Con sello tucumano, Argentina marca un hito científico: hallan el rastro más antiguo de mariposas

Con sello tucumano, Argentina marca un hito científico: hallan el rastro más antiguo de mariposas

El descubrimiento se hizo en Talampaya, La Rioja, dentro de coprolitos de 236 millones de años.

13 Junio 2025

Un equipo de investigadores argentinos descubrió el rastro más antiguo conocido de lepidópteros -grupo que incluye a mariposas y polillas- en la provincia de La Rioja. El fósil, hallado dentro de excrementos petrificados (coprolitos) de hace 236 millones de años, supera en antigüedad por más de 100 millones de años al registro más antiguo conocido hasta ahora.

Uno de los protagonistas de esta investigación es el tucumano Javier Torrens, doctor en Ciencias Biológicas, egresado de la Universidad Nacional de Tucumán e investigador del Conicet, actualmente radicado en Anillaco. 

En una charla con LA GACETA, Torrens detalló cómo fue el hallazgo: “Todo comenzó en 2011, cuando paleontólogos encontraron una enorme cantidad de coprolitos en la Formación Chañares, en Talampaya. La concentración era tal que llamaron a la zona ‘la letrina de los reptiles’”.

Años después, al degradar esos coprolitos con un proceso químico conocido como palinología, surgieron microscópicas escamas que llamaron la atención. “Me convocaron por ser entomólogo y al analizarlas llegamos a la conclusión de que eran escamas de lepidópteros. Lo extraordinario es que este fósil tiene 236 millones de años, mucho antes de la aparición de las flores, que surgieron hace unos 200 millones de años”, explicó.

El descubrimiento pone en duda una de las creencias clásicas de la biología evolutiva: que mariposas y flores evolucionaron de manera conjunta. “La evidencia indica que estos insectos ya existían y posiblemente se alimentaban de sustancias azucaradas de gimnospermas, plantas previas a las flores. También nos preguntamos por qué tenían alas con escamas si no existían aún las flores para mimetizarse. Nuestra hipótesis es que estas primeras mariposas eran de colores crípticos, similares a las polillas actuales”, añadió el científico.

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Otra curiosidad es cómo estas escamas lograron preservarse tras millones de años. “La quitina, material que forma el exoesqueleto de los insectos, es muy resistente. Las escamas pasaron por todo el tracto digestivo de un reptil herbívoro y aún así quedaron intactas”, reveló Torrens.

El estudio, que continúa desarrollándose, fue liderado por el paleontólogo Lucas Fiorelli, quien convocó a Torrens cuando aparecieron los restos de insectos. “Este es un trabajo de años. Lo fascinante es cómo algo tan pequeño y accidentalmente ingerido por un animal puede cambiar lo que sabemos de la evolución”, concluyó el investigador.

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