
“A los 12 años soñaba con estudiar robótica en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), pero lo veía imposible”, dice Julián Luna Pastore. Catorce años después, aquel deseo lejano se hizo real. Hoy está en Boston cursando en el MIT, uno de los centros educativos más prestigiosos del planeta, un programa intensivo de inteligencia artificial (IA). En un intercambio desde la universidad que lo desvelaba de chico, Julián enuncia otro sueño: aplicar lo aprendido al impulso de la innovación en su provincia natal.
Cuando le avisaron que había sido elegido no lo dudó un instante y viajó a los Estados Unidos. Al día siguiente de su arribo al MIT, el 8 de junio, empezó el cursado intensivo de un programa orientado a profesionales con experiencia y perfil práctico. “No es una maestría, pero sí una capacitación de primer nivel. Es exigente: tengo clases desde la mañana hasta la tarde y estudio hasta la noche”, explica desde el campus, en una charla por videollamada con LA GACETA.
El programa de Luna Pastore está pensado para ser desarrollado tres años, pero él decidió concentrar todas las materias posibles en apenas dos meses, entre junio y agosto. “Mi idea es aprovechar este único viaje y rendir todo ahora”, explica.
Para ahorrar costos, se instaló en una residencia ubicada a pocas cuadras del MIT, desde donde va y vuelve caminando cada día. Si todo sale como planea, luego de la experiencia regresará a su provincia con todas las materias completadas y nuevas ideas para aplicar en su tierra. “Lo que se aprende en el MIT puede cambiar Tucumán”, dice convencido.
De abogado a programador de IA
Si bien se volcó por la tecnología, Julián hizo un recorrido no lineal. Se formó en Derecho en la Universidad Nacional de Tucumán y en Relaciones Internacionales en la Universidad Di Tella. Pero en 2023 cofundó Lunap, una startup que desarrolla soluciones con inteligencia artificial. A partir de ese proyecto, empezó a estudiar matemática, estadística y programación por su cuenta, hasta que se sintió preparado para postularse al programa del MIT.
“El proceso de admisión no te pide sólo la motivación, sino también un plan práctico sobre qué vas a hacer con lo aprendido. Y eso me entusiasmó”, cuenta. En su caso, tiene varios frentes abiertos: está desarrollando un producto para estudios jurídicos y asegura que aquí, en Tucumán, hay despachos que ya están más adaptados a las nuevas tecnologías que algunos de los Estados Unidos. “En Boston, con todo lo que implica estar cerca del MIT y de Harvard, hay estudios que ni siquiera usan ChatGPT. En cambio, en Tucumán ya se aplica en varios ámbitos”, destaca.
Tucumán también puede estar en la vanguardia
Desde lo personal, tiene un objetivo claro. “Yo quiero generar impacto social y técnico en mi provincia”, expresa. También está en contacto con investigadoras del MIT que desarrollaron modelos predictivos para cáncer de mama y pulmón, y sueña con llevar esas tecnologías al sistema de salud argentino. “Estar acá me permite hacer conexiones valiosas. Pero lo importante es que todo ese conocimiento vuelva y se aplique donde más hace falta”, afirma.
Con esa idea y algunos socios, está impulsando un hub de ciencia de datos en Tucumán. Desde ahí planean organizar charlas, talleres y eventos para acercar estos conocimientos a más personas. “Tenemos una gran base. Solo falta conexión, comunidad y ganas de compartir lo aprendido”, propone.
Soñar en grande desde el norte
En estos pocos días en el MIT, Julián ya se llevó varias lecciones. “En clase veíamos un modelo de procesamiento de lenguaje del 2020 y nos parecía prehistórico. Es increíble cómo cambia todo tan rápido. Hay que estar al día”, reflexiona. Y advierte: “de aquí a cinco años, las empresas y personas que no usen inteligencia artificial van a quedar atrás. No van a ser competitivas. La IA va a pasar por encima de todo”.
Más allá de su entusiasmo por lo técnico, defiende con firmeza la educación pública y la formación local. “En la Argentina hay un muy buen nivel académico, especialmente de carreras de grado. Lo importante es estar actualizado, leer papers e investigar. Con las herramientas que existen hoy, desde Tucumán también se puede llegar a la excelencia”, asegura. Y deja un mensaje claro: “hay que estudiar lo que a uno le gusta, buscar comunidad, tejer redes. Nadie llega solo a los objetivos grandes”.