
En economía se puede hacer de todo, menos evitar las consecuencias. Una vertiente de la disciplina abona esta frase atribuida a John M. Keynes que, aplicada a la actualidad argentina, puede trazar un paralelo respecto de los efectos de las medidas cambiarias impulsadas por el presidente Javier Milei. La flotación entre bandas trata de ponerle un valor de equilibrio al dólar, pero esto -indican algunos consultores- tendrá impacto en la inflación.
Los más de 40 bancos y consultoras relevados por la consultora internacional Focus Economics estimaron que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) llegará a 29,1% a fines de este año. Asimismo, advirtieron que las medidas cambiarias “suponen un riesgo considerable, una depreciación del peso y un repunte de las presiones sobre los precios”.
El desarme de las principales regulaciones cambiarias impactará en un salto del tipo de cambio de cambio oficial y el esquema de bandas supone mayor volatilidad, indica por su parte un reporte de Adcap Grupo Financiero. Por eso acota que todo esto anticipa un nivel de inflación más alto. La interrupción de la desinflación ya se constató previamente con el dato publicado el viernes 11 y eso arrojó 3,7%. “El salto del tipo de cambio tiene particular impacto en precios regulados, por ejemplo en la energía (dependiendo del escenario global)”, indica el informe de Adcap. Adicionalmente, el FMI exige desregulaciones en distintos mercados, como por ejemplo salud. ¿Significa desregular prepagas? También exige eliminar a segmentación en precios de tarifas y adoptar un subsidio focalizado. Todo esto puede implicar efectos inflacionarios.
Sin solidez
Uno de los problemas que desde hace mucho tiempo arrastra la economía argentina es la falta de un sistema cambiario sólido. Desde la salida de la convertibilidad, nunca se definió un sistema cambiario predecible, indica a LA GACETA el economista Eduardo Robinson. Por el contrario, se introdujo un sistema de múltiples tipo de cambio, sumado a controles de capitales y restricciones que trabaron el comercio exterior y no dieron previsibilidad. Durante 2022 y 2023, empezaron a diseñarse cotizaciones para cada sector, un verdadero problema para la economía. Cuando se llega a esa situación es porque no hay reservas, hay un serio problema de restricción externa y hay que administrar, de alguna manera la escasez de divisas, enumera el consultor.
Los anuncios de Milei tiende a acomodar esa situación. Para eso, implementó el esquema de mini devaluación, pero que no alcanzó a converger con la tasa de inflación. Algo sirvió de ancla para contener los precios, pero empezó a debilitarse en la medida que se apreció el peso, aclara el economista.
“Precisamente en el momento en que se verificó un rebrote inflacionario durante marzo, arrojando un incremento de casi 4%, el gobierno modificó el esquema cambiario. Esto causó un salto del dólar, que se trasladará a los precios”, expresa En rigor, agrega, dado el cambio de sistema no se puede hablar de devaluación, porque esto implicaría un sistema de tipo de cambio fijo. Tampoco de depreciación, porque la suba del dólar obedece a un sinceramiento del valor de divisa norteamericana.
En la economía argentina, un salto del dólar, tiene traslado a precios. “Lo que aún no se puede precisar es cuánto del salto del dólar se reflejará en los precios”, dice Robinson. “Dado el contexto, donde aún hay cierta precariedad del nivel de consumo, podría suponerse que será moderado. No obstante, si el programa se consolida, la inflación irá disminuyendo con el correr de los meses”, vaticina. Esto se basa en un incremento del nivel de actividad y crecimiento de la demanda de pesos en los próximos meses.