03 Mayo 2025
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados y los lanzamientos de nuevos modelos de celulares parecen no tener pausa, muchos se preguntan: ¿cada cuánto conviene realmente cambiar de dispositivo?
De acuerdo con un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de España, los teléfonos inteligentes deberían durar, al menos, cinco años si reciben el cuidado adecuado. Sin embargo, la realidad muestra otra cosa: numerosos estudios indican que, en promedio, las personas reemplazan sus celulares cada dos años. Las razones varían entre el deseo de tener el último modelo, incompatibilidades con nuevos sistemas operativos o simplemente por gusto.
La batería, el punto débil
La OCU señala que la batería es el componente que más determina la vida útil de un celular. Fabricadas con litio, estas baterías ofrecen buena eficiencia y durabilidad, pero con el tiempo se degradan naturalmente. Cada ciclo de carga y descarga genera reacciones químicas que reducen su capacidad, afectando el rendimiento del teléfono.
¿Cómo extender la vida útil del celular?
Para lograr que un celular dure al menos cinco años, los expertos recomiendan una serie de buenas prácticas enfocadas principalmente en el cuidado de la batería:
- No esperar a que se apague para cargarlo: lo ideal es conectarlo cuando la batería esté entre el 20% y el 30%.
- Evitar cargarlo al 100%: lo óptimo es mantener la carga entre el 20% y el 80%.
- No dejarlo enchufado toda la noche: una carga prolongada al 100% puede acelerar la degradación.
- Desactivar funciones que no se usan: Wi-Fi, Bluetooth o GPS consumen batería aunque no estén en uso activo.
- Mantener las actualizaciones al día: tanto del sistema operativo como de las aplicaciones, ya que muchas mejoran la eficiencia energética.
- Evitar usar el celular mientras carga: esto puede generar un sobrecalentamiento que daña la batería a largo plazo.
En definitiva, si bien la tentación de cambiar el celular cada pocos años es fuerte, con un uso responsable y cuidados específicos, es posible prolongar su vida útil y, de paso, ahorrar dinero y reducir el impacto ambiental.
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