Atlético Tucumán está obligado a mirar el aspecto emocional

Atlético Tucumán está obligado a mirar el aspecto emocional

Sava deberá prestar atención a cuestiones más allá de lo futbolístico; en el último tiempo, cuando el “decano” recibió el primer gol casi siempre perdió

RECUERDO. El 15 de junio del 2022 fue la última vez que Atlético dio vuelta un resultado; fue 2-1 gracias a un doblete de Ramiro Carrera. Foto: Franco Vera RECUERDO. El 15 de junio del 2022 fue la última vez que Atlético dio vuelta un resultado; fue 2-1 gracias a un doblete de Ramiro Carrera. Foto: Franco Vera

Ganar un partido sobre la hora o en inferioridad numérica, vencer al clásico rival, pegar un batacazo o dar vuelta un resultado, quizás sean las victorias que se festejan casi como un título dentro del ámbito futbolístico. Son situaciones que elevan las pulsaciones a mil y que muchas veces sirven como un desahogo. Eso necesita Atlético Tucumán.

Necesita algo así para volver a sentirse vivo; a pleno. Apelar a la memoria emocional, es decir, revivir esa información que se encuentra en nuestro sistema de modo duradero debido al acompañamiento de emociones parece ser la gran obligación. Pese a ello, mientras pasan los partidos, el equipo parece ir olvidándose de festejar. No gana y ni siquiera puede hacer goles (ya pasaron 730 minutos desde el tanto de Mateo Coronel a Rosario Central, en la primera fecha de la Copa de la Liga Profesional).

De todas maneras, esto no parece ser lo más traumático. El equipo, independientemente de quién sea el entrenador (ya estuvieron Favio Orsi y Sergio Gómez, Diego Barrado, y ahora Facundo Sava) tiene una debilidad, puede estar jugando bien o mal, pero cuando le convierten un gol se muestra incapaz de reponerse.

Por lo menos eso dicen las estadísticas. La última vez que el “decano” pudo celebrar que dio vuelta un resultado fue en junio de 2022. Aquella tarde en el Monumental, Lanús había comenzado ganando gracias al gol de Lucas Varaldo. Sin embargo, en el complemento, Ramiro Carrera marcó un doblete que permitió que los tres puntos pudieran quedarse en Tucumán.

Desde ese 15 de junio, Atlético disputó 77 partidos de los cuales en 28 ocasiones comenzó perdiendo. De los juegos en los que recibió el primer gol, el “decano” sólo pudo rescatar un punto en nueve; en los otros 19 partidos empezó y terminó perdiendo.

Como si todo esto fuera poco, al igual que el miércoles contra Banfield que dominó el partido hasta el primer tanto del “taladro”, en varios de esos choques había estado jugando mejor hasta el momento en que recibió el golpe, que a la postre fue de nocaut.

Lo habitual en los partidos de fútbol es que un equipo “con actitud” sea capaz de llevarse puesto a su rival, aún en inferioridad técnica y hasta física. Existe un convencimiento interior que les permite a los jugadores obtener mejores resultados a los esperados. Es que, así como existe una habilidad para hacer las cosas, también hay una habilidad emocional que se activa cada vez que los jugadores entran al campo de jugo.

Eso que llamamos “inteligencia emocional” es vital a la hora de encarar cualquier proceso (o partido, en este caso). Por eso cada vez más técnicos la tienen en cuenta y, aún en forma informal, la ponen en práctica con estrategias para sacarle provecho, por ejemplo, con psicólogos dentro del staff técnico.

Curiosamente, en el momento en el que el “decano” pudo dar vuelta ese resultado ante el “granate”, había dos figuras -cada vez más integradas a los cuerpos técnicos- trabajando junto al plantel. El psicólogo José Blunda y el coach Ignacio Bossi.

“Recorremos el vestuario y lugares comunes y buscamos detectar situaciones mediante el diálogo algo que yo llamo ‘de contrabando’. A partir de ahí trabajamos individual y colectivamente”, le había dicho Bossi a LA GACETA en esos días.

De hecho, el mes de julio de ese recordado 2022 fue perfecto para el “decano” que había enlazado una racha histórica de seis triunfos consecutivos y la buena racha duró hasta algunas semanas después que Blunda y Bossi trabajaron en el club.

La llegada de Sava a Tucumán seguramente vuelva a involucrar la psicología y el coaching en el mundo “decano” (vale aclarar que  Dolores Cossio,  Antonio Ruiz Riera y Florencia Casal son los coach que trabajan en Atlético, pero sólo actúan en Reserva y Divisiones Formativas). De hecho, el nuevo entrenador “decano” es psicólogo social, en tanto que su esposa es psicóloga. Por ese motivo, esta disciplina estaría presente en el día a día del DT.

La psicología deportiva contribuye a desarrollar las capacidades cognitivas y a trabajar las emociones que afectan al deportista e intervienen en la práctica misma de cada especialidad. Es cada vez más esencial para el alto rendimiento, y se trata de un trabajo sobre la fortaleza mental y la confianza de los deportistas que en algunos casos son avasalladas por la presión que ejercen los medios, las redes sociales, los fanáticos y hasta los propios familiares. Por eso se puede asegurar que este aspecto no es un dato menor.

“Aprendí a manejar esas situaciones (la presión traducida en insultos) trabajando con profesionales, pero llega un momento en el que cansa. Yo también soy un ser humano”, declaró Marcelo Estigarribia hace algunos días. “Chelo” es uno de los delanteros que más jugó durante el torneo, sin embargo lleva 11 partidos sin convertir goles.

Posiblemente, conociendo estas declaraciones (o tal vez fue algo hablado durante los entrenamientos), durante la última conferencia de prensa, Sava se refirió a este aspecto. “Cuando yo pasaba un día sin convertir, me ponía nervioso. Leí un artículo de Gabriel Batistuta que decía que cuando a él le pasaba eso se ponía a jugar con los compañeros y que después el gol llegaba. Son cosas que hay que trabajarlas, tener paciencia, familiarizarse con el área chica, con la red... Hay que patear al arco después de los entrenamientos aún sin arqueros. Todo es trabajo”, explicó el entrenador “decano”.

Por una cuestión logística, el plantel de Atlético viajó hoy a Córdoba para esperar el partido del domingo. Por lo general, las concentraciones tienen alrededor de 24 horas de duración, pero en este caso la estadía en La Docta tendrá poco más de 50 y servirá para que los jugadores y el cuerpo técnico terminen de integrarse, y sobre todo para que Sava pueda trabajar en lo anímico.

“Todo es cuestión de trabajo”, había enunciado el DT. Pero el “decano” necesita ir por parte. Necesita ganar para sumar confianza y volver a creer en sí mismo, pero para que los tres puntos vuelen a Tucumán, tendrá que mejorar la puntería (en los últimos dos partidos hizo 44 remates al arco y no marcó) y volver al tan ansiado gol, sin importar el autor.

Ese grito, esos abrazos, pueden terminar con este maleficio que lo atormenta desde hace algunos meses y que necesita cortar cuanto antes.

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