Errores tácticos y defensivos le costaron caro a San Martín

Errores tácticos y defensivos le costaron caro a San Martín

El "Santo" no supo manejar la ventaja tempranera contra Almagro y ya suma tres juegos consecutivos sin ganar en La Ciudadela.

LUCHA. Jesús Soraire disputa la pelota con Ángel González. LA GACETA / Osvaldo Ripoll

Había arrancado bien San Martín. El gol tempranero de Juan Cuevas parecía ser el indicio de una tarde en la que todo se encaminaría; una de esas en las que el equipo podría imponer condiciones y volver a ganar en La Ciudadela. Pero nada de eso ocurrió. El cabezazo del “10”, tras  una gran corrida de Juan Cruz Esquivel, fue apenas un espejismo.

Después el “Santo” se desdibujó, retrocedió en su ambición y terminó pagando caro los errores que lo persiguen en este tramo del campeonato. El empate 1 a 1 contra Almagro dejó una sensación amarga porque la oportunidad estaba servida: la ventaja inicial le daba control emocional del juego. Pero San Martín no supo sostenerlo.

Lo primero que llamó la atención fue la modificación del sistema. Ariel Martos optó por variar el clásico 4-3-3 que venía utilizando para pasar a un 4-3-1-2, con Ulises Vera, Matías García y Jesús Soraire como ejes del mediocampo, Cuevas unos metros más adelante y dos puntas definidos: Esquivel y Martín Pino. El objetivo parecía claro: poblar el medio para tener mayor tenencia, sostener el balón y filtrar pases a espaldas de los volantes rivales. Pero el resultado fue inverso.

San Martín tuvo poco la pelota, le costó generar juego y quedó partido con facilidad.

La presencia de Cuevas como enganche no rindió lo esperado. Si bien en los papeles su rol de conductor podía ofrecer soluciones, en la práctica, no encontró los espacios ni la movilidad necesaria para asociarse con los puntas. El equipo careció de sociedades, las conexiones por dentro fueron intermitentes y las bandas quedaron prácticamente sin uso ofensivo. Esto hizo que los ataques fueran aislados, sin profundidad ni continuidad. Apenas algún contragolpe esporádico generó peligro real sobre el arco “Tricolor”.

Almagro, sin ser un aluvión, entendió pronto que podía emparejar el trámite si presionaba alto y cortaba los circuitos de pase de San Martín. Lejos de retroceder, el equipo visitante fue ganando metros y empezó a encontrar grietas en la defensa local. Las transiciones defensivas de San Martín fueron lentas. A esto se sumó la falta de firmeza en la última línea: los centrales ofrecieron libertades, los laterales no fueron contundentes en la marca y el mediocampo no logró cerrar los caminos con eficacia.

El gol del empate fue una muestra clara de todas esas falencias: tiempo y espacio para que Almagro creara, falta de presión en el origen de la jugada y una defensa que miró más de la cuenta. Y el rival no perdonó.

Los cambios no dieron el resultado que Martos esperaba

Para colmo, tampoco ayudaron los cambios. Cuando el equipo necesitaba aire, frescura e ideas, las variantes no ofrecieron soluciones. Agustín Prokop, Alan Cisnero y Lautaro Taboada (que jugó muy pocos minutos) pasaron desapercibidos. Franco García mostró voluntad y encaró un par de veces, pero sin claridad ni precisión en los últimos metros. Lejos de mejorar, el equipo perdió más el control y terminó dependiendo de alguna individualidad.

A esta altura del torneo, los puntos que se escapan en casa empiezan a pesar más. San Martín, que se necesita ser un equipo con estructura y aspiraciones firmes de cara a la recta final, no logra dar un paso firme en su estadio. Y sigue dejando pasar oportunidades.

El empate no sólo representa dos puntos que se escapan; también deja expuestas algunas decisiones que no funcionaron y una irregularidad como local que amenaza con minar las chances reales de pelear por el ascenso.

San Martín tiene material ya lo ha demostrado. Pero debe recuperar la solidez, reencontrarse con su mejor versión y, sobre todo, dejar pasar chances; porque en esta categoría los descuidos se pagan. Y el tren del gran premio no espera a nadie.

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