San Martín de Tucumán: el “verde” ahogó los planes de un equipo que empezaba a consolidarse

San Martín de Tucumán: el “verde” ahogó los planes de un equipo que empezaba a consolidarse

El conjunto de Caballito leyó a la perfección lo que pedía el partido y cortó la buena racha de San Martín de Tucumán.

SIN RESPUESTAS. Flores no encontró la fórmula para quebrar a Ferro, equipo que expuso las falencias de sus dirigidos. Foto de Diego Aráoz/LA GACETA. SIN RESPUESTAS. Flores no encontró la fórmula para quebrar a Ferro, equipo que expuso las falencias de sus dirigidos. Foto de Diego Aráoz/LA GACETA.

Nadie se imaginaba este desenlace en La Ciudadela. San Martín de Tucumán venía de ganar en sus dos primeros partidos y estaba ante la posibilidad de ser único líder; mientras que a contrapartida Ferro todavía no había podido sumar y se mantenía en los últimos puestos.

“No hay que subestimar al rival”, es una frase que se utiliza bastante en la jerga del fútbol al referirse a un equipo que no viene bien. Justamente eso hizo el “santo”. Se confió de su bien momento y lo pagó caro.

Diego Flores no encontró respuestas a la presión del “ferroviario” y entró en lo que proponía el rival, eso si, con un poco de colaboración del árbitro Franco Acita. Los dirigidos por Jorge Cordon demoraron mucho el juego y ante el nerviosismo de San Martín por estirar el marcador, los de Caballito liquidaron la historia con Gerónimo Tomasetti.

Ahora bien, con este resultado negativo surgen varias interrogantes: ¿En qué falló San Martín?, ¿Se relajó por el buen momento?, ¿Llega a tiempo este golpe de realidad?, ¿Planteó mal el partido?.

En la previa al duelo con Ferro, Flores no cambió demasiado los nombres ni el esquema. La única modificación fue el ingreso de Tiago Peñalba por el sancionado Gonzalo Bettini. En tanto que repitió el tradicional 4-3-3, con Iván Molinas y Mauro Verón como los extremos.

Sin embargo, en la vereda del frente, estaba un golpeado Ferro que buscaba dar la sorpresa con la misma táctica del local, pero que mutaba a un 4-4-2, según las necesidades del partido. Los de Caballito estuvieron más rápidos y ahogaron a la defensa con la presión alta. De esa manera, llegó la igualdad “verdolaga”.

Darío Sand quiso salir jugando con la pelota en los pies y se la entregó al delantero Mateo Levato, quien evadió a Juan Orellana y marcó sin problemas para el 1 a 1.

Ese gol que generó confusión, golpeó fuerte los cimientos de La Ciudadela y tiró por la borda lo realizado por Nahuel Banegas y Junior Arias. El lateral izquierdo había recibido una muy buena pelota de Leonardo Monje y habilitó al delantero uruguayo, que se sacó la “mufa” tras disputar 270 minutos con la camiseta de San Martín.

Lo cierto es que esa presión constante cambió por completo los planes de Flores. Por momentos se volvía un 3-1-5-1 para romper el bloque defensivo del rival y sin la pelota se generaba la tradicional línea de cinco en el fondo. Pero, la necesidad de volver a ponerse en ventaja provocó muchos espacios en los últimos tres cuartos.

Los centrales tuvieron demasiado trabajo. Ferro atacaba con muchos hombres y Orellana no encontró la salida. El defensor se dejó llevar por la situación, fue vehemente en las faltas y como resultado dejó al equipo con uno menos.

El ingreso de Lautaro Fedele, el cambio de bandas con Iván Molinas y Juan Cuevas parado como extremo, no fueron suficientes. Esta derrota se transmite como un golpe de realidad que invita a seguir trabajando y a no bajar la guardia.

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