
El monograma de la Escuela Normal Juan Bautista Alberdi creado en 1991 soñaba con una institución que llegara al mundo. Lo dibujó Gabino Sáenz Ladaburu con birome roja, lo pensó con el corazón y lo usaron generaciones enteras. 33 años después, esa visión se volvió literal: ex alumnos desde Estados Unidos, Bélgica y distintas provincias argentinas se sumaron a la celebración por los 150 años de institución emplazada en el microcentro de San Miguel de Tucumán. Algunos volvieron a pisarla después de más de medio siglo. Otros la abrazaron como si el edificio fuera una persona. Y todos, sin excepción, hablaron el idioma de la emoción.
Lo que nació como una reunión sencilla entre egresados, terminó siendo un evento multitudinario, construido con el esfuerzo colectivo, las ganas de estar y una memoria que palpita. Hubo comidas a la canasta, puestitos de tamales, hamburguesas, canciones viejas y nuevas, abrazos larguísimos y lágrimas que no pidieron permiso.
“Fue una manifestación no de protesta, sino de amor”, resumieron sus organizadores Rosa Werner, Eva Barrionuevo, María Luz Garzón, Silvina Cuezzo, Cecilia López Caliba, Inés Ibáñez, Marcela Alanís, Ricardo Rodríguez, y Silvia Villarreal.
Línea del tiempo viviente
En 150 años puede pasar de todo. Puede nacer un país, puede colapsar un imperio, empezar y terminar una pandemia, pueden cambiar los medios, la ropa, la forma de estudiar. Y sin embargo, hay cosas que no cambian. En la Normal, los muros resistieron dictaduras, reformas educativas, terremotos sociales. Y en esta celebración quedó claro que también resisten al olvido.
Personas de más de 70 años volvieron a caminar por los pasillos que no pisaban desde los 17. “Imaginate lo que fue eso”, contó Barrionuevo. Muchos de ellos se abrazaron literal y simbólicamente a las paredes. Las besaron. Las lloraron. “Yo decía: van a abrazar una pared. ¡Y sí! Porque es su escuela. Fue una emoción tremenda”, sumó Werner.
La idea era que los niños de sexto grado salieran con banderitas a recibir a todos los egresados que participaron de la emotiva jornada de ayer, pero no hubo tiempo: la emoción se anticipó. El abrazo simbólico se dio de manera espontánea, y esos “enanos” -como los llaman con cariño- se convirtieron en portadores de una bandera que representaba la primaria, el secundario y el Centro de Estudiantes.
Marcha para recordar
Antes del acto central una caravana que empezó en la Plaza Independencia, hizo de antesala a todo lo que ocurriría en la institución. No obstante, esta vez la marcha no fue de protesta sino felicidad. Con carteles que decían “egresado”, remeras nuevas, afiches y hasta monogramas reinventados.
“No lo podíamos evitar. Nos emocionamos todos”, confesaron los organizadores. El reencuentro fue con los otros, pero también con uno mismo, con la versión adolescente que corría por los patios, que estudiaba antes de los exámenes, que se enamoraba entre recreos.
Tortas y canciones
La jornada se cerró con 15 tortas y velitas. Cada una representaba una década, y las llamas de las velas, fueron apagadas por ex presidentes del Centro de Estudiantes reunidos en un grupo de WhatsApp que nació para esto.
Se escuchó la canción escolar “Juan Bautista Alberdi, mi escuela de Tucumán” cantada en versión renovada por la egresada y cantante Cecilia Paliza, acompañada por un coro de sus ex compañeros. Y con otra versión en francés, enviada desde Bélgica por Cecilia Real, también ex alumna. “Nos falta la versión en inglés todavía –bromean los docentes y remarcan- porque somos Escuela de Lenguas Vivas”.
También hubo lugar para el arte ya que se homenajeó a Kiara Verón Alcaraz, alumna que diseñó el logo oficial del aniversario, surgido en una clase de Arte. Ese logo, junto a otros que decoraron pins, llaveros y recuerdos, sellaron el espíritu de una celebración que no buscó nostalgia, sino encuentro.
En los tributos, además se recordó a Pedro Fernández, egresado y tripulante del ARA San Juan, y a Fabián Solórzano, médico fallecido durante la pandemia.
“Normalista se nace (leyó una egresada en una poesía), y si no, se hace”, mencionan los organizadores para cerrar. Y lo cierto es que, después de 150 años, esa identidad sigue latiendo con fuerza en cada egresado que vuelve, aunque sea por un día, a su casa de siempre para celebrarla y desearle muchas décadas más.
Una fecha especial: egresados se cruzaron con tucumanos que salieron a conmemorar la fecha patria
Al llegar a Plaza Independencia, los asistentes a los festejos de la Escuela Normal se cruzaron con voces llenas de orgullo, que habían participado del acto por el 215° aniversario de la Revolución de Mayo.
Por ejemplo, el capitán Diego López, integrante de la banda militar del Liceo General Gregorio Aráoz de La Madrid, expresó: “Es muy emocionante compartir este momento con la provincia. Es una emoción muy grande”.
Cristóbal, abanderado del Instituto Nicolás Avellaneda, vivió su primera experiencia en un acto patrio: “Es un honor representar la bandera. Mi mensaje para los jóvenes es que todo esfuerzo que uno haga siempre rinde sus frutos”.