Llegó el 14 de febrero, San Valentín, y la celebración del Día de los Enamorados, que se ha ido ganando un lugar con el correr de los años, habrá de ser una buena oportunidad para celebrar el amor y el cariño. A veces con un regalo y otras con una escapada romántica. Buenos Aires es un destino muy nuestro, o París para el europeo. Pero existe un lugar en el norte de Italia muy especial, y que suele ser hoy un ritual de peregrinación para el día de San Valentín y esa es la ciudad de Verona. Famosa por su antigüedad, pero también conocida universalmente por ser donde sucede la historia de amor de Romeo y Julieta de William Shakespeare. Él hizo famoso este rincón de Europa: “la ciudad del amor”. Es sorprendente, difícil de imaginar y hasta inverosímil como esta historia romántica escrita en el siglo XVI se transformó en un símbolo del amor. Desafió siglo tras siglo, a todos los tiempos, y Verona fue el lugar ficticio elegido por Shakespeare de familias rivales (Montesco y Capuleto) cuyos hijos, también en la ficción, se enamoraron perdidamente. Shakespeare (1564-1616) es uno de los escritores más importantes de habla inglesa. Sus obras trascendieron y es autor de Hamlet, Otelo, Macbeth y también de Romeo y Julieta, entre muchas más. La mayoría ambientada en el Reino Unido, pero de un total de 38, 13 situadas en la bella Italia, que él nunca conoció, pero sí que sabía del carisma del italiano: apasionado. Jorge Luis Borges dijo de Shakespeare alguna vez: “Es el menos inglés de los poetas de Inglaterra porque la hipérbole, el exceso y el esplendor son típicos de Shakespeare”. Adaptadas, redescubiertas e interpretadas sus obras al infinito brillaron en el teatro y también en la pantalla del séptimo arte, tanto, que es el autor más filmado en la historia de cualquier idioma, con varios cientos de representaciones. Cuesta creer, pero hasta se hizo situar como algo real un palacio medieval de Verona como la casa de los Capuleto, al que se le construyó un balcón y se le bautizó como el “Balcón de Julieta”, a donde miles de visitantes al año se convocan para dejar un mensaje o sacarse una selfie. A propósito, leímos hace unos días que el 27 de diciembre del 2024 falleció, a sus 73 años, quien encarnó magníficamente el papel de Julieta en el film de Franco Zeffirelli de 1968: Olivia Hussey, y los que peinamos algunas canas seguro la recordamos. Legendaria actriz que siempre se la evocará unida a la icónica representación de la enamorada Julieta. Olivia, artista angloargentina (hecho este poco conocido) había nacido en Buenos Aires en el año 1951. Su padre fue Andrés Osuna (Osvaldo Ribó) cantante de tango, y su madre una secretaria de origen inglés. Cuando Olivia tuvo siete años se trasladó a vivir con su madre a Los Ángeles (California), donde iba a triunfar con la carrera actoral. Romeo y Julieta fue escrita por Shakespeare entre los años 1591 y 1595: una ficción total. Lo que no fue ficción fue que Shakespeare existió. El y su magnífica obra literaria que nos legó. Valga saber también que en Stratford Upon Avon se conserva su casa natal y también está en pie el histórico puente Clopton (del 1400) y que el afamado escritor solía cruzar caminando, yendo de Stratford a Londres. Allí están. Imperecederos, a pesar de las guerras, las crecidas del río Avon y las inclemencias climáticas: nada los derribó. Tan reales y tan fuertes como aquel gran amor que nació un día y que uno pretende que sea para toda la vida. Inderribable: ¡Feliz Día de los Enamorados!.
Juan L. Marcotullio
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