La catarsis peronista

Purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profunda. La tercera acepción que la Real Academia Española ofrece en la definición de catarsis bien puede definir lo que está sucediendo dentro del Partido Justicialista (PJ). Por estas horas, en el oficialismo provincial están sacándose los trapitos al sol, pero de una manera interna, en la que sólo se observa la parte superior del iceberg peronista. El testimonio fiel de ese estado de situación fue la previa del encuentro entre los gabinetes provincial y municipal, realizado el lunes en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno. Y no fue en ese ámbito donde se suscitó el duro intercambio de facturas, sino en el despacho del gobernador Osvaldo Jaldo.

La intendenta capitalina, Rossana Chahla, venía coleccionando una serie de quejas contra funcionarios del Poder Ejecutivo que no acompañaban a su gestión, según expuso. La cumbre era, precisamente, para avanzar en una coordinación de tareas, aunque las tensiones siempre flotaron en el aire. Fue un ping pong de preguntas y respuestas cruzadas que se extendió por casi dos horas. El clima estaba caldeado y hasta, incluso, puso en peligro la convocatoria. La sangre no llegó al río, finalmente. Más que las palabras, ahora hablarán los hechos respecto de si se superaron las diferencias acumuladas en 18 meses de gestión provincial y municipal.

Un indicio lo marcó la presencia de Florencia Villagra en una mesa panel organizada por el municipio capitalino. La directora de Promoción de la Mujer responde al ministro de Desarrollo Social, Federico Masso, uno de los aludidos por la jefa municipal en la disonancia interna. Jaldo entiende que hay que bajar la espuma a la discusión. No hay tiempo para la discordia en un espacio en el cual todavía no sabe si habrá oponentes internos a la lista oficial de candidatos a diputado nacional. Chahla, mientras tanto, espera gestos de la Casa de Gobierno que contribuyan a acompañar a sus acciones. El mandatario ha sido claro al cerrar la cumbre intergabinete: “las diferencias deben ser resueltas con diálogo y articulación”. Ella, en tanto, le agregó un cariz partidario. “El peronismo se construye con compromiso, empatÍa y gestión”, sentenció.

El día después encontró al oficialismo con menos tensiones y más reflexión. El rival electoral no está en ese ámbito. Sin embargo, según trascendió, hubo una charla ríspida entre el vicegobernador Miguel Acevedo y el presidente subrogante de la Legislatura, Sergio Mansilla. Algunos conjeturan que, en esa conversación, se deslizó la potencial candidatura a diputado del vice; otros, en tanto, creen que giró en torno al desenvolvimiento de la Cámara. Acevedo visitó ayer a Chahla. El titular de la Cámara acompañó a los dirigentes que organizan un encuentro de rugby. Luego se quedó a charlar prolongadamente con la jefa municipal. En medio de esta situación, Jaldo mandó otro mensaje, pero hacia adentro del PJ: no será candidato testimonial. Al menos en la actualidad. Si los nubarrones no se disipan, otra será la historia. “Yo soy gobernador, bajo ningún punto de vista analizo ser candidato. Falta mucho para eso. A nuestro espacio político le sobran hombres y mujeres que califican perfectamente no solo para ser candidatos, sino para representarnos en el Congreso”, declaró.

“El peronismo se dobla, pero no se rompe”, afirman los colaboradores del gobernador, como una manera de hacer “borrón y cuenta nueva”. En realidad, el jaldismo necesita respirar en una semana con varios frentes abiertos.

Manzur

La incursión del senador Juan Manzur por varias zonas de la provincia fue seguida atentamente por los jaldistas. La escala final la hizo en Tafí Viejo, con la foto que se sacó junto a la intendenta Alejandra Rodríguez, esposa del legislador y potencial candidato a diputado en la interna del PJ, Javier Noguera. Se mencionó que la dirigencia justicialista y antimileísta se encontraría mañana, en Buenos Aires, con la presidenta del Partido Justicialista, a nivel nacional, Cristina Fernández de Kirchner. Se especuló que ese encuentro iba a ser el puntapié inicial de la campaña del taficeño. La cumbre fue postergada hasta nuevo aviso; o, al menos, la foto que estaba prevista, para eternizar el apoyo kirchnerista. La ex jefa de Estado tiene mayores preocupaciones como el impacto del proyecto de Ley de Ficha Limpia, si la Casa Rosada logra imponerse en el Congreso para avalar la iniciativa tal como fue enviada. Cristina habla de prescripción. Además, ella puso énfasis en el armado en Buenos Aires, de tal manera que, si logra estructurar al partido en el principal distrito electoral, luego extenderá sus tentáculos hacia el resto del país.

Mientras tanto, el jaldismo va. Este viernes tratará de avanzar en la idea de conformar un frente electoral con vistas a las elecciones del 26 de octubre. Además, es probable que quede delineado el cronograma electoral, con vistas a las potenciales internas partidarias. La fecha tentativa para una compulsa dentro del peronismo tucumano es el domingo 27 de julio. Sin embargo, todo es prematuro para un escenario plagado de incertidumbres. Nadie puede estar por encima de esas dudas, porque el escenario electoral sigue abierto.

Según los colaboradores de Jaldo, habría mayoría para definir esas cuestiones y delegar en algunos de sus integrantes esa potestad. Sería un “per saltum” a Manzur, el presidente del distrito del PJ. En una percepción coinciden los dos espacios enfrentados: la jerarquía no significa poder. De un lado, señalan que el gobernador no tiene atribuciones para imponer su voluntad; del otro, que el presidente del PJ local no tiene la fortaleza suficiente para dirigir la tropa.

Un peronista, con varias batallas sobre sus espaldas, define esta cuestión con una frase: “en el mundo de los duales, todos son iguales”. No obstante, en esa igualdad se engloban a los puros y a los impuros; a los dialoguistas y a los enfrentados con las políticas del presidente Javier Milei; a los manzuristas y a los jaldistas.

Como en el pasado, los peronistas se necesitan entre sí. La opción de la unidad asoma como la más conveniente, porque, de otra manera, la atomización del voto puede implicar una pérdida de representatividad parlamentaria. Claro está que, para que esto sea posible, para que el PJ pierda fuerzas en su intento por retener las dos bancas en la Cámara Baja, esa misma unidad debe mostrarse en los contrincantes. Eso no está sucediendo. Las disputas en la oposición son demasiado visibles. Ni los radicales terminan de acordar con los libertarios, ni los mileístas terminan por cobijar a las fuerzas que, si bien coinciden con la política nacional, no comulgan con la dirigencia tucumana.

El sentido de la oportunidad siempre está latente entre los gobernantes. Más allá de que diga que no será candidato, Jaldo sabe que el 26 de octubre pone mucho en juego. Es un test a su gestión, a través del voto y no de las encuestas. Necesita renovar la confianza ciudadana para el segundo tiempo, es decir, los dos años que le quedarán de mandato. Hablar de reelección es futurología. De la misma manera, Manzur necesita salir ileso de un proceso interno. La idea de intervención al PJ no le conviene, aunque Cristina mira con recelo a Jaldo. Esa puede ser la siguiente catarsis a la que someterá el peronismo.

Comentarios