Durante 2024, el gobierno nacional implementó importantes incrementos en la Asignación Universal por Hijo (AUH) -100% en enero, 27% en marzo y 41% en junio- y amplió la cobertura de la Tarjeta Alimentar. Sin embargo, estos refuerzos en las políticas sociales actuaron más como un paliativo que como una solución estructural. La persistencia de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo hicieron que los hogares más vulnerables siguieran siendo los más afectados.
Así lo indica el último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), que analiza la evolución de la pobreza infantil entre 2023 y 2024. Según el estudio, durante el primer semestre del año pasado se registró un deterioro generalizado: casi ningún aglomerado urbano logró escapar al impacto del ajuste macroeconómico. La caída de los ingresos reales erosionó significativamente el bienestar de los hogares con niños y adolescentes.
En contraste, el segundo semestre mostró una leve mejora, atribuida a cierta estabilidad macroeconómica, una recuperación parcial de los ingresos y aumentos reales en la AUH. No obstante, esta recuperación fue desigual y no alcanzó a todos por igual.
El informe advierte que las diferencias regionales se profundizaron. Mientras algunos aglomerados lograron recuperar total o parcialmente los niveles de bienestar que tenían en 2023, otros -especialmente los ubicados en regiones con pobreza estructural y menor dinamismo económico, como el NOA y el NEA- no mostraron señales de mejora. En estos casos, la pobreza infantil no solo no se detuvo, sino que continuó profundizándose, consignó el diario "Ámbito".
La UCA remarca que, sin políticas focalizadas que fortalezcan la protección social y promuevan la inclusión en los territorios más rezagados, es difícil pensar en una recuperación sostenida. La desigualdad territorial se vuelve más visible, y el mapa de la pobreza infantil en Argentina se vuelve aún más fragmentado.