“Carpinchomanía”: el fenómeno que copó Tucumán y las redes

“Carpinchomanía”: el fenómeno que copó Tucumán y las redes

Conocidos por su carácter tranquilo, se volvieron tendencia. Su popularidad generó interés en su rol dentro del ecosistema.

FIEBRE POR EL CARPINCHO. La vendedora de un comercio de calle Mendoza exhibe los peluches capibara.
10 Enero 2025

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Los carpinchos, actualmente, son protagonistas en redes sociales y en las vidrieras tucumanas. Podría decirse que la novedosa afición desplazó a los patitos Kawaii y se convirtió en el furor de los más chicos y hasta de algunos grandes.

Si todavía no te chocaste con uno de ellos en las redes o en las vidrieras céntricas de nuestra provincia, quizás no te fijaste bien o simplemente pasaron desapercibidos.

El carpincho es un roedor gigante, nativo de los humedales de Sudamérica, como los de Chaco, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires, que pueden pesar más de 60 kilos y medir hasta 1,30 metro. Es un animal herbívoro, semiacuático y de carácter dócil. Esta especie no es nativa de Tucumán, pero sí tiene parientes cercanos en la provincia: el coipo, otro roedor semiacuático, y la vizcacha son familiares directos que habitan nuestro entorno.

En otras partes del mundo se los conoce como “capibara”. Su nombre común se deriva de las lenguas aborígenes de América Tupí, ka’apiûara que significa “el que come hojas delgadas”, o “comedor de hierba”, conocidos científicamente como Hydrochoerus hydrochaeris, y llamados carpinchos o ronsocos en algunas regiones.

FUROR. Hay productos inspirados, desde peluches, mochilas y ropa.

Estos animales saltaron a la fama en 2021 por ser los inesperados ocupantes de los barrios cerrados de Nordelta -una zona residencial en Buenos Aires- lo que desató una ola de memes, debates ambientales y merchandising. En 2024, este fenómeno viral sigue instalado, con millones de visualizaciones en TikTok con videos en los que estos animales aparecían en situaciones relajantes o divertidas. A esto se sumó una canción clave para convertirlos en tendencia. Se trata de una pegadiza versión remixada de la frase “capibara, capibara”. Esto acompañó a casi todos los videos relacionados, creando una conexión entre la música y la imagen del animal.

Además de ser los preferidos en redes, los carpinchos nos recuerdan los conflictos entre urbanización y fauna silvestre. Como explicó en una entrevista a NatGeo la investigadora postdoctoral de la Universidad de Arizona, Leanne Nieforth, el amor por lo exótico tiene un lado oscuro: la domesticación de especies silvestres puede ponerlas en peligro. En el caso de los carpinchos, este fenómeno cultural también invita a reflexionar sobre cómo los humanos impactamos en su hábitat natural.

En la Reserva de Horco Molle, esta tendencia también despertó interés. Francisco Paz, guardafauna explicó a LA GACETA que niños, adolescentes y adultos preguntan sobre estos animales. “El boom en redes y el episodio de Nordelta hicieron que los carpinchos sean uno de los animales más consultados en la reserva. Es una gran oportunidad para educar sobre su rol en el ecosistema”, explicó.

Francisco destacó que su comportamiento pacífico fue clave para que se convirtieran en íconos de ternura: “No son animales agresivos. Se los ve conviviendo con otras especies, lo que refuerza su imagen amigable y carismática. Eso genera empatía en la gente”.

AL NATURAL. El roedor vivo más grande del mundo según su tamaño.

Pablo Aon, veterinario especializado en fauna silvestre, advirtió sobre los riesgos de querer incorporar animales de ese tipo en entornos domésticos. “Siempre el humano intentó apropiarse de la fauna silvestre. Lo que vemos hoy es una apropiación inmediata, que no respeta las necesidades naturales del animal. Si bien los carpinchos no representan un peligro directo, el vivir fuera de su hábitat afecta a su salud y bienestar, además de representar un riesgo para la salud pública por las enfermedades que pueden transmitir”, señaló.

Ambos expertos coinciden en que las redes han banalizado la vida silvestre. Aon apuntó: “Los videos muestran a los carpinchos conviviendo con humanos en ámbitos domésticos, lo que puede hacer creer que está bien tenerlos como mascotas. Nada más alejado de la realidad. Estos mensajes deberían enfocarse en la conservación y el respeto por su hábitat”.

Paz y Aon destacan que la clave es disfrutar de los carpinchos y otras especies desde la distancia, sin intervenir en su entorno. En áreas urbanas, como los barrios privados donde conviven con fauna silvestre, Aon recomienda evitar alimentarlos, protegerlos de ataques de mascotas y respetar su espacio.

“Esta es una oportunidad para reflexionar sobre el impacto humano en la naturaleza, por más simpáticos que sean, los carpinchos no son mascotas; son un recordatorio de la riqueza y fragilidad de la vida silvestre que debemos preservar”, finalizó Paz.

El impacto en el comercio

La “carpinchomanía” no solo domina las redes, sino también los negocios locales. Marcelo Gonzalo Naranjo, vendedor ambulante en la calle Mendoza, asegura que los peluches son su producto estrella: “Hace un mes que trabajo con esta moda de TikTok. Los chicos vienen y se los llevan. El 23 de diciembre por la mañana hice mi venta más grande: un cliente me compró 25 vinchas para regalar a un comedor, y además se llevó un peluche grande para su hijo”.

Maia Medina y Celeste Moreno trabajan en un bazar de Mendoza y Muñecas y también vivieron el furor: “En menos de una semana nos quedamos sin stock. Para las fiestas, la gente se peleaba por los peluches. Ahora nos quedan algunos y los siguen llevando. Incluso hay pulseras y vinchas; todo lo relacionado con carpinchos se vende”, comentaron.

Generaciones unidas

Karen Juárez (30) y su hija Estrella (12), son de las tucumanas conquistadas por la fiebre del carpincho. “Nos enteramos de los animalitos por la tendencia en TikTok. Hace como tres meses mi hija los vio y le gustó mucho. Le da mucha ternura porque se ve que el animal es tranquilo y amigable. Eso hizo que nos gustara a las dos”, comentó Karen entre risas mientras compraba nuevos productos del capibara para su casa.

Desde peluches hasta accesorios, la familia ha ido coleccionando todo lo relacionado: “le compré una lapicera, un llavero, y lo que más usa es una pulsera con dijes de carpinchos y una cartera con la forma del animal. Sus amiguitas también tienen algo, todas están fanatizadas”, agregó.

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