Este martes 18 de junio, la Iglesia Católica recuerda en su santoral a San Gregorio Barbarigo, obispo y cardenal veneciano del siglo XVII, conocido por su intensa labor pastoral y su dedicación a la formación del clero y la ayuda a los más necesitados.
Nacido en Venecia en 1625, Barbarigo fue testigo de las consecuencias de las guerras y epidemias que asolaron Europa en su tiempo. Su contacto con San Federico Borromeo, arzobispo de Milán, marcó su vocación eclesiástica. Como obispo de Bérgamo y luego de Padua, impulsó la creación de seminarios y bibliotecas, promovió la enseñanza de las ciencias y las lenguas orientales y dedicó recursos a la asistencia de los pobres y enfermos.
Fue creado cardenal por el Papa Alejandro VII en 1660 y participó activamente en varias congregaciones romanas. Su figura es valorada por su empeño en aplicar las reformas del Concilio de Trento, que buscaban renovar la Iglesia tras los efectos de la Reforma protestante.
Gregorio Barbarigo murió en 1697 y fue canonizado en 1960 por el Papa Juan XXIII, quien destacó su perfil de pastor sabio, humilde y cercano a su pueblo.
Además de San Gregorio Barbarigo, el santoral del 18 de junio incluye a San Calógero de Sicilia, un monje ermitaño venerado especialmente en la isla italiana por sus milagros; y a Santa Marina de Bitinia, mártir cristiana que vivió bajo el Imperio Romano.