No soportan a Riquelme, pero no lo dicen

No soportan a Riquelme, pero no lo dicen

Varios integrantes de Boca están cansados de los privilegios de Román.

Cáceres. Cáceres.
09 Octubre 2008

BUENOS AIRES.- Cuando los grabadores se apagan, en confianza, muchos jugadores de Boca se animan a hablar de un tema "tabú": el fastidio que generan las actitudes de Juan Román Riquelme en el seno del plantel. Las declaraciones de Julio César Cáceres no son aisladas ni caprichosas: reflejan el pensamiento de buena parte del grupo.
Algo es innegable: Riquelme nunca fue un líder integrador, su forma de ser no encaja con la de caudillo. Por el contrario, ejerce una autoridad muy fuerte a partir de sus condiciones futbolísticas, de su trayectoria y del salario que gana (tres millones de euros anuales), pero la mayoría de las veces que habla en el vestuario provoca un terremoto interno. Esas crisis suelen pasar inadvertidas cuando el equipo marcha bien, pero ahora, en un momento de resultados flacos, estalló el cabaret.
Son tres los referentes del plantel de Boca: Riquelme, Martín Palermo y Hugo Ibarra. Con el goleador fuera de combate por una lesión, y el formoseño apegado a su tradicional perfil bajo, a Román le quedó servida la mesa para mandar. Y manda, a su manera.
Con Palermo no son amigos (al delantero no le cayó bien cuando Riquelme le bajó el pulgar al "mellizo" Barros Schelotto para el cargo de técnico), pero mantienen una respetuosa convivencia. Distinto es el caso de Ibarra, al que Román reconoce como uno de los pocos compañeros con los que entabló una relación más allá del fútbol. El otro es Marcelo Delgado.
¿Qué molesta de Riquelme en el plantel? "Que llegue más tarde a una práctica o que no siempre baje a cenar en una concentración. A Caranta no le gustó que Román, en el verano, señalara a Carrizo como el mejor arquero del país", publicó el diario "Olé".
Son públicas las diferencias de Riquelme con el arquero, tal como había ocurrido con Pablo Migliore, con quien discutió durante el entretiempo del partido con Fluminense. También se sabe que Román no quiere en el equipo ni a Cáceres ni a Morel Rodríguez, por lo que no deben sorprender los comentarios que hizo el zaguero paraguayo.
Algo está claro: a pocos días del clásico con River, el vestuario de Boca está en ebullición. ¿Será capaz Carlos Ischia de calmar los ánimos y recuperar el equipo para ganar en Núñez? (Especial)

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