Edgard Iván Rimaycuna Inga, un joven religioso originario de Chiclayo, fue designado secretario personal del Papa León XIV, el primer pontífice nacionalizado peruano. Se trata de un cargo de extrema confianza, cuya función es asistir al Santo Padre en sus tareas cotidianas, tanto administrativas como pastorales, y facilitar la organización de su agenda diaria, viajes y encuentros. Desde 1903, el secretario personal del Papa se ha convertido en una figura clave en la maquinaria vaticana, una suerte de sombra cercana que combina la discreción con la eficacia.
No obstante, esta vez el vínculo es más que funcional ya que parece ser profundamente personal.
La historia de Rimaycuna echa raíces en 2006, cuando ingresó al Seminario Mayor Santo Toribio de Mogrovejo en Chiclayo. Allí conoció al entonces sacerdote Robert Francis Prevost, conocido cariñosamente como el “padre Roberto”, hoy convertido en León XIV. Desde entonces, ambos forjaron una relación entrañable, marcada por la guía espiritual, la vocación compartida y el trabajo codo a codo en la Iglesia Santa María, catedral de la ciudad norteña.
Continuidad afectiva y espiritual
La designación de Rimaycuna como secretario personal no sorprende a quienes conocen esa historia. Representa, más que un gesto administrativo, una continuidad afectiva y espiritual. El nuevo papa, que ya había roto el protocolo para saludar en castellano a la diócesis de Chiclayo durante su primera aparición pública, vuelve a tender un puente con sus años en Perú, esta vez mediante una decisión con peso dentro de la estructura vaticana.
En 2017, el joven religioso dio un paso decisivo ya que viajó a Roma para continuar su formación en el prestigioso Pontificio Instituto Bíblico, alentado por su mentor. Allí se preparó para asumir mayores responsabilidades en la Iglesia y estrechó aún más su vínculo con Prevost, quien por entonces ya ocupaba cargos de relevancia dentro de la curia.
Durante 2024, Rimaycuna sirvió en la comunidad de Manesseno, en Liguria, pero tras la elección de León XIV como Sumo Pontífice, fue convocado de nuevo.
Su designación es también una señal de que el papa que no olvida sus raíces, ni a quienes caminaron junto a él. Y un secretario que, más que una función, encarna una relación forjada en la fe, la amistad y el compromiso compartido.