10 Julio 2024
Recuerdo que, en mi infancia visité esta ciudad y me impactó el brillo de los bronces de su céntrica Casa de Gobierno. Hoy, 40 años después de aquello, presencié cómo utilizaban cepillos de acero para lustrar los metales. Y, con ello, provocaron daños irreparables a las lámparas y los ornamentos de las verjas perimetrales, que son parte de un monumento histórico nacional. Los tiempos han cambiado y los responsables de esas tareas también; desgraciadamente junto al cambio generacional se han olvidado algunas viejas prácticas. Digo esto porque existen formas más simples de limpiarlos sin provocar perjuicios patrimoniales; desde hacer una pasta con bicarbonato y limón, hasta simplemente pasarles la pulpa de las naranjas agrias, para luego utilizar cepillos de cerda y discos de fieltro para hacerlos relucir sin provocar la pérdida de metal. Las rayas y marcas que dejaron en el bronce con esta agresiva limpieza, en poco tiempo perderán su resplandor y se llenarán de hongos y moho que se acumularán y serán cada vez más difíciles de lustrar. Lamentablemente, las consecuencias serán que nunca mis descendientes se maravillarán como yo lo hice de niño al ver esos relucientes bronces.
Marcelo Daniel Castagno
España 229 - S. M. de Tucumán
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