FACTOR COMÚN. El 90% de los detenidos o procesados por violencia intrafamiliar en Tucumán padecen de consumo problemático de sustancias.
Los casos de violencia intrafamiliar se han disparado. Entre el 22 de diciembre y hasta ayer, la Policía aprehendió a una persona por día acusada de haber lesionado, agredido, amenazado, robado, incumplido una orden de prohibición de acercamiento y hasta incendiado la casa de un pariente directo. Estas estadísticas sólo toman en cuenta los casos que fueron informados, por los que no se descarta que sean más.
Estos incidentes se registraron fuera y dentro de las cuatro avenidas de la capital tucumana. También hubo casos en las jurisdicciones de las regionales Este, Oeste, Norte y Sur, lo que habla de que el problema, en el que son protagonistas hombres y mujeres, se expande a lo largo y a lo ancho de la provincia. Sí hay un factor común: el 90% de los detenidos o procesados tienen severos problemas de adicción.
Los casos
Algunos de los casos que pu do constatar LA GACETA en los últimos días fueron estos:
- Un agente de policía le pidió a su madre que le entregara dinero. Como la mujer no aceptó, el efectivo le aplicó varios golpes de puño, desfigurando su rostro en un hecho registrado en el barrio Italia, de Tafí Viejo. Fue detenido, procesado y terminó expulsado de la fuerza.
- El mismo día en el que se concretó la detención del uniformado, en un juicio abreviado, Sofía Anabella Díaz fue condenada a ocho años de prisión por haber asesinado de una puñalada a su hermano Carlos. La mortal pelea se inició por una discusión sobre qué programa de televisión se vería en el domicilio de la familia, ubicado en el barrio 11 de Enero de esta ciudad.
- Un joven de 19 años, pese a que tenía una orden de prohibición de acercamiento, rompió la ventana de la casa de su progenitora e ingresó para robar. Según el informe oficial, se apoderó de un espejo, una garrafa y varias prendas de vestir. Al acusado, que fue aprehendido minutos después del hecho en Villa 9 de Julio, la Justicia le dictó la prisión preventiva.
- En una vivienda de El Manantial, un joven de 18 años hirió de una puñalada en el pecho a su tío. El hombre se había presentado en su casa para pedirle prestadas unas herramientas. Hubo una discusión que derivó en la pelea. El agresor, después de herirlo, lo lesionó con las pedradas y las botellas que le arrojó. La Justicia le prohibió acercarse a la víctima y hostigarla.
- La Policía detuvo a un joven por intentar agredir y amenazar a sus abuelos. El hecho ocurrió en barrio Tiro Federal cuando el acusado se presentó en el domicilio de sus parientes para pedirle dinero. Como se negaron a entregar el efectivo, intentó golpearlos y luego los amenazó. Las víctimas llamaron al servicio 911 y el acusado fue demorado.
- Una mujer de 39 años fue aprehendida por haberle prendido fuego a la casa de su madre que está ubicada en el barrio Las Palmas, de Alderetes.
- Policías del servicio de emergencia, en tres episodios diferentes, debieron intervenir para que tres jóvenes dejaran de golpear a sus progenitores.
Dolor
Por los pasillos de tribunales peregrinan decenas de madres buscando una solución al infierno que viven. “Traté de todos los modos sacarlo de su adicción y no puedo. Me roba a mí y a sus hermanos para comprar droga. A veces prefería que se fuera de la casa y estuviera viviendo en situación de calle, pero siempre volvía. Nos prometía cambiar y volvía a hacer lo mismo. Después, pensaba que estando preso cambiaría, pero tampoco es así”, declaró Rosa. “Ahora le dictaron una prohibición de que se acercara a nuestra casa hasta tanto encuentre un lugar para que lo atiendan”, añadió.
El psicólogo social Emilio Mustafá dijo que este es un problema social. “No sólo es generado por el consumo problemático, sino que tiene que ver con la pérdidas de vínculos familiares. Además es muy importante afirmar que estas situaciones se agravan considerablemente todos los fines de años”, recalcó el especialista.
Según las estadísticas que maneja el Ministerio Público, de 10 denuncias que reciben las unidades fiscales de Violencia de Género, entre tres y cuatro son de personas que denuncian a sus hijos, nietos o sobrinos por delitos contra la propiedad y contra las personas. “La mayoría busca dos cosas: la primera es una orden judicial de internación involuntaria y, la otra, algún tipo de medida de protección. Lo hacen porque aquí pueden conseguir una respuesta más rápida, que no significa que sea la solución definitiva del problema”, explicó una fuente del MPF.
Emitir una orden de restricción a veces es mucho más complicado de lo que parece. Voceros de la Policía indicaron que el primer inconveniente con el que se encuentran es la dificultad que tienen para notificarlo de la resolución judicial. “Muchos de ellos viven en situación de calle, por lo que es imposible ubicarlos para avisarles. Y si los encontramos en sus casas, se generan unos dramas terribles que muchas veces están acompañados con hechos de violencia. Por esa razón, está protocolizado que intervengan cuerpos de infantería para evitar que se registren incidentes”, contó un comisario.
“Es una situación preocupante porque es muy difícil prevenir. Es imposible tener un policía en cada casa donde haya un conflicto de estas características. Lo que sí hacemos es localizar los conflictos más graves y hacemos un seguimiento”, explicó el jefe de Policía Joaquín Girveau.
Sin salida
“El problema es que nadie te los quiere recibir si es que ellos no aceptan. Sólo los mandan al Obarrio a realizar un tratamiento de desintoxicación y listo que puede durar una semana o un mes. Salen de 10, pero a los días, vuelven a caer. Entonces, los padres volvemos a vivir un infierno”, destacó Mario Herrera.
Tanto fuentes policiales como judiciales reconocieron que las medidas de restricción no alcanzan para poner punto final a este problema. En realidad, según su criterio, en vez de que un joven reciba ayuda para rehabilitarse, termina siendo criminalizado porque incumplirá la medida de restricción.
“Es una situación complicada porque sólo podemos actuar cuando el episodio ocurrió”
“El personal está perfectamente capacitado para actuar en situaciones como esta. Pero no es sencillo, sólo podemos intervenir cuando el episodio ocurrió. No podemos estar en todos los hogares donde hay un conflicto”, aseguró el jefe de Policía Joaquín Girveau. “Pero cuando debemos actuar, lo hacemos de manera urgente y con todo el peso de la ley. Estamos atentos cada vez que la Justicia impone alguna medida de restricción”, añadió en una entrevista con LA GACETA.
El titular de la fuerza reconoció que hubo un importante incremento de estos tipos de casos en las últimas semanas. “Es común que en las fiestas de fin de año ocurran estos hechos, pero el nivel de intolerancia que hay en las calles y en los hogares es para analizar”, destacó.
Girveau también consideró que la crisis económica y social que se vive en todo el país también puede ser una de las razones por las que se incrementaron los delitos intrafamiliares. “Aunque cueste reconocerlo, en los últimos tiempos se observó que los jóvenes cada vez menos creen en la cultura del trabajo y del estudio. Ellos exigen cada vez más a los padres y cuando les dicen que no, estallan los problemas. Eso es lo que más nos preocupa. Hay que recuperar como sea esa conducta”, finalizó.
“En el seno familiar cada vez se reflexiona menos, directamente se va a la agresión”
“Este es un problema de la post pandemia. El seno familiar dejó de ser un espacio para la reflexión o contención. Al no haber esos frenos, se pasa directamente a la agresión”, sostuvo el psicólogo social Emilio Mustafá. “También es importante aclarar que este problema no es exclusivo de los hogares donde existen personas que están padeciendo por el consumo problemático de drogas y alcohol”, añadió.
El profesional coincidió con los especialistas al afirmar que los fines de años se nota un importante incremento en este tipo de casos. “Creo que hay una exacerbación en la gente y, fundamentalmente en el consumo de alcohol que generan estos problemas”, dijo Mustafá. “La crisis social y económica también están acabando con los vínculos familiares, que son claves para la contención y para poner límites. Al no haberlos se pasa a la agresión y no sólo la física, sino la verbal y la psicológica. Muchas veces buscamos a otras personas que no sea la familia para que contengan a los chicos”, explicó el especialista en adicciones.
“También es importante que desde hace dos o tres años se ha notado un incremento de padres que deciden denunciar a sus hijos ante la Policía. Básicamente lo hacen porque tienen miedo a que les suceda algo malo. Es todo un problema que requiere ser analizado”, destacó el psicólogo social en una entrevista con LA GACETA.






