¿Por qué llueve tanto? Un tucumano rastreó 100 años de tormentas y encontró la clave en el Pacífico

Un científico descubrió que el fenómeno conocido como El Niño no siempre es el principal responsable de las lluvias extremas. El hallazgo abre la puerta a pronósticos más precisos.

¿Por qué llueve tanto? Un tucumano rastreó 100 años de tormentas y encontró la clave en el Pacífico

Por primera vez, un estudio realizado en Tucumán se sumergió en más de un siglo de lluvias extremas para tratar de responder una pregunta clave para el NOA: ¿por qué llueve tanto algunos veranos y tan poco en otros? El físico Franco Medina, doctor en Ciencias Exactas, especialista en variabilidad climática y actual becario posdoctoral del Conicet, analizó los episodios de lluvia más fuertes ocurridos entre 1912 y 2019 en San Miguel de Tucumán. Lo que concluyó podría cambiar la forma en que se entienden -y se predicen- las inundaciones en la región.

“Este trabajo surgió por los recurrentes problemas de anegamientos que tenemos en la provincia, y también por las proyecciones que indican que a futuro las lluvias intensas van a aumentar con el cambio climático”, explica Medina a LA GACETA. La investigación publicada en febrero de este año es parte de su tesis doctoral. El objetivo fue entender qué factores están detrás de los cambios en las lluvias intensas, tanto de un año a otro como en escalas de décadas.

Mucho más que El Niño

Aunque tradicionalmente se atribuyen las lluvias extremas al fenómeno de El Niño, Medina fue más allá. Antes de profundizar, vale una aclaración para no perderse en el camino técnico: El Niño y La Niña son dos fases de una oscilación natural en el océano Pacífico. En los años Niño, las aguas del Pacífico ecuatorial están más cálidas que lo normal, mientras que en los años Niña están más frías. Estos cambios de temperatura afectan los sistemas de tormenta en todo el planeta. Pero, según los datos que analizó Medina, en Tucumán esta relación no siempre se cumple de forma directa ni constante.

FRANCO MEDINA. Es doctor en Ciencias Exactas, especialista en variabilidad climática y actual becario posdoctoral del Conicet. FRANCO MEDINA. Es doctor en Ciencias Exactas, especialista en variabilidad climática y actual becario posdoctoral del Conicet.

El investigador usó los registros de lluvia diaria de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) -uno de los pocos en Argentina con más de 100 años de datos continuos- y descubrió que la relación no es tan directa ni constante en el tiempo.

“Hay periodos donde El Niño aparece como el principal generador de cambios en la lluvia, como entre 1945 y 1973. Pero hay otros, como entre 1974 y 2007, donde su influencia se diluye”, cuenta. En otras palabras, El Niño no siempre explica por sí solo por qué llueve tanto.

El rol oculto de otras oscilaciones

La clave parece estar en otras oscilaciones atmosféricas de largo plazo. Una de ellas es la Oscilación Decadal del Pacífico, un fenómeno que cambia de fase cada 20 o 30 años. “Cuando esta oscilación está en fase fría, es mayor la probabilidad de observar los efectos del Niño en nuestra región. En fase cálida, esa señal se debilita”, explica el investigador.

También aparece el llamado Modo Anular del Sur, una oscilación de presión que puede generar lluvias más fuertes cuando domina sobre El Niño. “Cuando confluyen ciertas fases de estas oscilaciones, aumenta la probabilidad de lluvias intensas en verano. Pero no es una regla exacta, hablamos de probabilidades”, aclara Medina.

Un ejemplo concreto es el verano de 2007. “Ese año, en un solo día de enero, cayeron unos 150 milímetros en la capital. Fue uno de los eventos más extremos desde que hay registros, y tuvo un gran impacto en la ciudad”, recuerda.

Aportes del hallazgo

La principal contribución del estudio es haber demostrado que las lluvias extremas en Tucumán no dependen únicamente de El Niño, como suele creerse. “Detectamos la influencia de otras oscilaciones que no se habían tenido en cuenta hasta ahora. Además, ayudamos a empezar a llenar un vacío de conocimiento sobre cómo varía la lluvia entre años y décadas en esta región del país”, destaca Medina.

¿Por qué llueve tanto? Un tucumano rastreó 100 años de tormentas y encontró la clave en el Pacífico

Este hallazgo abre la puerta a desarrollar pronósticos climáticos más precisos a escala estacional. “Muchas veces solo se mira El Niño para estimar si un verano será lluvioso o no. Pero eso no alcanza. Si logramos incorporar otras variables, podríamos anticipar mejor los eventos extremos”, explica.

Aunque aún no se puede predecir qué día lloverá con intensidad, esta línea de investigación permite anticipar qué veranos tienen mayor probabilidad de eventos extremos. Y eso puede ser clave para planificar desde obras hídricas hasta decisiones productivas.

Anticiparse

Medina señala que los primeros beneficiarios serían los municipios y áreas de emergencia urbana. “Conocer cómo puede cambiar la intensidad de la lluvia ayuda a anticipar problemas de inundaciones, sobre todo en un contexto de cambio climático y crecimiento urbano”, advierte.

Pero también podrían beneficiarse otros sectores: productores agropecuarios, responsables de la gestión del agua, empresas energéticas o industrias que dependen del estado del tiempo para operar.

Clima complejo

Medina no duda sobre el impacto del cambio climático. “El aumento de temperatura genera más vapor de agua en la atmósfera, lo que puede intensificar las lluvias. Además, el calentamiento global genera cambios en la circulación atmosférica que pueden magnificar estos eventos. Pero predecir eso es complejo, porque también se mezclan oscilaciones naturales”, explica.

A futuro, el científico apuesta a seguir ampliando el estudio: más localidades, más variables (como sequías y temperaturas) y más modelos estadísticos. “Este trabajo es solo un primer paso. Empezamos hace cinco años y hoy estamos mucho mejor posicionados que al inicio, pero todavía falta mucho por hacer”.

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