
Lo conozco de nombre. Él es famoso. Es popular. Es un hombre que se hace querer. Sin embargo siempre estuvo estigmatizado. Hizo esfuerzos para cambiar. Fue a la facultad y se recibió de abogado. No le alcanzó. Es su ciudad fue Gardel. Pero hasta ahí nomás. La Justicia lo condenó. Pero como parece que esas cosas no importan, su castigo judicial podría quedar en segundo plano. Nunca conversé una palabra con este político, señal de mal periodismo. Por eso me causó sorpresa y su palabra tuvo más peso aún. Tal vez no le quedaba más remedio, tal vez la sentencia lo obliga a no tener un cargo público. Sin embargo, este legislador dijo la palabra que ningún político se anima a decir. Son muy pocos los que se animan. Pudo haberse ido en silencio y sin embargo afrontó la derrota. Son muy pocos los que dicen “renuncio”. Por eso fue llamativo el cierre de la semana que hizo el mellizo José Orellana.
Por lo general los políticos se abroquelan y buscan todo tipo de avales y de multitudes que los respalden. No importan la ideología o sus maneras de pensar, simplemente la política (y sus principales protagonistas) es egoísta, soberbia y mentirosa, desgraciadamente. “Ficha limpia” es un claro ejemplo de lo que intentamos decir. Dicen que la madre de la criatura es Silvia Lospennato y el padre Javier Gerardo Milei. Cuando no pudo nacer surgió el divorcio y la pareja se tiró con todo. Ya no importó nada y los demás, la sociedad en general, no entendió nada. Sólo que no habrá “Ficha limpia” y no se sabe bien por qué aparecieron los dos senadores mentirosos y votaron como dijeron que no iban a votar para permitir que cualquier delincuente sea elegido. ¿Fue Lospennato la traidora? ¿Fue Milei el tramposo? No está claro. Y a ellos no les importa aclarar, sino discutir. De hecho, en las elecciones de hoy en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) el elector va a pensar en todo esto antes de emitir su voto.
Un naufragio de la sociedad
“Ficha limpia” es un fracaso de Lospennato y de Milei, pero también es un naufragio de toda la sociedad. ¿Hace falta una ley para que usted, lector, no vote por un delincuente? Si le hace falta, (de acuerdo al apoyo a “Ficha limpia”), quiere decir que los ciudadanos somos cómplices de la corrupción y de la delincuencia y necesitamos una ley para no avalar con el voto a quienes la practican.
Pero nos fuimos de tema. La palabra renuncia es tan fría que el diccionario se limita a decir que se trata de la “dimisión o dejación -rara palabra- voluntaria de algo que se posee o del derecho a ello”. Pero ese adjetivo que incluye la definición -voluntaria- le otorga un calor y una pasión inusitada.
La renuncia es una decisión tan personal como el voto, como el amor, o como el ejercicio de la libertad. Sin embargo no es ejercida así por el político que debiera ser quien más la defiende. Los funcionarios mienten cuando dicen que llega al cargo y en el cajón está la renuncia lista para cuando corresponda. Recuerdo una conversación con el ex legislador José Alperovich en el momento en que el gobernador Julio Miranda le propuso ser ministro de Economía de su gobierno. “Si hay algo que no está bien o no corresponde se puede renunciar”, fue mi comentario y Alperovich lo consideró como una buena salida. Con el tiempo vio cómo muchísimos políticos -varios siguen en actividad plena- muy cercanos a él se fueron enriqueciendo vorazmente y no sólo no dijo nada, vio cosas que no correspondía y no renunció.
Por la misma época, hubo quien vio cómo se pagaban coimas a los senadores y lo denunció. Como al fin y al cabo nadie le llevó el apunte -aunque muchos se rasgaron las vestiduras- decidió renunciar. Dimitió nada menos que al cargo de vicepresidente de la República. Pocos valoraron la entereza y la decisión de volver al llano de Carlos “Chacho” Alvarez. Antes de tolerar la corrupción, mejor volver a su mesa del bar Varela Varelita. La renuncia es un acto del presente pero lo que pone en juego es el mañana. La renuncia de “Chacho” fue un pronunciamiento ético que indudablemente en aquel momento no tuvo valor -ahora tampoco a juzgar lo que pasó con “Ficha limpia”- y que tampoco sirvió para el mañana. No hubo multitudes llenando calles y por el contrario la conducción política siguió avalando el voto tarifado. Los Kueider, que tan simpáticos les cayeron al kirchnerismo y al mileísmo, confirman que la renuncia no sirvió y que las malas costumbres germinaron en este siglo.
El 28 de febrero de 2013 fue un día verdaderamente histórico. Aquel día se produjo una renuncia inesperada, pero más que eso, casi incorrecta porque tenía el poder de por vida hasta que muriese -casi como los jueces tucumanos- y sin embargo sintió que sus energías no le daban para ver los desaguisados bancarios y otras indolencias. Así Benedicto XVI fue un ejemplo mundial. Tuvo coraje, ubicuidad y humildad para decir basta, hasta aquí llego.
Hubo un caso parecido donde la ética, la vejez y la ética fueron centrales para tomar la decisión de renunciar. Ocurrió en un país vecino y uno de los protagonistas fue un guerrillero que supo reconocer sus errores y que se hizo político y que no se enriqueció. Esta “rara avis” es José “Pepe” Mujica. El líder uruguayo cuando decidió decir basta a la política y retirarse eligió hacer un esfuerzo mayor porque acordó -si acordó- con su enemigo político que debían renunciar los dos juntos. La otra cara de esta valiosísima moneda es la competencia de hoy en CABA donde el macrismo luchará por no morir y el mileísmo intentará “asesinar” al macrismo. Si esto pasa entre dos de la misma posición ideológica, en la Argentina es imposible imaginarse a Macri, Cristina y Milei intentando pensar en la sociedad argentina.
Los uruguayos Mujica y Julio María Sanguinetti no dudaron un segundo y juntos renunciaron y se despidieron de la política -dejaron el Senado en aquel momento- dando un ejemplo. Pepe Mujica esta semana se despidió y dejó este mundo con enseñanzas tales como que se puede hacer política sin robar. Le rindieron homenaje propios y extraños. Amigos y enemigos. Lamentablemente, la Argentina prefirió rotularlo y por lo tanto ningunearlo con actitudes irrespetuosas de nada menos que del Presidente de la Nación y de uno de sus espadachines mediáticos, el doctor “gordo” Dan.
Los ecos del norte
El verbo renunciar se escuchó de nuevo, pero en tiempos electorales ni siquiera es una mala palabra. La verdadera mala palabra fue el resultado electoral de Salta y de Jujuy cuyos ecos espantan en esta provincia tan peronista. El mensaje habría llegado a los distintos campamentos locales y a las autoridades nacionales del peronismo. Una derrota del peronismo en la provincia no les va a salir gratis. Al gobernador de la provincia, vicepresidente del PJ, líder de una mayoría peronista y a la sazón responsable principal de la suerte electoral del justicialismo le debe haber caído la ficha de que La Libertad Avanza podría darle una desagradable sorpresa. No puede soslayar que en Tucumán hay un distrito único en la elección y los resultados de la capital salteña podrían reproducirse en varias ciudades tucumanas, especialmente en las más pobladas.
Aquellos que pasillean el palacio de 25 de Mayo y San Martín sugieren que habría ya un hilo de comunicación con el Instituto Patria para explorar caminos de unidad. Cuando se les consulta a los principales voceros hacen silencio de radio en ambos lados.
¿Sería viable un acuerdo de ese tipo? ¿Estaría el mandatario provincial explorando tomar distancia del gobierno de Milei ya que fue lo único que le achacaron en este proceso pre-electoral? ¿Cambiarán las circunstancias después de las elecciones de octubre y ya Milei no necesitará tanto el “poroteo” con diputados y senadores provinciales y con gobernadores? ¿Tendrá temor Cristina de que se le adjudique a ella haber prohijado una disidencia en Tucumán que provoque la pérdida de la elección con La Libertad Avanza?
Aparentemente, de todo hay un poco. El gobernador tiene también entre ceja y ceja una idea fija: contemplar en la lona del ring a su desavenido socio Juan Manzur.
¿Aceptará Jaldo que Unión por la Patria coloque a Noguera en su lista como cabeza? Si algo se conoce es que entre ambos no impera una relación cordial desde hace tiempo. O será posible -como se ha sugerido desde Casa de Gobierno- que Jaldo explore un cambio de nombre que le sea grato a Cristina y digerible para él?
Por lo pronto, habrá que esperar el resultado de CABA, que dará otro indicio sobre el humor político de los argentinos, aunque se trate de un electorado tan veleidoso como el porteño.