La camuflada devaluación puede alentar a la inflación

La camuflada devaluación puede alentar a la inflación

Según el economista Eduardo Robinson, el Gobierno recarga de impuesto la compra de dólares, pero no evitará las consecuencias.

La camuflada devaluación puede alentar a la inflación REUTERS

La desaceleración inflacionaria está en riesgo a partir del efecto de las medidas anunciadas por el ministro de Economía, Sergio Massa, para robustecer las reservas internacionales del Banco Central, alinear a la Argentina dentro de las metas pactadas con el FMI y agregar impuestos a las importaciones. Las consultoras privadas creen que ese impacto se observará en agosto, cuando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) volverá a la zona del 7,5% al 8% mensual, tomando como referencia que aquellas decisiones agregarán dos puntos porcentuales a la inflación. Particularmente, en esta senda de alza sostenida de precios, el sector privado toma como referencia el valor del dólar “blue” que marcará el ritmo de la inflación, ya que a los empresarios les resultará difícil reponer mercadería con una cotización superior a los $ 550 por unidad.

Según el economista Eduardo Robinson, el devenir de la macroeconómica argentina y la falta de un programa consistente, hace que las medidas que se toman no están orientadas a estabilizar los precios, impulsar el crecimiento, elevar la competitividad, entre otros aspectos, sino para evitar que la crisis se profundice.

En este contexto se enmarcan las medidas que tomó el gobierno el último fin de semana. “Inducir una devaluación camuflada con impuestos. Recargar impuestos a la compra de dólares equivale a devaluar”, afirma el consultor a LA GACETA. Para evitar la devaluación, lisa y llana el gobierno la disfraza con impuestos, pero no podrá camuflar las consecuencias: devaluar, en este contexto económico caracterizado por la falta de reservas, por la incertidumbre política y desequilibrios monetario y fiscal, impactará en la ya elevada inflación. “El dólar más caro para las importaciones y para las exportaciones, en las cuales se incluyó el maíz que sirve de insumo básico para la alimentación de toda la cadena cárnica, repercutirá en los precios”, advierte Robinson.

El Instituto para el Desarrollo Empresarial Argentino (IDEA) advirtió que los cambios de alícuotas y la imposición de nuevos gravámenes atentan contra dos de los principales problemas que condicionan el crecimiento de la economía argentina desde hace tiempo: los cambios permanentes de las reglas de juego (esta medida afecta contratos ya establecidos) y la altísima presión fiscal. “La escasez de reservas internacionales permanecerá mientras no se genere confianza. El punto de arranque de este largo proceso es el diseño y comunicación de un plan económico integral, que aborde la reducción de un gasto público alto, ineficiente, y hoy, infinanciable. Medidas como las tomadas por el Gobierno en el día de ayer sólo contribuyen a agravar las inconsistencias macroeconómicas, sin atacar la raíz del problema”, indica la entidad que representa a más de 500 empresas de todos los sectores y tamaños, desde multinacionales hasta pequeñas y medianas empresas (PyME).

Según los analistas, el gobierno a en este último tramo de una gestión opta por desentenderse de la inflación y prioriza el nivel de actividad. Pero, con el encarecimiento del dólar también resentirá el nivel de actividad económica al desalentar las importaciones. Si hay que importar más caro, eso se trasladará a los precios internos, completa Robinson. Por lo tanto, agrega, con expectativas de más inflación, las presiones contra el dólar seguirán al tiempo que no se disipará la incertidumbre electoral que suma fuerza a la dolarización.

“Si bien, la recarga de impuestos a la cotización del dólar puede contribuir a un cierto alivio fiscal, no es demasiado relevante, por lo tanto, no se corrige ningún desequilibrio sólo se trata de comprar algo de tiempo para evitar que continué acelerándose la debilidad de las reservas internacionales”, señala el economista.

Continuidad de la crisis

La pregunta es cuánto incidirá la devaluación en las expectativas inflacionarias. En ese aspecto, Robinson considera que, si bien puede haber, por ejemplo en el precio de la carne vacuna, algún alivio transitorio en la medida que siga incrementándose la oferta, dado que el costo del maíz sube por el dólar diferencial de $ 340, el resto de los bienes y servicios incorporarán la devaluación.

“El problema es que con más inflación y si el gobierno puede evitar que las cotizaciones de los dólares financieros se mantengan relativamente estables, se incrementarán las expectativas de devaluación, esto es, el dólar empezará a abaratarse lo que incentivará la demanda. Es decir, las medidas no resuelven nada de fondo. Sólo evitan entrar en cesación de pagos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que a su vez evita ser el detonante de un agravamiento de la crisis”, finaliza el economista.

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