El troleo a Milei: cuando la ficción se confunde con la realidad

El troleo a Milei: cuando la ficción se confunde con la realidad

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La mentira no es nueva. Es tan vieja que hay que remontarse a los tiempos bíblicos del Génesis para conocer su raíz. Según la narrativa, la serpiente engaña a Eva persuadiéndola de comer del fruto prohibido del árbol del conocimiento del bien y del mal. Así lo recordaba el papa Francisco hace cinco años: “Fue, en los albores de la humanidad, la artífice de la primera fake news, que llevó a las trágicas consecuencias del pecado”. Y en esta era, cientos de miles de años después, las noticias o las publicaciones engañosas abundan en las redes sociales. Una de las últimas víctimas de renombre de estos contenidos fraudulentos fue el presidente Javier Milei, un usuario que suele navegar de manera constante en “X”, el ex Twitter que quedó en manos del magnate Elon Musk en octubre de 2022.

“Presidente Milei, yo también tengo más años de estudio económico que usted. Licenciatura y doctorado en Economía. Investigador adjunto del Conicet. Investigador titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la UBA. Dos veces gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Y no me apañó ningún empresario”, fue la publicación que escribieron desde @Kicilloveok, una cuenta falsa del mandatario bonaerense Axel Kicillof, el domingo 14 de enero. En la misma biografía, una descripción personal breve (de hasta 160 caracteres) que aparece en el perfil y sirve para caracterizarse en X, aclara que se trata de un “fake”. Sin embargo, el propio Presidente cayó.

Milei, quien prefiere no tener intermediarios y usar personalmente esta red social, leyó palabra por palabra y creyó que venían del ex ministro de Economía del kirchnerismo, a quien más de una vez le manifestó públicamente sus diferencias en cuestiones políticas e ideológicas. La respuesta fue áspera. Remarcó algunos datos de la gestión del actual gobernador bonaerense a los que consideró desacertados y le expresó que “sus diversos títulos no han ayudado a que los argentinos puedan vivir mejor, sino todo lo contrario”. “Es más, me parece que exageró en el cariño a la parte mala de la biblioteca, esa que no es parte de la solución sino del problema”, cerró en su réplica.

El mensaje del jefe de Estado se viralizó en pocos minutos. Los medios de comunicación no tardaron en advertir que le había contestado a un usuario que sólo buscaba likes. Milei no se arrepintió y decidió no borrar el posteo. Fue más a fondo con una curiosa aclaración: “Es que en rigor a la verdad, lo dicho en la cuenta fake es una tontería que bien podría haber dicho el verdadero sin duda”.

El mundo del troleo

Estos engaños se volvieron un fenómeno inevitable en internet. Se trata de cuentas con perfiles que pretenden ser otra persona, comúnmente alguien famoso, con el objetivo de obtener seguidores que piensen estar siguiendo a la persona real. Esta práctica se lleva a cabo por diversión, con intenciones molestas o con la finalidad de vender posteriormente la cuenta a un tercero. Este nuevo propietario cambiará el nombre de la cuenta y se beneficiará de la ya existente base de miles de seguidores.

La Fundación del Español Urgente (Fundéu) explica que el sustantivo trol, adaptación de la voz noruega troll, dio lugar a las formas derivadas trolear y troleo, empleadas en un principio en el mundo digital para referirse a la acción y al efecto de intervenir en un foro digital con el objetivo de generar polémica, ofender y provocar de modo malintencionado a los demás usuarios. También, de acuerdo a la Fundéu, se documentan usos con significados próximos como “molestar, cansar o enfadar” y, especialmente, “tomar el pelo, vacilar o gastar una broma, por lo general pesada”.

La historia nos muestra que la desinformación puede tener consecuencias tangibles: uno de los casos más recordados fue el que llevó a una empresa norteamericana a tener pérdidas millonarias en noviembre de 2022. “Nos complace anunciar que la insulina es gratis ahora”, fue el anuncio en Twitter que hizo la farmacéutica Eli Lilly, la cual era señalada en ese momento por el valor por el que comercializaba el regulador glucémico. El problema fue que el mensaje no era específicamente de Eli Lilly, sino una cuenta falsa con ese nombre, verificada con la tilde azul. El tuit se viralizó en cuestión de minutos y las acciones de la compañía se desplomaron.

Esta fue una de las consecuencias que trajo en aquel entonces “Twitter Blue”, un servicio de suscripción Premium impulsado por Musk al que se accedía por apenas U$S8. Por esa suma, se accedía a la verificación y a otras funciones especiales. La plataforma del pajarito se había transformado en un refugio de estafadores a tal punto que el CEO de Meta, Mark Zuckerberg, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden y su antecesor Donald Trump, también tuvieron sus perfiles ilegítimos.

En un mundo cada vez más digitalizado, la línea entre la realidad y la ficción se vuelve cada vez más delgada. Es crucial fomentar la educación digital y promover la conciencia sobre los peligros de la desinformación online. Solo así se podrá construir una sociedad digital más resiliente y resistente a estas trampas. En última instancia, la responsabilidad recae en cada uno para discernir entre lo auténtico y lo falso en este vasto océano de datos.

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