21 Marzo 2024
Una frase del escritor italiano Antonio Tabucchi (1943-2012), la vida es un sueño, la vida es un teatro, la vida es un circo, son las tres grandes representaciones de las vicisitudes humanas y también tres axiomas que comprenden la política y a sus gobernantes. Los reclamos de la llamada clase pasiva continúan sin estar en la agenda prioritaria del Gobierno; aun más, a sus magros ingresos se suma un desaprensivo ajuste en aras de un equilibrio fiscal llamado a ser una eterna variable, con ingresos vergonzantes y degradantes. Un símbolo de la tragedia del hombre corriente que ha cumplido su ciclo laboral en un sistema que lo aniquila y discurre de la inutilidad del sacrificio. Los jubilados no tienen quien les escriba, tampoco quien los escuche; es una analogía de la novela de García Márquez, una analogía sobre la entereza y la esperanza de un coronel que con varias décadas en su haber espera en vano la llegada de su pensión desde hace numerosos años, y cuya naturaleza es el símbolo flemático de la calma y de una infinita paciencia de buey. Las súplicas de esta sacrificada y vapuleada franja etaria por una vida más decorosa y digna para sobrevivir a sus exiguos emolumentos se ha convertido en una leyenda e interminable cruzada. Como diría un eximio orador y también poeta: allá va el anciano endeble más doblado por las penas que por los años, avanza clavando la mirada en el suelo, las grietas del peñasco no son más hondas que sus arrugas y las barbas nítidamente blancas han sido presa de las impurezas del tiempo, profanando aquella eucaristía de la senectud y del dolor, y cuyos ojos cansados, absortos, se abren ante la vida en una mirada como pueden ser sus penurias y privaciones. Solo basta con decir que los sufrimientos morales pesan más que los sufrimientos físicos.
Alfonso Giacobbe
24 de Septiembre 290 - S. M. de Tucumán
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