Massa y Milei: ¿los malos alumnos de TikTok?

Massa y Milei: ¿los malos alumnos de TikTok?

Acabamos de vivir la primera elección presidencial en tiempos de la red social china.

Massa y Milei: ¿los malos alumnos de TikTok?

Acabamos de vivir la primera elección presidencial en tiempos de TikTok. Cada cuatro años una nueva red social se apodera del ring mediático y allí los candidatos se miden con nuevas reglas. Ahora fue el momento de esta plataforma que conocimos durante la pandemia la que aún sigue generando polémica, porque nació lejos del reino tecnológico del Silicon Valley y mostró récords de crecimiento en poco tiempo.

Y con cada etapa aparecen las nuevas fórmulas para “triunfar” en las redes sociales. Supuestas fórmulas, claro, porque los algoritmos son casi cajas negras indescifrables para el común de la gente. Cientos de influencers hoy las presumen, las comercializan. Sin embargo, ninguna de ellas asegura el éxito del crecimiento de una cuenta. Además, por fuera de estos manuales circulan otros procesos más complejos y alejados de los algoritmos, más cercanos a sensibilidades de quienes terminan catalogados como seguidores o fans.

Algunos de estos últimos procesos potenció la campaña en redes de Javier Milei. Al candidato libertario le atribuyeron ser la figura que llegó a los más jóvenes a través de las redes sociales. Sin embargo, ni él ni su equipo parecieron seguir esas supuestas fórmulas para conseguir el exitoso alcance. Un alcance que logró en poco tiempo, un proceso disruptivo que, como su emergencia en el campo político, sorprendió a todos.

Milei fue quien llegó al 22 de octubre con más seguidores en las redes sociales más populares. En todas las plataformas donde el video es el rey, el economista superó ampliamente a sus principales adversarios de la contienda electoral. Sus cifras fueron millonarias, literalmente: en TikTok contaba con 1.400.000 seguidores, en Youtube más de 1.010.000 y en Instagram, más de 2.900.000. Milei y su equipo entendieron que en estas plataformas estaban los votantes más jóvenes, aquellos menores de 29 años que para esta elección conformaron un tercio del padrón electoral.

Sergio Massa, en cambio, fue el candidato con cifras más pobres de los tres más votados. En TikTok apenas contaba con 127.000 seguidores, en Youtube tenía 32.000 y en Instagram, un poco más de 317.000. Es decir, en casi todas redes, el candidato de Unión por la Patria apenas ostentó un 10 por ciento de las cifras de Milei. Por cada seguidor que tenía Massa, su adversario tenía 10.

Bullrich, que no entró al balotaje, cosechó mejores números que el ministro de Economía, pero estuvo lejos de las cifras del candidato de La Libertad Avanza. Logró juntar 257.000 seguidores en TikTok, 27.000 en Youtube y 605.000 en Instagram.

Milei además no se preocupó por verificar su cuenta de TikTok. Tampoco por producir cientos de videos en su carrera presidencial. De hecho, desde mayo, cuando confirmó su fórmula junto a Victoria Villarruel, solo publicó nueve videos cortos. El equipo de Massa, en cambio, hizo todo lo posible para “instalar” al dirigente en la plataforma de moda, con más de 100 publicaciones desde la creación de la cuenta. Pero el ministro llegó tarde a la plataforma: creó su cuenta en esta red social en julio de este año, pocas semanas después de que fuera confirmado como el candidato ungido por el oficialismo.

Si las fórmulas funcionaran realmente, Bullrich tendría que haber sido la ganadora de la elección. Ella fue la decana en TikTok. Creó su cuenta en mayo de 2020 y fue una de las primeras políticas en aprovechar el formato de video corto desde que la plataforma se hizo conocida. Desde entonces, ha publicado más de 330 y los últimos, ya en tono de campaña presidencial, se destacaron del resto por tener mayor producción, miniaturas, descripciones y las supuestas fórmulas para tener éxito en reproducciones. Pero TikTok no le alcanzó a Bullrich.

Massa y Milei no hicieron los deberes que dictan los expertos sobre el volumen, la continuidad y la insistencia para crecer en las redes. El primero se acordó tarde de los más jóvenes y el segundo delegó en terceros su expansión digital. Fueron malos alumnos frente a las fórmulas. Sin embargo, ambos candidatos fueron los más populares. Uno se quedó con los votos y el segundo con los seguidores.

La primera campaña de TikTok nos enseña que no hay fórmulas para ganar una elección ni para conquistar al votante. Existe más bien una trama social capaz de expandirlo todo y volverlo criptográfico a la vez. Un laberinto al que quizás recién nos asomamos y al que tenemos un poco menos de un mes para conocer en profundidad.

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