Los libertarios prefieren a La Doctora

Los libertarios prefieren a La Doctora

El estadista vocacional reproduce el desplazamiento conmovedor.

Los libertarios prefieren a La Doctora

Escribe Oberdán Rocamora - Redactor Estrella, especial para JorgeAsisDigital.com

Atributos del desconcierto

El kirchnerismo es otro fenómeno cultural del octogenario Movimiento Nacional Justicialista.

Como lo fue en los noventa el menemismo. Patología reivindicada por Javier Milei, El Panelista de Intratables.

Cuestionar ambos conceptos es un acto involuntariamente frívolo de superlativa ingenuidad.

Error orgánico de los detractores apasionados que exhiben el atributo del desconcierto.

Prisioneros de la nociva perplejidad.

Cuesta valorar la magnitud política de La Doctora como presidenta del instrumento electoral, el Partido Justicialista.

El Partido lo conduce en realidad la eficaz doctora María Servini. Es asumido con unanimidad.

Aunque indudablemente se reconoce también que La Doctora es la dirigente más emblemática y sustancial.

Por conservar, en la nevera misteriosa, los votos cautivos de la Tercera Sección Electoral de la decisiva Provincia del Pecado.

Viuda de Néstor Kirchner, El Furia, el tercer gran jefe del peronismo (después del General, y de Carlos Menem, El Emir).

Fundador de la patología dinástica, El Furia reprodujo los “desastres seriales del gobierno trivial”.

Líder de culto y en simultáneo un fenómeno delictivo.

El Furia supo generar las claves necesarias que fundamentan la difusa proscripción de la “ficha limpia”.

La impulsaron los esclarecidos legisladores que se aferran a la redituable utopía antikirchnerista.

Cruzada moral transformada intento de regla jurídica.

Con el propósito de evitar que La Doctora -doblemente condenada- vuelva a ser la candidata que, en efecto, invariablemente va a ser.

Del Ángel Exterminador a La Doctora

La interpretación, por elemental, es absurda.

Preferencia apenas convertida en lugar común.

Transferencia de prioridades que se traduce como selección arbitraria del enemigo.

Otro atributo del Fenómeno Milei. Del estadista vocacional que preside “el gobierno flojo con suerte”, cliquear.

Que redujo, casi hasta doblegar, los focos adversos de factores de poder.

A esta altura sólo le falta reducir el conflicto que arrastra con la realidad.

Mauricio, El Ángel Exterminador, es el principal afectado.

De la alianza efectiva con el Ángel, los libertarios optan por encarar el garrochazo que no asumen.

Para arriesgarse al entrevero diabólico de negociar con La Doctora.

A quien no pueden ni imaginar, en efecto, presa.

Consecuencia de los lazos presuntos entre el enigmático Santiago Caputo, Jaimito II, con el doctor Eduardo de Pedro, El Wado.

O con el doctor Juan Manuel Olmos, El Conde de Puiggari, abogado de las terminales múltiples.

Consta que cualquier comunicador distraído se atreve a la aventura de la reflexión.

Para divulgar que Milei prefiere enfrentar en 2025 a La Doctora.

Polarizar con ella a través del emblemático José Luis Espert, El Catalán, propia tropa y consultor eterno.

O para divulgar que Milei se dispone a repetir el error de Mauricio.

Optar por La Doctora implica el riesgo racional de escoger al verdugo capacitado para reventarle la cabeza.

Festival moral de la ficha limpia

Los espadachines morales del Ángel Exterminador se indignan tanto como los vanguardistas de la estancada Coalición Cívica que conduce la doctora Elisa Carrió, La Derrotada Exitosa.

Para hegemonizar la materia Decencia, en la Pajarera compite la virulenta señora Silvia Lospennato, La Intachable, con la transparencia vigorosa de legisladores diestros como Juan Carlos Morán.

Duelo exacto de la adolescencia política tardía.

Baluartes decepcionados que condenan la traición eventual de los libertarios culpables por haberse borrado del festival moral del quórum de la “ficha limpia”. Brotan las interpretaciones osadas.

“Prefieren polarizar con el kirchnerismo”.

Milei cumple al pactar con el kirchnerismo. “Porque el kirchnerismo lo depositó en la presidencia”.

Al borde del cierre del despacho, el Premier Guillermo Francos, El Gentleman, cumple con el rol aclaratorio que legitima el apodo que arrastra. «Amanecer».

Porque Francos, Amanecer, aclara. Siempre sale después de la oscuridad. Para aclarar.

Para atenuar precisamente los «desastres seriales» que genera el penúltimo jefe.

O acaso Jaimito II, que suele tomar con ajustada seriedad la equiparación con el personaje del pensador Giuliano Da Empoli.

Uno de los vértices del triángulo de hierro del poder que Jaimito II compone junto a la señora Karina, La Pastelera del Tarot.

Entonces Amanecer se dedica a relativizar el rigor del desplazamiento.

“¿Cómo vamos a acordar con el kirchnerismo?”.

Una barbaridad total, un despropósito.

Amanecer aclara: “acontece que el señor presidente Milei se dispone a preparar su propio proyecto de ficha limpia”.

Con el objetivo superior de erradicar definitivamente el equívoco de la proscripción de La Doctora.

Pero La Intachable no cree aún en las aclaraciones de Amanecer.

Como tampoco las cree aún la sociedad, a la que trata de aclarar por intermedio de las emisiones repetidoras.

La linterna permanente de Amanecer resulta insuficiente para instalar algunos atisbos de luz entre las sospechas crecientemente tenebrosas.

La democracia queda, en el balance, mancillada en su credibilidad.

Institución adolescente de 41 años que admite los arreglos opacos. Los enigmáticos Planes de Canje.

La aprobación peronista del pliego del juez Ariel Lijo, El Jurista de Sarandí, en trueque por el fusilamiento de las PASO (inútiles).

O por el mantenimiento, por otro año, de Martín Menem, El Aprendiz Rápido, en la presidencia de la Pajarera de Diputados.

Aparte, el festival moral de la ficha limpia nunca podrá atravesar tampoco la indemne Pajarera del Senado. Imposible.

Demasiados pajarracos se encuentran aferrados a las ramas tibias de Unión por la Patria.

Aunque varios senadores no valoren, o acaso tampoco estimen, siquiera, a La Doctora.

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