Cómo evitar que los pensamientos negativos afecten la salud física: claves de un entrenador para transformar la mente y el cuerpo
Santiago Mungo explicó cómo la rumiación mental puede generar contracturas, problemas gástricos e incluso agravar enfermedades. Técnicas para revertir este proceso desde el bienestar emocional.
“La calidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos”. Con esta frase -atribuida al emperador romano Marco Aurelio-, el entrenador físico Santiago Mungo abrió su columna en Infobae en Vivo, donde abordó cómo los pensamientos negativos y la mala gestión emocional pueden impactar directamente en el cuerpo. Desde contracturas musculares hasta molestias digestivas, el experto advirtió que “el cuerpo grita lo que la mente no resuelve”.
Durante una charla en el programa matutino conducido por Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Cecilia Boufflet, Mungo compartió su experiencia personal con una enfermedad autoinmune para ilustrar cómo incluso una vida aparentemente saludable -con ejercicio regular, alimentación balanceada y buen descanso- puede verse desestabilizada si no se aborda el estrés y la ansiedad de fondo.
Pensamientos y salud: una conexión inevitable
“El bienestar integral no depende solamente del físico: también está en cómo pensamos, sentimos y actuamos”, señaló Mungo. Según explicó, las personas elaboran entre 6.000 y 70.000 pensamientos por día, y cuando no se gestionan adecuadamente, esos pensamientos se vuelven rumiantes, es decir, repetitivos y desgastantes. Esta sobrecarga mental puede manifestarse en el cuerpo como falta de aire, fatiga, tensiones musculares o síntomas gastrointestinales.
El entrenador explicó que muchas personas llegan a entrenar después de atravesar una discusión o un conflicto emocional, y eso se nota: “No tienen fuerza, les falta el aire. Es algo que no solo afecta al rendimiento físico, sino también al día a día”.
Entre los síntomas más frecuentes de esta tensión emocional no resuelta, Mungo enumeró:
- Contracturas musculares.
- Problemas gástricos, como acidez o inflamación.
- Mayor sensibilidad o reactivación de enfermedades autoinmunes.
- Estados de irritabilidad o angustia persistente.
Estrategias para cuidar la mente y el cuerpo
Frente a este panorama, el entrenador propuso herramientas concretas para evitar que el malestar emocional se convierta en enfermedad física. Entre ellas, destacó:
- Técnicas de respiración consciente. Ayudan a frenar la cadena de pensamientos automáticos y a reducir el estrés fisiológico.
- Mindfulness y meditación. Para entrenar la atención y conectar con el presente.
- El acrónimo “Pare, Respire, Piense y Actúe”. Inspirado en herramientas de supervivencia, busca romper reacciones automáticas ante situaciones de tensión.
- Diario de agradecimiento. Una técnica milenaria con aval científico que, según Mungo, está siendo adoptada por hospitales, clubes deportivos y cada vez más personas en su rutina diaria.
Sobre esta última práctica, el entrenador recomendó escribir al menos tres veces por semana en un cuaderno o libreta, mejor si está a la vista, como por ejemplo junto al desayuno. “No hay una fórmula única -aclaró-, pero lo importante es agradecer con sinceridad por lo que somos capaces de experimentar cada día”.
Filosofía, ciencia y salud emocional
Mungo también hizo referencia a la filosofía estoica como base de su enfoque: una invitación a entrenar no solo el cuerpo, sino también la mente y la actitud ante los desafíos. En ese sentido, subrayó que incluso situaciones tan cotidianas como una discusión en el tránsito pueden desencadenar respuestas químicas que alteran el equilibrio del organismo: suba de presión, aumento de adrenalina, tensión muscular, entre otras.
“Muchos piensan que estar bien es solo comer sano y hacer ejercicio, pero si no cuidamos la mente, el cuerpo termina pagando la factura”, concluyó.
El mensaje central fue claro: transformar la forma de pensar es tan importante como entrenar el cuerpo. Porque el bienestar no solo se construye en el gimnasio, sino también en el modo en que se enfrentan los pensamientos, emociones y reacciones cada día.