
Dos condenados y un procesado por robo fueron imputados por el crimen de un compañero de celda que murió como consecuencia de las lesiones que sufrió después de haber sido torturado durante cuatro horas en la comisaría de Los Pocitos. En la audiencia de formulación de cargos, todas las partes dejaron en claro que debía profundizarse la investigación contra los policías de esa dependencia.
Víctor Hugo Herrera (39) había sido condenado por un delito contra la propiedad, pena que habría cumplido el 5 de junio. El jueves 1, por los gritos de sus compañeros, fue trasladado al hospital Padilla, donde murió al día siguiente por la noche. El fiscal Carlos Sale comenzó a investigar el caso porque los familiares del fallecido denunciaron que había sido salvajemente agredido por otros detenidos.
El investigador, con el correr de los días, comenzó a establecer lo que había sucedido en la celda de cuatro metros de largo por cuatro de ancho que tenía en su interior una letrina (tapada con una cortina) y donde estaban amontonados 19 presos. Descubrió que el incidente se había registrado por el robo de más de 40 pastillas de psicofármacos y que en realidad hubo dos víctimas.
Según su teoría del caso, Jesús Biza, Juan Luna y Nelson Jerez primero atacaron a Gastón Frías al pensar que él les había quitado la droga. Después, revisaron una bolsa de Herrera y encontraron parte de la droga que había desaparecido en poder de la víctima.
Horror
“Estamos ante un caso gravísimo. Nos costó muchísimo entrevistar a los detenidos que fueron testigos directos del hecho, pero por miedo o escudándose en el código carcelario, en un primer momento se mostraron reacios a dar la información”, explicó la auxiliar Luz Becerra. “Herrera había consumido varias pastillas; los testigos dijeron como 15 y por eso cuando lo atacaron estaba totalmente dormido y en total estado de indefensión”, señaló antes de acusar a los tres sospechosos de homicidio agravado por alevosía y de lesiones por el ataque a Frías.
A partir de ese momento, la representante del Ministerio Público relató cómo fue el violento episodio. Becerra hizo una extensa descripción que silenció a todas las personas que estaban presenciando la audiencia. Estos fueron los puntos más destacables que enumeró:
- Los acusados arrastraron a Herrera hasta la zona de la letrina y allí Biza y Jerez lo tomaron de los brazos para que Luna, con una máquina rudimentaria, le tatuara en la espalda la palabra “rata” y le dibujara un pene.
- Luego lo quemaron con una especie de lanzallamas generado con un desodorante y un encendedor.
- También la aplicaron golpes de puño y patadas en distintas partes del cuerpo.
- Pelaron el cable de un calentador que utilizaban para cocinar y le aplicaron descargas en los ojos, los genitales y en el interior de la nariz.
- Por último, le cortaron el rostro y el cabello. Le sacaron una imagen que enviaron a los familiares de Herrera con la leyenda: “El Guasón de Villa Mariano Moreno”.
“Los testimonios son coincidentes. La víctima era una persona totalmente vulnerable. Estaba totalmente dormido por la cantidad de pastillas que consumió”, señaló Becerra.
Planteo
La representante del Ministerio Público aclaró que si bien es cierto que están abocados a esclarecer el homicidio, Sale también está analizando la actuación de la Policía. “Hay varias cuestiones por aclarar que involucran a los efectivos de la comisaría de Los Pocitos. Entre otras, cómo llegó a las manos de los detenidos esa cantidad de droga y cómo no se enteraron de la agresión que sufrió”, aclaró Becerra, que solicitó que a los acusados se le dictara la prisión preventiva por seis meses.
El querellante Javier Lobo Aragón (h) se adhirió a todos los dichos de Becerra, pero agregó: “hay que investigar más porque la celda, según los informes técnicos, está al frente de la guardia. Cómo es posible que ningún policía haya observado o escuchado lo que estaba sucediendo”. Javier Lobo Aragón (p) dijo que están esperando informes para confirmar o descartar que Herrera haya sido víctima de un abuso sexual.
Los defensores oficiales Marta Contreras Cuenca (Jerez), Sofía María Anadón (Biza) y Jorge Quilez Sáenz (Luna) se opusieron. No sólo calificaron de aberrante lo ocurrido, sino que además dijeron que todas las entrevistas fueron direccionadas en contra de sus asistidos, lo que aumenta la sospecha en contra de los policías.
Los querellantes, antes de que se realizara la audiencia, cuestionaron que las entrevistas hayan sido tomadas por los efectivos de la dependencia y que los testigos no hayan sido trasladados a otras unidades.
La jueza Elizabeth Raddi, que destacó la gravedad del caso y que se haya cometido cuando la víctima estaba en estado total de indefensión, aceptó todos los pedidos realizados por los acusadores. Los sospechosos podrían ser condenados a perpetua por este hecho.