La lucha diaria de Ariel por llevar el pan a su mesa: "A veces dejo mi plato de comida para darle a mis hijos"

La lucha diaria de Ariel por llevar el pan a su mesa: "A veces dejo mi plato de comida para darle a mis hijos"

A pesar de las dificultades económicas y el hambre que enfrenta junto a su familia, el hombre se mantiene firme en su compromiso. Su historia.

27 Diciembre 2024

En un rincón de San Miguel de Tucumán, más precisamente en Santa Fe y Muñecas, Ariel Rodríguez, un hombre humilde que vive con su familia en el interior de la provincia, encuentra razones para sonreír en medio de la adversidad. "Lo que me hace feliz es estar con los que amo, juntos y unidos", dice mientras pinta las sillas de un restaurante. A pesar de la dificultad, su fe y su amor por sus hijos lo mantienen firme.

Ariel habló con LA GACETA sobre los sacrificios diarios que hace para darle a sus hijos lo mejor, a veces dejando su plato de comida para que ellos puedan comer. "Pasamos hambre, a veces un día, a veces dos. Pero lo hago porque prefiero que mis hijos coman. No quiero robar, no quiero ver a mi familia detrás de una reja", confiesa con la mirada baja, pero llena de orgullo. El de él, es el reflejo de una lucha constante por salir adelante en un contexto donde el trabajo escasea, y la pobreza golpea sin piedad.

LA GACETA / FOTO SANTIAGO GIMÉNEZ

"Mi vida es un día tras otro, buscando lo que salga: pintar, cortar el pasto, limpiar terrenos. No hay sueldo fijo, solo changas. Mi hijo me ve trabajar y me pregunta si prefiere estudiar o trabajar como yo. Yo le digo que con trabajo se puede salir adelante, aunque a veces sea duro", explica mientras señala a su pequeño, que lo acompaña. El niño observa, aprendiendo sin palabras las lecciones de sacrificio y dignidad que su padre le enseña con el ejemplo.

Este relato no es único; es la historia de miles de tucumanos que viven a diario con la incertidumbre de no saber si tendrán suficiente para llevar la comida a la mesa. Ariel no se siente representado por las mediciones oficiales de pobreza. "No llego a fin de mes. Nos olvidan, y no sabemos cómo sobrevivir", lamenta. A pesar de todo, se niega a rendirse. "Este fin de año no sé cómo voy a hacer para poner algo en la mesa, pero lo que no haré es robar", dice con firmeza.

El día a día de Ariel no es fácil. Vive en el campo, a unos 17 kilómetros de la ciudad, y debe viajar diariamente en moto o colectivo para poder trabajar. "A veces no tengo ni para el transporte", comenta con franqueza.

LA GACETA / FOTO SANTIAGO GIMÉNEZ

Duele, pero es una historia de lucha, aunque también de esperanza. Ariel, a pesar de las dificultades, mantiene la fe en que un futuro mejor es posible. "Gracias a Dios, la Virgen me dio este trabajo", continúa mientras sigue pintando las sillas del restaurante.

Cómo ayudar a Ariel

Ariel no tiene miedo de pedir ayuda. "Lo que pido es trabajo. No tengo vergüenza de decirlo. Necesito un trabajo fijo, algo que me permita darle una vida digna a mi familia", asegura. Si bien su situación no es fácil, mantiene la esperanza de que alguien lo pueda ayudar.

Para aquellos que deseen colaborar con él, Ariel está dispuesto a realizar diversos trabajos. Su oficio principal es la pintura, pero también tiene experiencia como ayudante en albañilería y otros oficios. Su disponibilidad es total: "Estoy libre todo el día, no tengo problemas en trabajar en cualquier momento", dice. Y, como él mismo dice, cualquier ayuda es bienvenida.

Por último, Ariel brindó su número: 3816554892, con la esperanza de que alguien pueda ofrecerle la oportunidad de un trabajo fijo y, con ello, una mejor vida para su familia.

"Lo único que quiero es trabajar, no tengo vergüenza de decirlo. Me gustaría poder ofrecerle un futuro mejor a mis hijos. Yo soy feliz mientras esté con ellos", concluye con una mirada llena de esperanza.

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