Un papa listo para la Fórmula 1: la historia de dos pilotos tucumanos que conocieron a Francisco y le regalaron un buzo antiflama

Lucas Mohamed y Pablo Ortega, pilotos de Turismo Nacional, y un momento único: conocieron a Francisco en el Vaticano, y le regalaron un buzo antiflama personalizado. La experiencia se coronó con una carta especial para Mohamed, un tesoro de espiritualidad.

EL SALUDO. En fila, sólo algunos, pudieron tener cara a cara a Francisco. Ortega le besó la mano; Mohamed le dio una Virgen. EL SALUDO. En fila, sólo algunos, pudieron tener cara a cara a Francisco. Ortega le besó la mano; Mohamed le dio una Virgen.

Pasaron unos pocos segundos junto a él; instantes fugaces que se grabaron a fuego en la memoria. El miércoles 24 de septiembre de 2014, los pilotos tucumanos Lucas Mohamed y Pablo Ortega participaron de la Audiencia General del Vaticano. Especialistas en la Clase 2 del Turismo Nacional (TN), la categoría más federal del país que se disputa en las pistas de los autódromos, “Luquitas” y “Pabloso” se situaron a un costado del púlpito desde donde el papa Francisco se dirigía hacia las miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro. Estaban en la primera fila, listos para vivir una experiencia que trascendería la adrenalina del automovilismo.

La Asociación Pilotos de Turismo (APAT), organizadora del certamen, había programado aquella visita, de hace nueve años. La delegación, compuesta por 20 personas, toleró la lluvia tenue de aquella mañana del otoño europeo. La iniciativa fue un privilegio para Mohamed y Ortega; en especial para el primero, quien había sido elegido por sus colegas de la divisional (junto al cordobés Facundo Chapur) para formar parte del grupo que acercó a Jorge Bergoglio al mundo del automovilismo; o que al menos lo intentó. “Se ve que era un Papa más futbolero. No tanto de los autos”, percibió Mohamed, recordando la reacción del Sumo Pontífice al recibir el traje antiflama amarillo y blanco -los colores papales-, entregado por Horacio Paoletti, presidente de la APAT en aquellos años.

La emoción que Bergoglio expresaba al recibir una camiseta de San Lorenzo, club del que era fanático, contrastaba con su reacción ante la indumentaria de piloto. Tras el saludo de Paoletti, Mohamed se acercó y le entregó una estatuilla de la Virgen de la Eucaristía, obsequio de la parroquia Nuestra Señora de la Caridad. Los asistentes del Papa recogieron los presentes.

“No dejaba de llorar”

Entre risas, Ortega recuerda: “Me arruinó la foto”. “Nunca sentí una energía tan fuerte. Después que lo saludé, no podía parar de llorar. La adrenalina no se me iba del cuerpo, la sentía desde dos días antes”, contó Ortega, quien se sumó a la propuesta de la categoría junto a sus colegas Emiliano Giacoponi, Jerónimo Teti, Fabricio Pezzini, Hannah Abdala y Gabriel Fernández.

Al igual que otros que hicieron la fila para saludar a Francisco, Ortega le besó la mano, un gesto que el Papa siempre consideró excesivo, pero que no lo incomodó. “A él no le gustaba, pero no me importó; no quería dejar de hacerlo. Él no dijo nada. Nunca me imaginé poder hacerlo, agradecerle por todo y recibir su bendición”, recordó Ortega.
“Cuando él te miraba… fue inexplicable”, expresó Mohamed, luchando por encontrar las palabras para describir la experiencia. “Fueron segunditos -reflexionó con emoción y con admiración- que me hicieron pensar: ‘pobre toda la gente que lo quiere ver, en todo el mundo que quiere estar con él’. Era realmente valorable todo lo que hacía por darle el gusto a cada cristiano”, dijo Mohamed.

En opinión del corredor, que aquel año lograría el subcampeonato, el vínculo papal no concluyó en la Plaza de San Pedro. “Mucha gente se enteró por LA GACETA de que iba a hacer ese viaje. Llevé una mochila llena de cartas que me dieron para que se las entregue. Al día siguiente fui a la plaza, donde hay un buzón; lo llené completamente. Y parece que en muchas cartas me nombraron”, conjeturó Mohamed: “A los 20 días recibí una carta del Vaticano. La única persona que recibió una de toda la comitiva del automovilismo que fue, fui yo. El presidente Paoletti se había enojado: ‘¿Por qué te llega a vos y a mí no?’, me dijo”, relató Mohamed, en tono de broma.

Un particular regalo

El dirigente contó la reacción de Bergoglio cuando recibió el regalo que le habían hecho. “Cuando llegó a mí le regalé el buzo que le habíamos hecho y me pregunto: ‘¿Me lo tengo que poner ahora?’. No lo podía creer. Sinceramente, estoy muy anulado, no puedo creer este momento”, le reconocía Paoletti al sitio web Última Vuelta.
La figura del Sumo Pontífice generaba un impacto profundo, incluso en personalidades carismáticas como la de Chapur, quien en aquella ocasión se mostró diferente. “La vivencia como grupo fue extraordinaria. Me sorprendió mucho la buena convivencia entre todos. Fue un día que vi a Chapur sin hacer chistes, serio, llorando, al igual que Mohamed y yo también. Fue increíble”, agregó Paoletti.
Si bien la carta que recibió Mohamed está fechada dos días más tarde de la Audiencia, la APAT se la entregó un poco más tarde. “Estimado en el Señor: en una reciente audiencia ha tenido a bien hacer llegar unas atentas cartas que varias personas de su entorno en Tucumán han querido dirigir a Su Santidad Francisco para manifestarle sus sentimientos de afecto y confianza”, se lee en el primer párrafo de la carta firmada por Peter Wells, asesor de la Secretaría de Estado del Vaticano.
Los dos pilotos tucumanos, grandes protagonistas del certamen 2014 de la Clase 2 del TN, vivieron uno de los momentos más emotivos de sus vidas. “Pude unir la pasión de mi familia (su papá, Lito, también viajó) con nuestra religión. ¡Esta iniciativa fue excelente!”, destacó Lucas en la nota de aquel septiembre que publicó LA GACETA. “¡Lo que viví se lo deseo a todos! A quienes hicieron esto posible, ¡un enorme gracias!”, expresó, por su parte, Pablo.

La Asociación Pilotos de Turismo (APAT), organizadora del certamen, había programado la visita desde aquel abril de hacía nueve años atrás. La delegación, compuesta por 20 personas, disfrutó como nunca la lluvia tenue de aquella mañana otoñal. La iniciativa fue un privilegio para Mohamed y Ortega, especialmente para el yerbabuenense, quien fue elegido por sus colegas de la divisional (junto al cordobés Facundo Chapur) para formar parte del equipo que acercó a Jorge Bergoglio al mundo del automovilismo, o al menos, lo intentó. “Se ve que era un Papa más futbolero. No tanto de los autos”, percibió Mohamed en el encuentro, recordando la reacción del Sumo Pontífice al recibir el traje antiflama amarillo y blanco, los colores papales, entregado por Horacio Paoletti, presidente de Apat en aquellos años.

La emoción que Bergoglio expresaba al recibir una camiseta de San Lorenzo, su club del que era fanático, contrastaba con su reacción ante la indumentaria de piloto. Tras el saludo de Paoletti, Mohamed se acercó y le entregó una estatuilla de la Virgen de la Eucaristía, obsequio de la parroquia Nuestra Señora de la Caridad. 

"Nunca sentí una energía tan fuerte"

Los asistentes personales del Papa recogieron los presentes, y llegó el turno de Ortega, quien entre risas recuerda: “Me arruinó la foto”. La ternura que genera ver al piloto de casi 1,85 metros filmando el encuentro con un celular cuya funda muestra a James “Sulley” Sulivan, el adorable monstruo azul de la saga animada Monster Inc, refleja la personalidad del piloto, un fanático del personaje que lo acompaña en sus autos y en sus aventuras. “Nunca sentí una energía tan fuerte. Después que lo saludé, no podía parar de llorar. La adrenalina no se me iba del cuerpo, la sentía desde dos días antes, me acuerdo”, afirmó Ortega, quien se sumó a la propuesta de la categoría junto a sus colegas Emiliano Giacoponi, Jerónimo Teti, Fabricio Pezzini, Hannah Abdala y Gabriel Fernández.

Un papa listo para la Fórmula 1: la historia de dos pilotos tucumanos que conocieron a Francisco y le regalaron un buzo antiflama

Al igual que otros que hicieron la fila para saludar al Sumo Pontífice, Ortega le besó la mano, un gesto que Francisco siempre consideró excesivo, pero que no lo incomodó. “Sí, a él no le gustaba, pero no me importó; no quería dejar de hacerlo. Él no dijo nada. Nunca me imaginé poder hacerlo, agradecerle por todo y recibir su bendición”, recordó Ortega.

“Cuando él te miraba… fue inexplicable”, expresó Mohamed, luchando por encontrar las palabras para describir la experiencia. “Son segunditos –reflexionó con emoción y admiración- que me hicieron pensar: ‘pobre toda la gente que lo quiere ver, en todo el mundo que quiere estar con él’. Era realmente valorable todo el trabajo que tenía encima por darle con el gusto a cada cristiano”, se puso Mohamed en el lugar de Francisco. Para el corredor, que ese año lograría el subcampeonato, el vínculo papal no concluyó en la Plaza de San Pedro. “Mucha gente se enteró por LA GACETA que iba a hacer el viaje. Tuve que llevar una mochila llena de cartas que me dieron para que se las entregue. Al día siguiente, fui a la plaza donde hay un buzón. Lo dejé lleno completamente. Parece que en muchas cartas me nombraron”, conjeturó Mohamed. ¿Por qué pensó eso? “A los 20 días recibí una carta del Vaticano. La única persona que recibió una de toda la comitiva del automovilismo que fue, fui yo. El presidente Paoletti se había enojado: ‘¿Por qué te llega a vos y a mí no?’, me dijo”, relató Mohamed con tono bromista. 

"¿Me lo tengo que poner ahora?"

El dirigente fue el que contó la reacción de Bergoglio cuando recibió el presente que le había hecho. “Cuando llegó a mi, le regalé el buzo que le habíamos hecho y me pregunto: ‘¿Me lo tengo que poner ahora?’. No lo podía creer. Sinceramente, estoy muy anulado, no puedo creer este momento”, le reconocía al sitio web Última Vuelta.

La figura del Sumo Pontífice generaba un impacto profundo, incluso en personalidades carismáticas como la de Chapur, quien en aquella ocasión se mostró diferente. “La vivencia como grupo fue extraordinaria. Me sorprendió mucho la buena convivencia que hay entre todos. Fue un día que vi a Chapur sin hacer chistes, serio, llorando, al igual que Mohamed y yo también. Fue increíble”, agregó Paoletti en la entrevista.

Un papa listo para la Fórmula 1: la historia de dos pilotos tucumanos que conocieron a Francisco y le regalaron un buzo antiflama

Si bien la carta que recibió Mohamed está fechada dos días más tarde luego de haberse celebrado la Audiencia, la Apat, después de acomodarse ante tanto suceso, le hizo llegar la misiva un poco más tarde. “Estimado en el Señor: en una reciente audiencia, ha tenido a bien hacer llegar unas atentas cartas que varias personas de su entorno en Tucumán han querido dirigir a Su Santidad Francisco para manifestarle sus sentimientos de afecto y confianza”, se lee en el primer párrafo de la carta firmada por Peter B. Wells, asesor de la Secretaría de Estado del Vaticano.

Los dos pilotos tucumanos, grandes protagonistas del certamen 2014 de la Clase 2 del TN, vivieron uno de los mejores momentos de sus vidas. “Pude unir la pasión de mi familia (su papá Lito también viajó) con nuestra religión. ¡Esta iniciativa fue excelente!”, destacó Lucas en la nota de aquel septiembre que publicó LA GACETA. “¡Lo que viví se lo deseo a todos! A quienes hicieron esto posible, ¡un enorme gracias!”, exclamó por su parte Pablo.

EL OBSEQUIO. Paoletti le entrega el traje antiflama a Bergoglio. EL OBSEQUIO. Paoletti le entrega el traje antiflama a Bergoglio.
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