Avenida Solano Vera: las inundaciones y el paso del sulky para ir al cine quedaron en la memoria

Avenida Solano Vera: las inundaciones y el paso del sulky para ir al cine quedaron en la memoria

Galvez recuerda que en los años 50 pasaban muy pocos autos por la avenida; la mayoría eran carros.

SIEMPRE PRESENTES. Los carros forman parte del paisaje desde hace años. SIEMPRE PRESENTES. Los carros forman parte del paisaje desde hace años. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIOS.
12 Noviembre 2023

Aquellos vecinos que crecieron en los alrededores de la Solano Vera tienen grabado en la memoria las tardes de juego, la tranquilidad y los paisajes. José Joaquín Galvez, de 80 años, recuerda que a principio de los años 50 la avenida era un camino de tierra con huellas que dejaban los carros que pasaban por allí de vez en cuando.

“Solo existían cinco automóviles y seis camiones. Luego fueron apareciendo algunos tractores de muy baja potencia. Fue por esos tiempos que asfaltaron la avenida cometiendo lo que, a mi parecer, fue un grave error: el nivel que se le dio a la calzada es ligeramente superior al de la zona colindante hacia el oeste. Es decir, se formaba un dique de unos 1.000 metros que, en épocas de lluvia, a pesar de que la arteria contaba con un buen alcantarillado a ambos lados, estos desagües colapsaban”, rememora José, más conocido por los vecinos como “Pepe”.

“En consecuencia, se inundaba la avenida: el agua y el barro cubrían todo desde el primer semáforo hasta una cuadra después de la Plaza Vieja. A veces había hasta un metro de agua y se registraban múltiples daños en las casas, los muebles, los animales de corral. Mientras duraban las crecientes, no había forma de salir de las viviendas”, describe. Y agrega, con una sonrisa pícara, que nos los niños gozaban a lo grande: “construíamos balsas con cualquier material que flotara y navegábamos dos o tres cuadras”.

De su juventud, tiene múltiples recuerdos que están muy lejos del continuo ruido que producen en la actualidad las miles de motos y otros vehículos que circulan por la avenida. “De noche era un silencio absoluto, a veces interrumpido por alguna jardinera de los agricultores que iban o volvían del mercado”, apunta.

“Los sábados a la noche sabíamos la hora sin mirar el reloj. Bastaba con escuchar el ruido de los sulkys que, infaltablemente, desde la Rinconada conducían a los espectadores a ver las películas que pasaban en el cine Astral (frente al Mástil). El silencio a veces también era interrumpido por los acordes de la música bailable del Gordo Villalba, que invitaba a los más jóvenes a la diversión”, añade.

Con un tono de nostalgia, confiesa que nunca se imaginaron la explosión demográfica que hoy se vive en la zona. Piensa que nadie lo tenía previsto y que, por eso, no se exigieron a tiempo retranqueos en las construcciones, los cuales hoy permitirían resolver las necesidades de una venida cuya capacidad fue totalmente superada.

“A pesar de que se está trabajando mucho en aliviar el tránsito en la avenida, habilitando y adecuando otras vías adyacentes, aún hay mucho por realizar”, sostiene. Y hace algunos aportes al respecto: “antes, la calle San Martín, desde la avenida Aconquija, tenía salida directa a la rotonda de la ruta 38, en San Pablo. Pero hoy está cerrada por intereses particulares. Otra sugerencia es la calle Cristo Rey, que conecta la Solano Vera con la ruta 301 en El Manantial. Sería una gran vía de alivio a la avenida, ya que absorbería parte del tráfico originado en los múltiples barrios privados de la Rinconada y de San Pablo, sin pasar por Yerba Buena”.

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