
Federico Bianchini: “Sin memoria, la historia se diluye”
Su último libro, Tu nombre no es tu nombre, cuenta la historia de Claudia Poblete, quien se enteró a los 21 años que era hija de dos desaparecidos de la última dictadura. Bianchini recrea la dualidad que enfrentó Claudia durante el proceso de recuperación de su identidad. “No sé si en otro lugar del mundo hubo gente que vivió engañada tanto tiempo”, reflexiona el cronista.
Empezó a trabajar el libro en 2019; lo interrumpió durante la pandemia, pero luego retomó la etapa de entrevistas y las visitas a los sitios clave como “El Olimpo”, el centro de detención clandestina que funcionó en la dictadura argentina. Primero se publicó en España (octubre de 2023), donde el escritor Juan José Millás lo definió como “una verdadera joya”. Ahora se publicó en Argentina y fue presentado en la reciente Feria del Libro de Buenos Aires, en un encuentro a sala llena. Es un libro sobre la memoria robada y hace foco en que el silencio ciega la verdad. Tu nombre no es tu nombre, un título que resuena con la historia de Claudia Poblete, una mujer cuya identidad fue brutalmente usurpada durante la dictadura, y su vida se convierte en una poderosa crónica de Federico Bianchini sobre la memoria, la verdad y el complejo laberinto de las emociones humanas. “Me interesaban los sentimientos y sensaciones; entender lo que ella había sentido en distintas etapas de su vida”, dice.
El autor, reconocido por su trabajo en periodismo narrativo, se sumergió en el universo de los nietos restituidos en Argentina tras investigar sus historias para un podcast. Fue entonces cuando la vida de Claudia Poblete lo atrapó, la de una niña arrebatada a sus padres tras la tortura y desaparición a manos del régimen militar, y entregada a una familia de uniformados.
“No sé si en otro lugar del mundo hubo gente que vivió engañada tanto tiempo –resaltó Bianchini-. Ella vivió dentro de una ficción durante veinte años, en una especie de burbuja como ‘The Truman Show’ (la película de 1998 protagonizada por Jim Carrey) con la dictadura en el medio, porque había un montón de gente simulando algo que no era verdad, y para sostener esta mentira durante tanto tiempo, había una red de silencios de familiares -tíos, primos-, vecinos, que hacían posible mantener viva esa ficción”.
Llenar el vacío
¿Qué ocurre cuando a una persona, de 21 años, le arrebatan su identidad, le revelan que su vida entera es una ficción, que sus padres son sus secuestradores y que enfrentarán la justicia? Este fue el interrogante que se convirtió en el motor que impulsó al escritor a emprender este viaje literario y humano.
Tras una visita a “El Olimpo”, lugar donde Claudia Poblete fue separada de sus padres, Bianchini sintió la imposibilidad de reconstruir la historia en su mente. “Sin memoria, sin relato, la historia se diluye”, reflexiona. “Necesitamos que haya alguien que nos cuente para saber qué fue efectivamente lo que pasó –dice Bianchini-. La visita guiada al centro de detención El Olimpo está puesta no tanto en el sufrimiento que sucedió allí, que fue enorme y devastador, sino en los pequeños actos mínimos de resistencia de quienes estuvieron encerrados en ese lugar y es una manera también de hacer llevadero un recorrido por un lugar que no tiene nada de llevadero”.
Los militares, protagonistas de la barbarie, se aferran al silencio, retractándose incluso de las escasas confesiones que alguna vez hicieron. Este manto de opacidad impide cerrar las heridas del pasado, dejando una cicatriz abierta en la memoria colectiva. “Hay algo que todavía está ahí y no ha podido resolverse”, constata Bianchini, describiendo la angustia latente de los familiares de desaparecidos, quienes aún hoy, al cruzarse con un rostro familiar en la calle, reviven la esperanza, la duda y el dolor.
Pero la sed de verdad de Claudia Poblete, como la de tantos otros, persiste. Cuando Bianchini le propuso hacer un libro, ella le entregó una caja con 20 casetes del archivo biográfico de las Abuelas de Plaza de Mayo, en los que se grabaron entrevistas con los familiares, y que se convirtieron en la base de su relato. “Ahí me encontré con una confesión de una abuela que le habla a la nieta que no sabe si en algún momento de su vida va a poder llegar a conocer y que busca hace más de 15 años. Entonces, ese nivel de intimidad familiar, ese nivel de potencia confesional, era algo que no había modo de replicarlo y me pareció que era muy importante que estuviera en el libro, porque es un documento histórico y periodístico”, detalla.
Al rescate de las emociones
Bianchini abre su libro con una cita de Svetlana Aleksiévich: “A la historia solo parecen preocuparle los hechos, las emociones siempre quedan marginadas”. Una elección que revela la esencia de su enfoque. Inicialmente atraído por la importancia jurisprudencial del caso de Claudia, que derivó en la derogación de las leyes de impunidad, Bianchini pronto se dio cuenta de la necesidad de ir más allá de los datos y los hechos.
“A medida que fui entrevistando a Claudia, empecé a ver que había puntos a donde uno no podía llegar, que no iban a poder ser contados y que tenían mucho valor histórico, puntos que muchas veces se relacionaban con las emociones”, explica. De ahí la necesidad de “hacer un mapeo de las sensaciones y emociones que había tenido una persona a la que a los 21 años le dicen que todo lo que creía era mentira; y utilizar los recursos narrativos para tratar de transmitirle al lector toda esa emoción que me parecía estaba en la historia”.
El resultado es un abanico de emociones complejo y conmovedor. “Había cosas que le parecían raras como la edad de sus supuestos padres y que no había fotos en su casa de cuando su madre estuvo embarazada. Eran cosas que le hacían ruido, pero de algún modo trataba de callar para seguir adelante”, destaca Bianchini.
¿Qué hace una persona con una verdad que destruye su pasado? ¿Cómo sobrelleva la mentira, el engaño, el dolor? Claudia, a pesar del sufrimiento, no se arrepiente de haber conocido la verdad. De algún modo la verdad tiene un efecto tranquilizador, es como sacarse una espina clavada en algún espacio de la memoria.
Quiebres
Esta obra de Bianchini pone en el centro de esta historia a una persona, Claudia, que debe lidiar con una carga emocional inmensa. Años de terapia le permitieron entender su pasado sin ser arrollada por su fuerza. Aceptar que vivió 21 años bajo un engaño planificado y metódico, perpetrado por las personas que más amaba, sus padres, fue un proceso arduo. “Algo impactante que ella cuenta –rememora Bianchini- es que cuando llega al juzgado se encuentra con una carpeta con tres fotos: de sus padres y de una bebé, dónde ella 20 años después se reconoce en esa imagen”.
A pesar de todo, Claudia Poblete quiso a sus apropiadores, quienes a su modo la quisieron también. Romper con esa familia, con ese hogar, con ese pasado, fue una decisión desgarradora. “Desde afuera, uno cree que se puede negar, pero otra cosa es estar en su lugar”, advierte Bianchini.
Una historia humana
La historia de Claudia toca fibras sensibles relacionadas con la identidad, la pérdida, la moral y la memoria. Invita al lector a ponerse en la piel de la protagonista, a preguntarse cómo reaccionaría ante semejante revelación. “A medida que iba hablando con ella sentía que esta historia no solo tenía mucho valor por su contenido histórico, político y de jurisprudencia, sino sobre todo por su contenido existencial y eso fue lo que me interesaba narrar. Antes que una historia con contenido político, que lo tiene y mucho, es una historia humana”.
Es una obra imprescindible para comprender la complejidad del pasado argentino y la importancia de seguir buscando la verdad, la justicia y la memoria. El libro se publicó primero en España y ahora en Argentina. La historia de Claudia es un llamado a romper el silencio y a construir un futuro donde la verdad y la memoria sean los pilares fundamentales de una sociedad justa y reconciliada. “Conmueve –dice Bianchini-, porque es una persona que desde la inocencia de su nacimiento carga con algo que le fue asignado y que ella, en ese momento, no termina de entender por qué; o sea no hizo nada para que le sucediera eso”.
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