Las abejas, y su lazo vital con el hombre

La polinización es un proceso clave para la supervivencia de ecosistemas y esencial para la producción. Las abejas -y otros polinizadores- están cada vez más amenazados por la pérdida de hábitat, el cambio climático y la contaminación. La agroecología, los cultivos intercalados, la agroforestación y el manejo integrado de plagas ayudan a protegerlas.

Las abejas, y su lazo vital con el hombre

Una interesante nota aparecida en la página de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) indica que el ser humano depende de la supervivencia de las abejas.

Las abejas -y otros polinizadores, como las mariposas, los murciélagos y los colibríes- están cada vez más amenazados por los efectos de la actividad humana.

La polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y para reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres. Casi el 90% de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse. Asimismo, el 75% de los cultivos alimentarios del mundo dependen, en cierta medida, de la polinización; al igual que un 35% de las tierras agrícolas mundiales. Los polinizadores no solo contribuyen directamente a la seguridad alimentaria, sino que además son indispensables para conservar la biodiversidad.

Para crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas a las que se enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible, la ONU declaró el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas.

El objetivo principal es proteger a las abejas y a otros polinizadores para que puedan contribuir de forma significativa a resolver los problemas relacionados con el suministro de alimentos en el mundo y acabar con el hambre en los países en desarrollo.

Todas las personas dependemos de los polinizadores y por ese motivo, es crucial controlar su declive y detener la pérdida de biodiversidad.

El lema de este año -“Inspiradas por la naturaleza para nutrirnos a todos”- destaca el papel fundamental que desempeñan las abejas y otros polinizadores en los sistemas agroalimentarios y la salud de los ecosistemas de nuestro planeta. De hecho, los polinizadores están cada vez más amenazados por la pérdida de hábitats, las prácticas agrícolas poco sostenibles, el cambio climático y la contaminación. Su declive pone en peligro la producción de alimentos, aumenta los costos y agrava la inseguridad alimentaria, especialmente en las comunidades rurales.

La polinización de todas las especies vegetales es esencial para los sistemas agroalimentarios, ya que contribuye a la producción de más del 75% de los cultivos del mundo, incluidas frutas, hortalizas, frutos secos y semillas. Además de aumentar el rendimiento de los cultivos, los polinizadores mejoran la calidad y la diversidad de los alimentos.

Más de 200.000 especies animales son polinizadores; la gran mayoría silvestres, y entre ellas, mariposas, pájaros, murciélagos y más de 20.000 especies de abejas.

Salud del ambiente

Las abejas y otros polinizadores también sirven como indicadores de la salud del ambiente, proporcionando información sobre los ecosistemas y el clima. Proteger a los polinizadores también mejora la biodiversidad y los servicios ecosistémicos fundamentales.

Las prácticas agrícolas respetuosas con la naturaleza, como la agroecología, los cultivos intercalados, la agroforestación y el manejo integrado de plagas, ayudan a proteger a los polinizadores, garantizando cosechas estables y reduciendo la escasez de alimentos y el impacto ambiental.

Los esfuerzos encaminados a la protección de los polinizadores fomentan en última instancia la conservación de otros componentes de la biodiversidad, lo que mejora servicios ecosistémicos como el control de plagas, la fertilidad del suelo y la regulación de la calidad del aire y el ciclo del agua. La adopción de un enfoque que va más allá de lo meramente técnico que garantice la coexistencia a largo plazo de las prácticas agrícolas para la producción de alimentos, fibras y combustibles es necesaria para lograr unos sistemas agroalimentarios sostenibles.

Debido a ello, el trabajo en conjunto en el que están insertos los apicultores -en primer plano-, los productores agrícolas ganaderos -en general- y el Estado -en su conjunto- debe apuntar a lograr que la polinización -una actividad netamente biológica- siga llevándose adelante en todas las regiones productoras del país y del mundo, para beneficio de todos.

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