Empezaron a bailar en el catamarán después de las 4

Empezaron a bailar en el catamarán después de las 4

Clausuraron el festejo a la mañana por la venta de bebidas alcohólicas.

EN EL PUERTO. El Catamarán zarpó cerca de las 5 con unos 50 pasajeros.  LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO EN EL PUERTO. El Catamarán zarpó cerca de las 5 con unos 50 pasajeros. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
02 Enero 2008
Los motores del navío se encendieron después de las 4. La música Techno comenzó a sonar a pesar de que el viento y las olas sacudían la nave. En el catamarán Arquímides se realizó una fiesta para celebrar el Año Nuevo. A bordo del barco, que navegó por el dique El Cadillal, se vendieron bebidas alcohólicas y se montaron equipos de sonido y de iluminación.
Alrededor de 50 personas participaron de este festejo, que se realizó bajo un cielo estrellado. “Me enteré por mi cuñado, David Alperovich. Ellos organizaban la fiesta. Yo también invité a gente conocida. La ley de las 4 me parece mmm... no me parece. Acá vine con mis amigas Claudia, Silvia y Dani”, comentó Celeste Albornoz, de 20 años.
Alperovich, el organizador del evento, explicó que la idea de festejar el Año Nuevo en el Arquímedes era mostrar la embarcación como un salón de fiestas alternativo a los que hay en la ciudad.
“No quisimos hacer mucha publicidad de la fiesta porque aquí se hace todo al revés”, dijo haciendo referencia a que el festejo podía ser clausurado. Efectivamente, conseguir una entrada no fue una tarea sencilla: las entradas se vendieron por adelantado en un ciber de barrio Norte y costaron $ 15. Los participantes relataron que tuvieron que ir al local, que parecía estar cerrado, y tocar el timbre. Cuando les abrían la puerta les preguntaban de parte de quién iban a comprar la entrada y ahí concluía el trámite.
Jorge Rodríguez, capitán del catamarán, estuvo dudando hasta último momento sobre si zarparía o no. Es que el viento producía mucho oleaje y este movimiento podía ser peligroso para la nave y sus pasajeros. La otra opción era realizar el festejo en el puerto. Sin embargo, alrededor de las 5, la embarcación soltó amarras ya que las olas habían mermado su intensidad. Cuando se le consultó acerca de los controles que realiza el IPLA, el hombre respondió: “estoy tranquilo; no tomo ni fumo”.
Pocas horas después, la fiesta fue clausurada por el IPLA porque, según su titular, Alejandra Risso Patrón, estaban viendiendo bebidas alcohólicas.

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