CARAS LARGAS. Entre aplausos del cuerpo técnico y de los jugadores que no fueron convocados, así ingresó el plantel a la zona de vestuarios. Foto de Osvaldo Ripoll/LA GACETA.
La bronca se notaba en los rostros. Las manos en la cintura, los gestos de fastidio y las miradas al suelo eran el reflejo de un San Martín que sintió el empate contra Almagro como una oportunidad desperdiciada. El 1-1 en La Ciudadela caló hondo, no solo por cómo se dio el partido, sino por lo que se perdió: la chance de volver a la cima. Sin embargo, al día siguiente, el empate de Atlanta contra Deportivo Madryn le dio al equipo de Ariel Martos un inesperado alivio: la cima sigue a solo tres puntos.
A pesar de haber ganado apenas uno de los últimos cinco partidos, el “Santo” se mantiene como escolta y con el margen intacto para seguir peleando. En un torneo marcado por la irregularidad, donde los tropiezos son casi inevitables para todos, sostenerse cerca del líder es una virtud que no debe pasarse por alto. Pero también es un llamado de atención: si el conjunto de Bolívar y Pellegrini no recupera su mejor versión, dejará pasar una gran oportunidad.
Frente a Almagro, Juan Cuevas abrió el marcador con un cabezazo certero, y el equipo tuvo momentos de claridad, al menos en gran parte del primer tiempo.
“Sabemos que por momentos jugamos bien, pero tenemos que ser más efectivos. Tuvimos dos o tres chances claras y no las aprovechamos. En partidos cerrados, eso te pasa factura. Tenemos que corregir eso y llegar al área con más tranquilidad”, señaló el mediocampista ofensivo, quien ya suma cuatro tantos en el torneo.
Sin embargo, el complemento fue más impreciso. El “Santo” no logró sostener la intensidad, cedió campo y pelota, y, en un descuido, llegó el empate de Ángel González.
El golpe fue duro, y la reacción del equipo no alcanzó para revertirlo. “Después del gol, nos faltó manejar mejor la pelota. Nos metimos en zonas donde ellos se hacen fuertes. Tenemos que trabajar para no repetir esos errores, pero la entrega estuvo”, explicó Cuevas, con un tono reflexivo.
Jesús Soraire, quien volvió al “11” titular en lugar del lesionado Gustavo Abregú -que se desgarró los meniscos-, coincidió en el análisis. “Estábamos haciendo un buen partido, combatiendo cuando había que combatir y tratando de jugar cuando se podía. En el segundo tiempo, con los cambios, el partido se desacomodó y ahí llegó el empate. Tenemos que aprender a leer mejor esos momentos”, sostuvo Soraire, aún masticando la bronca que dejó la igualdad.
Pensando en lo que se viene, el contraste entre lo que muestra San Martín en casa y fuera de ella se hace cada vez más evidente.
En La Ciudadela, donde históricamente se impone desde la presión y el empuje de su gente, al equipo le está costando.
Pero, en la ruta, su rendimiento es de lo mejor del torneo: nueve partidos jugados, cinco triunfos, tres empates y una sola derrota, justamente contra el “Bohemio”.
Por eso, el duelo del domingo contra Ferro, en Caballito, aparece como una gran chance para cortar la racha de empates y volver a sumar de a tres.
“Tenemos que levantar la cabeza. Esto es fútbol, y a veces los errores se pagan caro. Pero también sabemos que hay que seguir, seguir entrenando fuerte y corrigiendo. Lo bueno es que el grupo está comprometido y con muchas ganas de revertir esta situación”, remarcó Cuevas, apuntando al trabajo como camino para salir adelante.
Soraire, por su parte, valoró la entrega del plantel, sobre todo de los jugadores formados en el club.
“Muchos de los chicos que terminan jugando son del club y saben lo que significa este escudo. Se entrena con intensidad, se deja todo, y queremos que el hincha se sienta representado. Nos duele no ganar en casa, pero no dejamos de insistir”, agregó el ex Banfield.
Lo que se viene
La tabla muestra que San Martín está en la pelea, que la zona A aún no encontró a un dominador claro y que cualquier equipo que encadene una serie positiva puede tomar ventaja.
El desafío será volver a encontrar esa solidez de la primera rueda, afinar detalles, mantener la efectividad como visitante y recuperar la fortaleza de local.
Quedan muchas fechas por delante, y aunque este empate dejó más preguntas que certezas, el equipo puede encontrar los argumentos para volver a ilusionarse. El “Verdolaga” será el próximo desafío, y el plantel tendrá que transformar el dolor en combustible para recuperar la sonrisa.







