Cuando la política no convoca: ¿por qué cae la participación en las urnas?

Analistas advierten sobre una crisis de representación que atraviesa al sistema democrático. El mensaje a los dirigentes.

FENÓMENO QUE SE REPITE. En las seis elecciones provinciales que se concretaron se notó una caída en la cantidad de votantes, respecto de 2023. la gaceta / foto de osvaldo ripoll (archivo) FENÓMENO QUE SE REPITE. En las seis elecciones provinciales que se concretaron se notó una caída en la cantidad de votantes, respecto de 2023. la gaceta / foto de osvaldo ripoll (archivo)
25 Mayo 2025

La baja participación electoral se consolida como una preocupación estructural. En las legislativas provinciales de 2025, donde seis provincias eligieron representantes locales, poco más del 60% del padrón asistió a votar, profundizando una tendencia descendente que se repite elección tras elección. El fenómeno no es nuevo: ya en 2023, el balotaje que llevó a Javier Milei a la presidencia marcó un piso histórico, con solo el 76,37% de concurrencia a nivel nacional. Para los especialistas, no se trata de un hecho aislado, sino del síntoma de un desgaste más profundo.

En el arranque del año electoral, los porcentajes de participación fueron del 55% en Santa Fe; 64% en Jujuy; 59% en Salta; 52% en Chaco y 60% en San Luis; y la última, CABA, con 53%. Los analistas Lucas Romero, Gustavo Córdoba, Carlos Germano y Marcos Novaro coinciden en que la baja participación electoral en Argentina refleja un fenómeno profundo de desconexión entre la ciudadanía y la política. Cuestionan las estrategias de los partidos, advierten sobre el desgaste del sistema representativo y señalan que el ausentismo expresa un malestar que trasciende lo coyuntural.

Recesión democrática

En el análisis del politólogo Lucas Romero, la baja participación electoral apunta a un fenómeno que ocurre no sólo en Argentina, sino también en otros países del mundo. “Quizás es un síntoma de lo que algunos autores llaman recesión democrática. Una idea de que en las sociedades modernas hay una suerte de crisis de la representación política, la gente no se siente representada por la dirigencia y eso desincentiva la participación”, indicó. Entre los factores que influyen en la crisis, Romero mencionó que la sociedad se volvió intolerante a los privilegios que suelen tener los funcionarios. “Con respecto a los argentinos, la situación de crisis económica es un factor, porque si estamos hablando que las sociedades modernas están insatisfechas con lo que la democracia les está devolviendo, más razón tienen los argentinos en particular. Es un proceso que no se está dando en este turno electoral, lo venimos viendo de manera creciente en los últimos años”, remarcó.

Por último, cuestionó los discursos de algunos sectores que apuntan a las numerosas veces que el electorado debe concurrir a votar como una causa de baja participación en los comicios. “Naturalmente, en las legislativas suele caer la participación, pero hay otro punto que deberíamos considerar y es que se ha vuelto dominante un discurso que interpreta el acto de participación como una molestia para la ciudadanía. Dedicarle dos horas de nuestras vidas, dos veces por año, cada dos años, no parece demasiada molestia para ejercer, no sólo el derecho ciudadano, sino la principal responsabilidad cívica que tenemos todos”, expresó Romero.

Para Gustavo Córdoba, consultor político, el votante argentino no es el mismo de hace 40 años y los partidos políticos deben actualizar sus metodologías para seducir al electorado. “Hace 40 años se votaba en un marco de bipartidismo, la gente elegía desde el Presidente hasta la lista de concejales al mismo partido: radical o peronista. Ese votante ya no existe más y los espacios partidarios actúan como si lo existieran”, criticó. Seguidamente, el especialista cuestionó las metodologías, las estrategias, el lenguaje y la narrativa de los partidos políticos y deslizó que es necesario saber descifrar los mensajes que esconde la baja participación de la sociedad al momento de sufragar: “El voto que antes llamábamos ‘voto bronca’, no se ausentaba, era un voto en blanco o impugnado. Hoy el voto bronca tiene una dimensión distinta, se está manifestando en este ausentismo”. “El ausentismo hoy es un mensaje, incluso para el oficialismo nacional, porque toda esta frustración contra la política y contra la economía del país había encontrado en Milei un cauce de representación importante. Hoy, tras un año y medio de gobierno, la presencia de Milei no alcanza para transformar el espíritu de estos votantes”, subrayó.

En línea con las observaciones sobre la figura del presidente Javier Milei en las últimas elecciones, el analista político Carlos Germano deslizó que la baja participación se debe a la falta de respuestas que la política viene dando a la sociedad. “Ese sentimiento de hartazgo, el sentimiento de bronca que llevó a Milei presidente, un hombre que no venía de la política y que era totalmente una figura desconocida, sigue vigente. Y creo que en muchos sectores el hecho de no ir a votar es ese sentimiento de que la política no está a la altura”.

Propuestas y candidatos

Por último, el analista Marcos Novaro explicó que los bajos porcentajes de participación también se deben al tipo de propuestas y a los candidatos que presentan públicamente los espacios políticos: “El electorado ve que sus ofertas políticas tienen poca viabilidad o no incluyen gente que les que les atraiga, que les interese. Las ofertas se volvieron muy poco pluralistas”.

Para agregar, el especialista destacó que desdoblar las elecciones, como lo hicieron las seis provincias que ya sufragaron, también es un punto que juega en contra en la sociedad al momento de decidir si se quiere votar. “Si vos no tenés muchas motivaciones para votar a nivel nacional, a presidente y otros cargos importantes, menos vas a tener para gobiernos locales, distritales y aún menos para legisladores distritales y locales”, expresó. En otras líneas, Novaro también apuntó al discurso que utiliza cada espacio político en momentos de campaña. “La polarización y la virulencia en el discurso público contamina el ambiente, lo vuelve muy árido, muy agresivo. Salvo para la gente que ama u odia con mucha intensidad algunas de las ofertas en pugna, participar se vuelve muy poco atractivo”, describió.

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