LA RED QUE CONTIENE. Conin acompaña a miles de madres y niños en situación de vulnerabilidad con sus 114 centros en todo el país.
“Un niño recuperado es un tesoro. Pienso en cuántos niños científicos, artistas, escritores y profesionales habrá en los pelotones de las distintas provincias donde trabaja Conin”. Con esa frase, el médico pediatra Abel Albino resumió el sentido de su cruzada contra la desnutrición infantil, una lucha que lleva más de tres décadas al frente de la Fundación Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin). Lo dijo en una entrevista por videollamada con LA GACETA Play, en el programa Panorama Tucumano que conduce Federico van Mameren. Además, advirtió sobre la situación crítica que atraviesa la organización que fundó en Mendoza y que hoy tiene más de 100 centros replicados en todo el país, incluso en Tucumán.
Albino explicó que no puede sostener el funcionamiento del hospital de niños desnutridos que lidera en la capital mendocina: no tiene fondos para pagar los sueldos del equipo médico ni para adquirir las leches especiales necesarias.
“No puedo pagar los sueldos”
“Necesito ayuda para mantener el hospital de desnutridos único en el país. No puedo pagar los sueldos”, dijo sin rodeos. Y subrayó la importancia del equipo humano que lo acompaña: “Es una pena la actualidad de la fundación porque no puedo mantener la estructura del hospital referente de todo el país. Es un equipo de gente maravillosa con la que trabajo que valen tanto o más que yo”.
Conin trabaja sobre dos ejes fundamentales: prevención y tratamiento. La prevención comienza desde el embarazo y se extiende hasta los dos años de vida, una etapa clave para el desarrollo neurológico. “Allí es cuando hay que darle un trago de leche y un beso. Alimentarlo y estimularlo en iguales medidas”, explicó el tucumano, ex alumno de la escuela Normal de la Capital.
El pediatra recordó que Conin fundó el primer centro de prevención de desnutrición del mundo, en Mendoza, que luego fue replicado 114 veces en distintas provincias argentinas. También impulsaron el primer centro de tratamiento de la desnutrición del país. Tucumán cuenta con uno, ubicado sobre avenida Belgrano al 3.000.
Desnutrición: el enemigo invisible
“El desnutrido es un inmunodeprimido, si va a un hospital general se infecta y muere, pero no inmediatamente sino de a poco como lo hace un animal herido en una película. No hay derecho a eso”, describió Albino. Aclaró que la desnutrición severa ataca de manera sistemática a niños menores de seis años, generalmente en contextos de pobreza extrema donde las familias no tienen los medios económicos o la capacidad intelectual para poner en marcha al menor.
En su diagnóstico, la situación se agudiza en el norte argentino por una razón estructural: “En el sur hay desnutrición pero menos que la que hay en el norte. No es tema de gobiernos sino que se debe a que el pobre emigra a lugares más cálidos”, explicó el médico.
Hospitales caros e indispensables
“Sostener un centro de prevención de desnutrición es relativamente más fácil porque recibimos donaciones, pero mantener un centro de tratamiento es complicado porque nos envían los casos más difíciles de tratar y que necesitan leches especiales. Esas leches especiales aumentaron un 200% el último tiempo, las frutas y verduras un 300%”, detalló, preocupado, Albino y agregó que el centro de atención recibe niños derivados de todas las provincias.
A continuación, el médico defendió la inversión social que representa sostener estas instituciones: “Es cierto que es caro mantener hospitales, pero es el precio que debemos pagar si queremos seguir viviendo en una sociedad. Si no defiendo a los niños no merezco ser llamado pediatra. Soy un orgulloso médico tucumano que realiza esto hace 32 años”. Necesitamos ayuda. Cuando la sociedad se moviliza, no la para nadie”.
Las estadísticas
Además del trabajo en los centros, Conin recorre el país con un camión donado por una empresa, en busca de detectar casos que el sistema no alcanza. “Vamos a poblaciones a donde no llega la mano de Dios, a lugares inhóspitos. Vemos chicos sin documentos que nunca fueron al médico”, relató el entrevistado. En esas visitas, encontraron un dato alarmante: sólo el 30% de los niños relevados tiene un estado nutricional adecuado. El resto se divide entre chicos con desnutrición y con sobrepeso: 35% desnutridos y más de un 30% con exceso de peso.
Conin está presente diferentes países de América Latina como Paraguay, Perú, Ecuador, Venezuela y Guatemala. También funciona un centro en Gambia, África.
Historias que valen oro
En medio de la emergencia, Albino guarda en su memoria historias que lo animan a seguir con su trabajo. Como aquella que vivió en la Fiesta de la Vendimia el año pasado, cuando una mujer se acercó eufórica. “Se abalanzó a decirme que en el escenario estaba su hijo, Gervasio, un paciente mío recuperado. Primer bailarín de la fiesta”, recordó contento.
A modo de reflexión final, lanzó una pregunta que invita a pensar en el valor de la infancia como política pública: “¿Cuánto vale la vida de un niño?”. Y concluyó: “La principal riqueza de un país es su capital humano y si ese capital está dañado, el país no tiene futuro. Somos un país enormemente rico, grande y peligrosamente vacío. Debemos ocuparlo y con gente de calidad. Eso es lo que hacemos en Conin: recuperamos chicos y los ponemos en circulación”.
Para colaborar con la fundación, se puede ingresar a www.conin.org.ar .








