincho como parte de una materia específica.

Más allá de su propuesta pedagógica, la escuela también se destaca por su vínculo con la comunidad y su capacidad de contener a jóvenes en situación de vulnerabilidad. Desde 2014, cuenta con el apoyo de la Fundación Cimientos, una organización que brinda becas y acompañamiento educativo a estudiantes en riesgo de deserción. Actualmente, 92 alumnos de Piedrabuena reciben este apoyo, que no se limita a lo económico: también incluye tutorías centradas en habilidades socioemocionales, organización del tiempo, responsabilidad y toma de decisiones.

El programa Futuros Egresados de la fundación ha sido clave para que muchos chicos no sólo terminen el secundario, sino que también puedan proyectarse hacia estudios superiores o el ingreso al mundo laboral. La alianza entre la escuela, la comunidad y las organizaciones sociales demuestra que los cambios reales en educación se logran cuando hay redes de apoyo sostenidas en el tiempo.

Este reconocimiento internacional, inédito para una escuela tucumana, fue celebrado por toda la comunidad y por las autoridades provinciales. En tal sentido, se destacó el valor del premio como reflejo del trabajo de cientos de docentes comprometidos. También se puntualizó que no se trata de un caso aislado, ya que muchas otras escuelas trabajan con proyectos similares en articulación con Unicef y otras organizaciones.

Lo que distingue a Piedrabuena es su capacidad para generar sentido. La escuela no es sólo un lugar donde se enseñan contenidos, sino un espacio vivo, donde los estudiantes se sienten parte, construyen, crean, participan. Muchos egresados regresan para ver sus proyectos y se emocionan al constatar que su paso por la institución dejó una marca. En una época de desafíos globales y debates sobre el futuro de la educación, esta escuela demuestra que enseñar con sentido, compromiso y amor puede cambiar realidades.

Piedrabuena representa hoy un símbolo del poder transformador de la educación pública cuando está sostenida por convicción, creatividad y comunidad. Y, sobre todo, muestra que los grandes logros pueden surgir desde los lugares más humildes, cuando se cree en los estudiantes y en su capacidad para construir su propio futuro.

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