Cada vez que una víctima de accidente de tránsito llega a un hospital, se pone en marcha un costoso y complejo sistema. Es la cara menos visible del drama vial: recursos humanos, insumos y gastos millonarios que el sistema de salud asume cada año por la imprudencia al volante.
En el Segundo Foro Tucumán Responsable se abordará el impacto humano, económico y cultural del caos en el tránsito. Sólo en 2024, el Ministerio de Salud atendió a 13.000 víctimas de siniestros, el 80% motociclistas, la mayoría sin casco. Según Marcela Dive Mohamed, directora de Gestión Sanitaria, hubo en promedio 27 ingresos diarios por choques, subiendo a 45 los fines de semana.
En un mes, se atendieron 1.000 motociclistas lesionados. De cada 100 heridos, 12 son internados, el 40% necesita terapia intensiva y el 30%, cirugía. El hospital Padilla, referente en emergencias, registró un aumento del 35% en atenciones por accidentes en los primeros cuatro meses de 2025 con respecto al año anterior. En 2024, asistió a 4.654 víctimas; de enero a abril de 2025, 1.895 personas fueron atendidas por siniestros viales, un promedio de 16 por día. Marzo marcó un récord con 492 consultas. Los domingos son los días más críticos.
La mayoría de los heridos son jóvenes entre 22 y 41 años, y el 64% son varones. Según Marcelo Vásquez, subdirector del Padilla, el 82% de los lesionados circulaban en moto; el 8% en auto, el 5% en bicicleta y el 3% eran peatones. El 16% de los pacientes requiere cuidados intensivos, sobre todo quienes iban sin casco.
En cuanto a costos, un estudio de 2019 actualizado a valores actuales muestra que la atención de un herido leve cuesta U$S 140 diarios ($161.000), uno moderado U$S 426 ($490.000) y uno grave U$S 1.350 ($1.552.500). El promedio diario por paciente ronda los $430.000. En casos complejos, los costos ascienden a $11 millones por 15 días de internación. Sólo en un mes, el tratamiento de 1.000 motociclistas lesionados demandó más de $14 millones diarios en el sistema público.
Las muertes por accidentes también son alarmantes. Son la principal causa de muerte entre menores de 35 años y la tercera en la población general. En 2023, según el SNIC, fallecieron 217 tucumanos en siniestros viales. La ONG Luchemos por la Vida reporta 345 fallecidos ese mismo año. En 2024, murieron 335 personas, lo que ubica a Tucumán en el cuarto lugar nacional por fatalidad vial: muere una persona cada 26 horas por esta causa.
¿Hasta cuándo vamos a naturalizar este nivel de violencia vial? ¿Cuánto más debemos esperar para que se actúe con decisión desde el Estado y desde la ciudadanía? Los controles deben intensificarse, las campañas de concientización deben ser permanentes, y la educación vial debe incorporarse de forma integral en las escuelas. Pero también hace falta compromiso social. Usar casco, respetar las normas, evitar el alcohol al conducir: son decisiones individuales que salvan vidas.
El tránsito en Tucumán se ha convertido en un espejo donde se refleja el deterioro de nuestros hábitos, nuestra cultura vial y nuestra responsabilidad como sociedad. Es hora de dejar de mirar para otro lado. Porque cada accidente que se podría haber evitado no sólo arranca una vida o deja una secuela: también compromete el futuro de todos.







