Borges: personal y polémico

Clases en la que comparte el goce y el hábito de ciertos libros. Por Manuel M. Novillo para LA GACETA.

BORGES EN MICHIGAN. Fue selectivo y arbitrario pero su enfoque acotado y dirigido funcionó muy bien. BORGES EN MICHIGAN. Fue selectivo y arbitrario pero su enfoque acotado y dirigido funcionó muy bien.
01 Diciembre 2024

Dando clases y charlas he descubierto algo que quiero compartir: a una audiencia hay que ofrecerle un punto de vista propio sobre el tema que se aborda. Esto no implica forzar interpretaciones tendenciosas ni adoctrinar. Significa ser consciente de que un alumno o un oyente te escucha a vos, porque la asignatura no habla por sí sola, y por eso debés brindarle algo personal si no querés aburrir o cansar.

El curso de literatura argentina que Borges dio en la Universidad de Michigan entre enero y marzo de 1976, y que ahora se publica, evidencia que mi percepción no es original. Él lo expresa, a su manera, cuando afirma que la literatura no se puede enseñar; él, en cambio, mostrará el “goce de ciertos libros, el hábito de ciertos libros”.

Borges repetía esto en sus clases de literatura inglesa en la UBA. Aunque quizás alguno criticara sus gustos ingleses, estoy seguro de que muchos más académicos estarían descontentos con la currícula que eligió para este curso en el extranjero que con sus clases universitarias. En diez encuentros habla de Sarmiento, Ascassubi, Hernández, Almafuerte, Lugones, Groussac y Güiraldes. Contemporáneos suyos como Arlt o Mujica Lainez no aparecen, y mucho menos autores más populares como Cortázar o Walsh. Apenas se sugiere la existencia del fundacional Echeverría porque un alumno pregunta sobre el tema de las cautivas en la gauchesca.

¿Importa que Borges sea selectivo y acaso arbitrario? Creo que no. Al contrario, funciona: a cualquier lector que realmente quiera conocer literatura argentina este libro le encantará. Un dilema que Borges ya vislumbraba, y que hoy plaga la educación superior, se debate aquí: el dilema entre dar el programa más largo y exhaustivo de una disciplina o preferir un enfoque más acotado y dirigido.

Borges opta por lo segundo y siempre despierta interés. La clase sobre Almafuerte es reveladora y profunda, y cuando trata a Sarmiento lo hace con notable familiaridad. Pero es más luminoso que nunca al hablar de Martín Fierro. Alaba la falta de pomposidad del libro central argentino y destaca la sobriedad del autor al elegir palabras que expresan llaneza y pasión. Se complace en que Hernández no intenta ser más gauchesco y, en general, elogia a quien no impone retórica para forzar lo “literario”.

Volver a este Borges, personal, directo y polémico, es la mejor noticia de este excelente tomo.

© LA GACETA

La grandeza de Sarmiento*

Por Jorge Luis Borges

“Si digo que Sarmiento es un gran escritor, debe entenderse de un modo particular, que explicaré inmediatamente. Creo que hay escritores que son grandes en cada línea de su obra. Por ejemplo, Séneca, Emerson, pueden ser grandes en cada línea, cuando lo son. Hay escritores que pueden ser grandes en cada página, y otros que no son grandes en cada página, pero que pueden ser grandes en todo un libro. Y esa grandeza, desordenada pero atlética, es la grandeza de Sarmiento.  

Algo que desconcierta cuando uno lee a Sarmiento es el descuido del orden cronológico. En eso parece adelantarse a los errores más modernos de la literatura. Empieza a contar una historia, se adelante y luego tiene que volver atrás, y eso en libros de historia, que deberían respetar el orden cronológico, que es el más natural. Pero Sarmiento prefería escribir una página nueva a revisar una página antigua. 

Posiblemente pensara menos en el valor que en el efecto de sus páginas. Podríamos decir de él lo que Novalis dice de Lutero: ‘Seine Worte sind halbe Taten’, sus palabras son medias acciones o son la mitad de acciones; lo de mitad podemos suprimirlo y poner: ‘Seine Worte sind Taten’, sus palabras son actos, son acciones”.  

*Fragmento.

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